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Cacerolazos, lógicas políticas y respuestas:




Podemos decir sin miedo que llegado a cierto punto, hay una clara ventaja para explicar el pasado con ciertas garantías retóricas, a eso lo llaman relato. Cada sector político tiene su relato. La obsesión por los “relatos” ha sido algo divertido, como una fase posterior a lo que sería las sociedades totalitarias, los discursos pugnan por ser la unidad perdida, “la tierra prometida”, “la nueva argentina”, “el granero del mundo”, o tantas otras versiones. A esto luego se le sumo la información que tiene de alguna manera que apuntalar el relato.

¿Podríamos dejar de pensar un segundo en la historia? Podríamos, cuando hacemos esto dejamos de lado las razones buenas o malas para hacer lo que se hace y pasamos a la idea más concreta de las demandas y las prerrogativas de los grupos. Es cierto que hay una polarización pero también es cierto que hay una gran incomprensión siquiera estratégica de ambas partes. ¿Hasta cuando pensaremos que estos fenómenos se nos presentarán de una forma de esquizofrenia? No puede pensarse llegado a cierto punto que muchas cosas quedan por resolverse en el vacío. Lo que ocurre en todo caso es que hay que interpretar razones, y en estas primero esta la definición del modelo, los valores que sostiene. Segundo está como siempre la pelea siempre en abstracto de quién tiene que dirigir la economía y quien puede hacerlo, ¿cuáles son los límites? Muchas veces se piensa que el consumo no es la pauta fundamental para medir el desarrollo de un país, pero argentina que muchas veces sufre grandes baches en sus ciclos termina por hacer esto. Cuando ve que el consumo se retrae sale inmediatamente a buscar un desahogo.

¿Por qué la pelea inflacionaria tiene mucho que ver con la argentina invertebrada? Bueno en parte tiene que ver con la idea seria de que grandes grupos económicos forman parte del capital internacional, es la bella contradicción de decir orgullosamente, “Arcor, Techint, etc. son multinacionales”. Suelen ser estas una parte más, una pata más de esa contradictoria idea de la alianza de clases. Luego están muchos otros problemas, muchos de cuales son demasiado técnicos, algunos de los cuales en suma las élites no quiere resolver o no pueden resolver. No habría que ruborizarse ante tales ideas. Es curioso que esto se vea así, porque tenemos tantas visiones que quieren apelar desde falsos pluralismos a falsas diversidades.

Podemos decir hoy que el PJ es una fuerza en disputa es por lo menos divertido ver a los principistas como Gargarella y los “cínicos” como Jorge Asís, pensar en cosas tan disímiles que uno se pregunta si realmente no estamos pensando mal en argentina. Pensar mal no quiere decir ser bueno ni malos. Cuando pensamos en esto por ejemplo nos cuesta pensar qué queremos consumir. Cuando pensamos que ciertas formas de consumo son bastante fugaces, cuando pensamos que el confort es para unos pocos podemos entender algunas razones de protesta. Cuando no entendemos que en todos los partidos de la democracia por ejemplo hay componentes de todas las clases sociales. Cuando negamos en suma que las combinaciones pueden ser casi irreales pero existen. ¿Cómo no pensar en Argentina y a la vez negar su historia?

Si alguien se pregunta por el empuje de la clase media, podría analizarla desde muchos lugares. La clase media en su historia, sólo tuvo su partido “puro” en la UCR de Yrigoyen, la fase alvearista una reacción propia del termidor fue la base de ese anti-personalismo que hizo pedacitos a los “self-made man”. Ahora bien tenemos que ser hipócritas si pensamos que las tareas de la política son meras fintas estéticas. Las clases medias fueron las que terminaron mal acostumbradas por los medios en general. La seguridad de una pequeña propiedad, de cierta cantidad de bienes poco tiene que ver con la economía en general. El terror mediático, y el capricho generan cosas que debilitan no sólo a los partidos sino a la capacidad de organizarse. La clase media que no tiene un programa más que matar a CFK, no es la clase media más pragmática, hay mucha clase media que vota a Macri y a CFK alternativamente, su pragmatismo es el punto incómodo de todo este pensamiento. ¿Nos vamos a seguir negando a ello? Si los problemas de Argentina, son… el consumo, el dólar y Punta del Este; podemos decir que no es un celo constitucional. Tampoco podemos decir como siempre que la movilización crezca en escala es decir que con el tiempo, las metas, Punta del Este, Inseguridad, tipo de cambio en general, mercado inmobiliario, devaluación, sindicatos con empleados que ganan mucho más que sus pares en negro. Los ferrocarriles, los transportes, acá están el problema. Jugando a lo bíblico: ¿Quién heredará el reino?

