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Aguinis versus Aguinis II


II-

Aguinis fue “perseguido” por sus dichos lo cual en el fondo no es más que hace lo políticamente correcto. Gran parte de las críticas que se le hicieron fueron ante todo las comparaciones con el nazismo. Ciertamente que eso muestra la mediocridad con la cual se suele caracterizar en La Nación a la gente, o son “bananeros” o son nazis, o son comunistas. Aguinis ha achatado algo que en el siglo XX tenía una relevancia importante. Hoy en día, más que las crisis de las ideologías, hay más crisis en ponerle voluntad a saber qué es una ideología y formarse en ella.

¿Hay una crisis en la manera en que se han tratado muchos temas? Ciertamente que sí, y no sólo eso, las siempre recurrentes divisiones del universo político se mantienen. Lo que no sobra es el papel de taparlas con reduccionismos de columnas de opinión. Gracias a estas preguntitas uno puede darse cuenta, que el chauvinismo, el excepcionalismo y muchas otras cosas conforman parte de una situación bastante discordante. Pero eso no es ni tan bueno ni tan malo, nos hemos conformado a tener que repetir lo que dicen los expertos en televisión, que son “expertos” porque salen en televisión. En vez de pensar lo que nos cuesta saber, preferimos pensar que ya sabemos. Esta superación nos genera ciertamente varios y groseros agujeros.

Nadie dice que hay cierto agotamiento en cierta retórica, nadie dice que ante todo lo que pasa hoy es el final de cierta forma de hacer periodismo. Esto es lo que pasa cuando por ejemplo, se depende muchas notas, cuando se depende de la velocidad, cuando se sigue a un actor sea relevante o no, para tener una noticia. Ciertamente que esto es lo que genera cierta dosis de incoherencia. Si la prensa orienta a la opinión pública, no puede vivir en estado de shock, una indignación pueril no convence que hay que elegir la mejor opción para salir de aquello que vendría a ser el “Terror Rojo, Blanco o sabor dulce de leche.” Ciertamente que por eso, sería divertido ver nuevas notas con nuevos enfoques. Aguinis es un poco viejo, y muchos de los que lo critican también. Siempre la vuelta a la imagen del genocidio es algo trivial cuando sinceramente hay que terminar de hacer justicia con las persecuciones ya cometidas antes de ponernos a imaginar las nuevas. Cuánto más sencilla sería la lucha contra gran parte de lo que se llama la impunidad si se terminará históricamente con la impunidad de la dictadura. Ciertamente que si esa vehemencia fuera usada, de una vez por todas para acelerar y clausurar esa etapa, ya andaríamos bien encaminados para entender todas las tramas de la corrupción de la democracia. Sino ¿Cómo sería que la corrupción se hizo tan tolerable? Acá es cuando Aguinis no sabe si la prensa debe ser la fiscal del desempeño de los políticos o si debe ser la gente, el votante o como quieran llamarle. Cuando hay matices, la mayoría de la vieja guardia quiere hacer un reduccionismo, se sigue soñando con administraciones ideales. Pero nadie indica que Argentina tenga un pensamiento cada vez más coherente a la altura de un odio racionalizado, hay muchas veces antipatías y adhesiones irracionales. Es más grande el chicaneo que la persecución, y se considera bajezas cosas que hoy se hacen pero no se considera ridículo el papel de la Revista Gente en la dictadura. No se si algún país del mundo quiso hacer pasar a los dictadores como el Jet Set y además con el toque chic. El cholulaje alienado, el periodismo de variedades, el financiamiento de deportes hoy es algo de horror y de gasto de millones pero el mundial financiado por la dictadura no tiene nada que ver. Es decir, los millones que siempre se piden para aniquilar la pobreza hoy no podrían haber sido usados para cubrir los males de ayer. Esta es la ridiculez que Sarlo y muchos otros obvian. ¿Una dictadura regalando plata? ¿Para qué? tienen tiros; ¿Una dictadura comprando periodistas? ¿Para qué? Tienen escuadrones de la muerte. ¿Se imaginan como pasa hoy para mucho horror ver periodistas cambiando de idea y de canal? El general Videla hubiese aceptado que algún periodista conservador usara sus columnas dominicales para cagarse de risa en su cara. Humor tenía que hacer mil argucias para salvarse de la censura; Roberts, Lanata, Caparrós, Tinelli, y otros hoy se ríen de los políticos sin temer. ¿Imaginan el dueño sobre Jorge Rafael Videla? En realidad la crispación de hoy es demasiado sana y democrática, porque ser fiscal como les gusta decirlo es parte de un trabajo complejo. ¿Cuánta gente pudo filmar a Bussi en pleno día de trabajo? Claro que Alperovich es totalitario según los parámetros de la prensa independiente, pero Bussi, “el buen hombre” mataba y secuestraba empresarios y hay evidencias de eso, ¿Moreno podría hacer eso? ¿Podría decirse por ejemplo que las estadísticas eran un tema de discusión en tiempos donde la tablita de Martínez de Hoz estaba en su apogeo? ¿Cuántas ONG había?, Los carapintadas haciendo caso omiso de la constitución, y si eran mayores de 16 años, ¿eran más o menos peligrosos que los paramilitares soñados por Aguinis? Tanto escándalo por Boudou pero tan poco por el punto final, el merecido descanso para la “Justicia republicana”, estas son las payasadas, que hay que hacer cuando nos hablan de totalitarismos, nazismos, y autoritarismos, en vez de ir a Venezuela usar el propio país. ¿Las FF.AA eran idóneas para la administración? ¿Alguien les pedía transparencia presupuestaria? Un país que no pudo porque la presión internacional no lo dejó impugnar deudas irracionales y criminales ¿se sorprende tanto que hoy la Auditoria General de la Nación tenga informes alarmantes? Y para mejor, cuando se ven los carteles, con ideas como: “Con la dictadura estábamos mejor”, no se cree que sea obras de fanáticos. Massera y su financiera no era obra de negocios del Almirante, ciertamente que lo que los militares argentinos no supieron hacer para seguir con la ironía fue robar tanto como Pinochet sino tal vez podrían haber tenido una vejez confortable en Londres. Gracias a “dios”, los militares no se inventaron un referéndum como el chileno sino la dictadura se habría hecho un poder a medida. Pinochet fue senador vitalicio, y Chile es un ejemplo de institucionalidad. Sin ser chauvinista, pedimos a Aguinis y Sola que nos expliquen qué es la institucionalidad porque no se entiende. ¿Acaso Pinochet no fue oportunista?  