La clase media en argentina se hace heterogénea a medida que la economía argentina se globaliza. ¿Acaso no nos damos cuenta que la soja es parte de la globalización? Sin demonizar, este motor productivo, es latinoamericano y globalizado. Ahora bien, hay clases medias, que se piensan latinoamericanas y otras globales, y esto genera amargas discusiones, que van desde el papel de la ONU en Siria, hasta si Chávez es o no un dictador. Solamente clases medias débiles podrían temer al ascenso de un dictador en grandes democracias, Le Pen en Francia, y ciertas pautas de Rusia Unida el partido de Vladimir Putin, tal vez algunos Estados de Europa del este. No se tiene miedo por ejemplo a partidos como el PP que vienen de dictaduras, que son reciclados del franquismo y que ajustan igual. No se teme a los partidos de extrema derecha de Grecia, no se teme a muchas cuestiones. Por lo menos aún la historia entre nosotros no ha llegado por ejemplo a la conspiración de los “Sabios de Sión” o la “Hermandad Musulmana”, argentina podría ganar un autoritarismo pero no un totalitarismo, Brasil no quiere eso, Estados no quiere eso, Inglaterra no quiere eso, y básicamente cualquier aliado a los que estaban caceroleando sólo aceptarían cierto tipo de autoritarismo pro-soja y pro minero, y privatizador del petróleo.

Obviamente que esos intereses no los elige la gente que sale con una cacerola ni la gente que se queda en su casa, ni la gente que putea. Son intereses que vienen de otro lado. Los individuos son cosas lejanas a las naciones. El que vea como Argentina quiere mantener condiciones contradictorias entenderá como los intelectuales van perdiendo la mira a medida que pasan los días. Intelectuales críticos, piensan con razón que el modelo o es parte de la economía mundial y tiene por lo tanto contradicciones terrible y sumamente destructivas, (¿cómo no negar que formamos parte de ese mercado mundial, si alimentamos chinos y consumimos I-Pods chinos diseñados por norteamericanos), ahora bien, ¿eso es suficiente? Todo este etnocentrismo que nos hace pensar en Venezuela, es ante todo algo que no termina de cerrar con al estilo de vida de los grandes ricos argentinos. Sin FF AA, Argentina no puede ser Venezuela, Estados Unidos tiene lamentablemente planes tan mortíferos desde el comando sur, que el “detonante fidelista” es una estafa para que muchos protesten gratis para sostener intereses que no son tan directos a ellos. Si el atrasao cambiario, muchos de los que hoy viajan huyendo a la libertad estarían ahorrando pero sabiendo que el ahorro estaría en un banco esperando lo peor. Esto fueron las especulaciones de las crisis inflacionarias, cubrirse y no dejar de hacerlo. Cuando argentina le iba mejor, antes de la crisis internacional, recuerdo y muchos deberían saber lo que estaba en boga. La idea de las “expectativas racionales”, pregunta simple; ¿Cómo hacen Estados, empresas y consumidores para ponerse de acuerdo y hacer creíble el mercado? (Es neo-liberal pero por lo menos es menos optimista que los talibanes de ajustes que encima suelen estar mal hechos.) Por eso hoy en medio de la concertación que se dejó en los 90, administraciones como las porteñas y la de las provincias no son aquellas que están saneadas. De hecho Macri y otros gobernadores no piensa en el término de individualismo salvaje. O mejor dicho no puede ofrecer eso, cuando su base electoral tiene esos elementos estatistas de la Patria Contratista, cuando la obra pública es un chiste y es parte de un país de jauja. Es parte de esa manera de no poder concesionar más y mejor, o por lo menos declararlo a los cuatro vientos. ¿Por qué hoy cuesta pensar así? Bueno la respuesta es simple, los amigos del poder de los grandes contratos del estado están demasiado obesos lo único que podría haber sería una expropiación de grupos económicos.