Por estas razones la vieja guardia, si antes de Majul, Morales Sola y Aguinis estaban, Grondona es parte de los clásicos, y no se si se llevaban tan mal. No había competencia entre ellos, la competencia entre diarios no se da como la Coca-cola versus la Pepsi, eso fue lo que dio durante mucho tiempo la idea de que el sesgo era mínimo y que ante todo había objetividad. Pro esta razón, muchas veces la prensa tiene valor y valor en crudo. La Nación o Pagina 12, dejan a escribir a quienes escriben por alguna razón. No hay que creer que estamos en un país de maravillas. Todos los editorialistas al fin y al cabo tratan de reproducir la manera tan diversa de los lectores que tienden a apuntar. Muchas veces se agranda demasiado al poder de estas opiniones. Si uno piensa, gran parte de estas columnas buscan instalar imágenes que luego serán slogan. Ese slogan sí termina incidiendo en la opinión pública. Por estas razones, terminamos entendiendo que las guerras mediáticas terminan reducidas a una serie de opiniones, por eso la angustiante idea de enfoques que se repiten y comparaciones que se llevan hasta el absurdo. Estas ideas claro está forman parte de una legitimidad que confía más en la cantidad que en la calidad. Hace mucho tiempo que una investigación como tal logra generar una crisis de gobierno pero vale para todas las administraciones nacionales. Ciertamente que eso hace difícil pensar el poder de la propia denuncia. Ciertamente que las denuncias siguen creciendo, y por lo tanto se le pide celeridad a la justicia.

Aguinis y otros tantos no reconocen que el poder judicial fue infiltrado desde siempre por gente de diversas ideologías. Eso fue clave para entender los mecanismos de judicialización de gran parte de los regímenes represivos, las privatizaciones, y gran parte de los actos de mala administración. Las excusas para no saber qué decir ante la idea de un poder judicial que es parte de un sistema que tiene 200 años como todos los otros poderes nuevamente trata de una inocencia. Se intuía como fue diseñado el poder judicial que este respondiese a poderes conservadores en general. Estas razones no fueron menores, tenemos prófugos y todo, podemos decir que el poder judicial es parte de un sistema tan corrupto como los demás. Claro que con eso no podemos defender los juicios a todos los que nos parecen como una búsqueda de la justicia en abstracto. Recordemos después de todo que si la sociedad deja de creer en la justicia, el propio Estado pero muchos de los que están privilegiados por ciertas prerrogativas podrían perder mucho de lo que tienen.  En este sentido, es triste que la reflexión sobre lo que es la justicia quede en la mano de una persona que piense que la justicia es sólo el juez y no las personas que muchas demandan sin ser escuchadas y que hasta hacen historia luego. Muchas veces al institucionalismo más cuadrado le cuesta pensar en eso, le cuesta pensar que son las víctimas las que impulsan a la prensa y a la justicia y no al revés, no es la prensa la que impulsa los reclamos y más si dice ser objetiva, apenas si puede recogerlos, si los manipulará formaría parte de un gran hermano.