Lamentablemente siempre gozamos de visiones demasiado contradictorias de la Argentina, y es más eso está bien porque una cosa es que uno piense que el que está del otro lado es un hijo de puta, un sorete o lo que sea y otra es pensar que es idiota. Si piensa que es idiota, va a subestimarlo. Por que los éxitos en argentina son cosas difíciles de aceptar, 2015 parece más una venganza para muchos que una salida, y esto es gracioso. Los mercados no se vengan, los mercados no persiguen delincuentes de lesa humanidad, los mercados no revisan la ausencia de corrupción, se basan ante todo en cifras absolutas, elementalmente “la caja”.  La caja sola genera administración, ¿sólo se pagan impuestos para ver carteles de todos los colores en la calle? Nos podemos ser tan estúpidos, debemos pensar que por lo menos caceroleando o no, hay algo más y eso si nos divide. Entonces la distopía es tal que hay muchas cosas que no se aceptan, y en esta ridiculez se parte una buena idea de la crisis de la “ideología argentina” (si caguémonos de la risa, es así, recién ahora pensamos más y mejor que habíamos hecho). Este es el país donde vamos desde los gritos de Aguinis a las jaculatorias de Forster, esto puede durar un tiempo. Pero sabemos que no estamos dispuestos como argentinos a simplemente bancar a Carta Abierta o las editoriales de La Nación, Perfil, Clarín, etc.

Ahora como dije, la clase media hoy no está a principios del cartismo, la clase media no cree que vaya a crecer exponencialmente. Si esto es una falla o no, depende de cómo pensemos hacia quienes van los mensajes del gobierno y la oposición. Si la clase media no cree que va a crecer que va ser clase media alta piensa en todo caso que el sistema no es una lucha siquiera del sálvese quien pueda. Su individualidad está en crisis. La idea “de la marcha del YO” es una buena metáfora se vende bien pero es incompleta. Hoy en día, la insatisfacción viaja rápido por las redes sociales y las respuestas orgánicas más lentas también se organizan. Si tuviéramos mejores analistas, yo no soy uno, aclaro, trataría de ver cuales son las pautas de la protesta y si tienen una cierta simbología, y parsimonia las pondría como una institución más. Ahí se arruina la lógica siempre vigente de la lucha entre la institucionalidad pura y el movimientismo. Esto es parte de la lógica donde la clase media puede ser auxiliar de una izquierda o derechas abstractas o de una izquierda o derechas programáticas y pragmáticas, la primera cree en la violencia más romántica es decir que los medios pueden dar fines que se alejan por mucho a lo que tenemos ahora, los segundos tener los medios para asestar golpes clave en la coalición enemiga y ganar, lo que sea pero ganar.

Justamente es la clase media partida la que genera esta idea tan argentina de odios ordenados que no terminan necesariamente en cuestiones por que no llamarlas burdamente étnicas. ¿Cuándo se dice que los que tienen no pueden protestar? Se contesta con la idea ¿Cuándo fue la idea de que el “aluvión zoológico” no fue una conquista?, muchas veces pensamos que la lógica de la política no discrimina pero es brutal, estos cacerolazos escalonados, parecen ser ante todo una forma defensa. Ahora bien entonces se juegan muchas variables raras, Swampa (doctora en sociología que no es poco) que fue a lo de Maria Laura Santillán “Argentina para Armar”, nos dice que ante todo esto es una fase más del transformismo lo cual es cómodo. Uno lee Gramsci, lee Weber y llega a esas conclusiones. Todo ocurre desde arriba y la “gilada” aplaude. El problema es que en democracia, “Arriba” y “Gilada” tienen matices agresivos. No hay que engañarse, las consignas de odio pueden ser pueriles si se piensa lo que fue la Triple AAA o la misma policía bonaerense. Ahora bien como nos damos cuenta cada crisis económica va en contra de los entusiastas de los copy-paste de Gramsci. Lo mismo cuando se piensa en la autonomía. Las mesas de debate armadas en la tele, para la tele, son muestra a veces vergonzosas. Por ejemplo es gracioso que las cesantías en la UBA algo lateral tenga poca relevancia en los cacerolazos de la clase media, “¿conciente?”. ¿Hasta cuando pensaremos que el autoritarismo es muchas veces la abulia? Y cuando veremos que el genuino autoritarismo es siempre depende de una agenda que se sigue olvidando de cosas como cobrar correctamente los impuestos. ¿Cómo no se ve que una cosa no tiene mucho que ver con la otra? ¿Acaso está bien evadir si uno cree que el gobierno que tiene gasta mal? ¿Hay alguno de los intelectuales de televisión que diga esto y a la vez no considere que esto es la cima de la predisposición a ser parciales? Poco sentido tiene hablar del INDEC y los impuestos si no se quiere bajar el IVA en alimentos y no se quiere avanzar en el impuesto al patrimonio, caiga quien caiga. Ser naif, es pensar que los cacerolazos redimen, en todo caso acompaña como lo hicieron en 2001. Donde la “gente”, el PJ, la rosca de Nosiglia, el sueño de De la Rua, “El FMI” (¿se acuerdan que nos iban a dolarizar?), Duhalde (pesificación asimétrica, ¿qué paso en esa tragedia de dólares?), y otros pensaban qué iban a hacer, Moyano en esa época también presionó y ganó. ¿Estamos seguros que la clase media está sola? ¿Podemos creer tal cosa? Es como decir que los partidos no quieren saber nada de Moyano es pueril, es básico y sobre todo es creer que el “odio” puede más que la conveniencia que en política es fundamental. Léase en coro, “Nelson-Castro- Moyano, Leuco-Moyano, etc.”