Cuesta demasiado que se tome seriamente a personas que hacen su trabajo sobre la idea por ejemplo de que muchas cosas no son inaccesibles. Las fuentes de los datos, los documentos que son fácilmente digitalizables serían mucho más que las opiniones cada vez más abstractas de personas que ante todo piensan la política con perspectivas poco realistas. Les cuesta encontrar candidatos, y les cuesta describir conflictos. Ciertamente que en esa forma cerrada de pensar, lo paramilitar, la propaganda y la conformidad son cosas que aparecen fácilmente. Cuestión que al fin de cuentas muestra que la acusación es mutua, periodistas que dicen que son perseguidos por el aparato estatal, y un Estado que dice ser desestabilizado por medios hegemónicos. A veces cuesta pensar que está lógica demuestra el antagonismo pero no cómo funciona, si podemos ver que las preferencias cambian. Les cuesta mucho a los periodistas saber el porque. Se magnifican los datos, o se atacan los relatos. La pregunta es al fin, si el periodismo en general no entro en cierta paranoia sobre el poder de los relatos. La obsesión de lo discurso parece estar en televisión. Parece que el temor o es la cadena nacional, o es la propaganda. Aunque cuando se especula con los posibles sucesores a esta fase política no se observa que alguno de ellos sea conocido por su austeridad en la propaganda.

Aguinis no asume el poder de la propaganda como tal, tampoco describe en vez de los punteros que forman parte de la política a los gerentes de la política, a los personajes como Enrique Nosiglia, ¿Ahora es cuando se dieron cuenta que la publicidad y el buen manejo de la televisión daba victorias contundentes? Si el grupo Clarín no hubiese sabido hacer su trabajo de gerentes de la opinión pública, jamás habría pasado lo que pasó. A lo que se va para peor y como muestra de la idea de lo que fantasmagórico del asunto. Recorte de los 90´, “Miseria, corrupción, y problemas apocalípticos que venían de la mano de inevitabilidad de la mala administración económica que no estaba en manos del estado (supuestamente- aunque el endeudamiento también es Estado y ganar miles de millones de pasivos es agrandar en suma el Estado sino el default debió haber llegado antes)”, recorte de hoy; “Miseria, corrupción, y problemas apocalípticos, que vienen de la inevitabilidad de la administración de los impuestos sin endeudamiento pero con excesivo gasto que crea un estado gigante.” ¿Cuál es la imagen perfecta para Aguinis? Un estado mínimo, que no gaste en nada, que no cobre impuestos, que libere el mercado, incapacidad para la crítica de los grupos económicos. ¿Cuántas columnas habrían tocado para la historia del grupo Techint, Clarín (después de todo la prensa independiente podría competir entre sí)? Pocos o ninguno.

Entonces si vemos el pragmatismo neoliberal, el corrupto mayor es el Estado. Aunque hay empresarios que quieren ser candidatos, aunque eso no es problema. Cuando tienen que decidirse cuestiones, se piensa que lo mejor que puede pasar es que los sindicatos  no reclamen. Cuando reclaman son peones de una guerra, son serviles esbirros, cuando además denuncian al empresariado que administra mal incluso los propios balances o negrea empleados como Clarín, de hecho jamás tuvo paro por su propia gente por su propio periodismo. Morales Sola, que se creía mártir jamás reparo que Cabezas está muerto y él no, el que dijo que alguien se iba a tener que morir para que esta persecución se terminará no tuvo su muerto. ¿Hay que inventarlo?

Ciertamente que estas son las cosas que quedan afuera. Ciertamente que por eso, que porque la información se termina desperdiciando se hacen comparaciones con Rusia, con China, con Venezuela, podrían hacerlo con Inglaterra y Murdoch, no lo hacen porque no quieren reconocer escándalos en otras partes. Pareciera que sólo quieren tener una razón infantil. Pareciera que no quieren reconocer que Alemania por ejemplo deducía ingresos por corromper políticos en otros países. ¿Cuánto dinero le dedicó la prensa local a analizar esas cuestiones? Pagina 12 tiene por ejemplo muchas denuncias de corrupción, tiene entrevistas y sigue cuestiones que el gran diario argentino no quiere seguir. No podemos decir que los diarios tengan todo, pero tiene poco sentido pensar que: “el aparato para oficial invente cosas como las de Blaquier o Papel Prensa”, tampoco se puede negar que al menos discursivamente queda bien hablar mal de los monopolios. Esperamos algún día que Aguinis piense en empresas como Monsanto, jamás hubo un solo corte de ruta ni ninguna muestra de solidaridad por parte de las entidades del campo con la gente que había sido apestada con pesticidas. Si fuera esto parte de una especie de encubrimiento se lo llamaría negligencia suma, voluntad de enriquecimiento, pero indigna poco. Se piensa que es sólo una cuestión de aplicación. Curtiembres, pesticidas, y otros hacen tanto daño como la mega-minería, no se sabe porque el periodismo independiente no gasta sus salvas por lo menos cada tanto en Monsanto. Las indulgencias para con Franco (vicepresidente de Paraguay no son las mismas que para Mariotto, las amenazas a funcionarios no son lo mismo que las amenazas a periodistas). Lo cual puede hasta que tenga sentido pero no es creíble que sigan en el plano de la ecuanimidad. De hecho cuando fue el momento que las papas quemaron o así lo creyeron, los grandes medios jugaron para la propiedad privada. ¿Están tan asustados como en ese entonces?          

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