Las crisis orgánicas implican muchos factores entre ellos la diferencia de fuerza entre los que laburan para el gran capital, el Estado y la “Gente”. Los tres primeros forjan escenarios en argentina. Por eso cuando la alianza CGT & Estado era fuerte, y el orden del mercado era creíble. Eso no significa la Nación y Clarín lo amen, atenti. Lo quiere decir es que los empresarios realmente existentes, tenían mesa chica y graneaban las grandes ganancias del modelo. ¿Lo ven a Rocca llorando como Norma Pla?  (Hay que tener mala voluntad). Finalmente lo que presiona es el estilo de consumo, en el cual hay una pelea ideológica más seria que los diarios, más dura que el cine y hasta más dura que el futbol. Una pelea que termina siendo parte de esta disyuntiva, ¿Mis bienes o los bienes públicos? ¿Los bienes públicos a nivel general o incluso nivel local? ¿Por qué la social democracia no pega en argentina? ¿Será porque para que realmente pueda existir hay que pagar demasiados impuestos? La respuesta es sí.

Al final, sin ser un apólogo de los grandes números siendo maquiavélicos qué podemos ver, el voto de los jóvenes, el voto de los extranjeros y el voto de la clase media a nivel nacional, sobre todo de la anti-K acérrima parecen hoy concentrar el 18%, un poco más o un poco menos. Esta diferencia es importante pero es parte de la “indecisión argentina”. Por eso recién ahora, la súper-estructura está entendiendo eso que llama bonapartismo, chavismo, cualunquismo, “montonerismo”, teoría de la venganza, ¿Nazismo?, ¿Stalinismo?  El en el ascenso de los nazis que no se andaban con chiquitas, gente que te cagaba a palos por la calle, las SA (camisas pardas) y no tenía cadena nacional sino que tenía grupos de choque por las noches, algo que hace recodar a cierta visión de ciertos grupos de tareas que hicieron su “labor” a base de interpretar decretos que a ellos les parecían constitucionales. Tal vez Isabel Perón era una imagen clara de una democracia que se hacía mierda y daba paso a una dictadura feroz, en esos momentos nadie salía con esvásticas a la calle, esas eran las formas de la argentina autoritaria. Lo que sí pasaba era que la violencia de aparatos era tal que la idea de Orden se comía a todas las demás. ¿Quién es el orden y quien es el caos hoy? ¿El dólar es un relato, es un discurso? Parece que hay buenas y malas maneras de cambiar el mundo, ser tibios en ver que eso es política concreta es tener un optimismo en el dialogo que argentina nunca tuvo. Si todos nos conjugamos para ponerlos en tilingos vamos a perder la oportunidad de pensar la economía. Si la idea de plata dulce triunfa o no, bueno será otra cuestión. Habrá que revisar, porque siempre alguno pierde y alguno gana. Política es ganar, concentrar y administrar el poder. Las fichas se mueven siempre, todos pueden perder pero eso no quiere decir que no pasa “nada”.                          

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