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Bóo-“¡mah!”-aid.E :


-“La biografía es un paisaje. Si llamada no llega a ninguna parte. Imaginen, nieguen un poco, comparen una persona como una montaña con su indiferencia con su dureza. Si eso les parece hostil, entonces sí, podemos hablar de lo mismo. Les hablo de la belleza de una mujer que es hostil como la belleza de una montaña, soñar estar ahí, sin haber estado, estando a medias, pensando, siendo inculcada esa manera de pensar. Como si el sol que te fríe, y el frío que cala los huesos convivieran. Si uno lo piensa ante todo la montaña es la verticalidad más gratuita es la forma más inaudita de guerra, es la imposición. ¿Quién no sueña decir que estas cosas no fatigan? Así podría decir que la vida, versus la belleza efímera reclama atención. Mi guerra es como siempre, como toda guerra un crimen, tiene una entrega, una fuerza, una mala convivencia con el cuerpo. Si mi cuerpo, si el hambre no fuese tal. La idea sería débil padecería de una anorexia tal que podrían pensar que solo es onanismo que fue forjado buscando estúpidamente superficies terminadas y mundos amables. En todo caso es como la sífilis una enfermedad venérea que deja una marca que se lleva el rostro y la cordura.”

Con suerte hay un poco de eso que puede durar. Tiene sentido pensarlo así, tiene tanto sentido como el primer día que me dedique a pensar qué iba hacer. Por esta razón como un extremo de razonamiento todo parece complejo. Pero en todo caso forma parte de esa feria que nos pone tan mal. No hay que ser tan obsesivos, hay veces que se ha delirado con la idea de una figurita de Lenin sobre un piano interminable, la cita de lo visual. La cita de la guerra de lo ya visto. Además hay cierta cuota de gracia cuando uno cree que lo que lee es completamente ajeno. Llegará el día que el recuerdo será tan extraño que el pasado siempre será otro. Esta es una condena orwelliana. Tengamos por suerte que los juguetes del destino tienen historias terribles. Dense cuenta que la suerte de historicismo va en contra de lo que pensamos. Lo malo de muchas voces. ¿Cuántas voces hacen ahora a mi visión? Sería más simple suponer placer o dolor, sería más fácil ir pasando de una a otra. Qué bueno es tener nuevas verdades como quien puede cagar e ir a otra cosa. Muchas veces podría ser que muchas cosas se fueran al demonio que perdieran su brillo y su color. Es más me suena casi obvio que fuera así. Cosas que no se pueden leer hoy, ¿por qué pensar después de haber tenido dolor? Hacer el esfuerzo de recordar, hacer todo una gran puesta en escena, dar algo digno de tener por legible. Tener esas ideas cortas, esos chispazos. El viejo oficio de una maquina que tiraba todo lo que era borrador se queda por la mitad. En el fondo es ego. Todo es ego, quizás es una especie de budismo reciclado del subdesarrollo. Cuando las lagrimas caen entra la indeferencia de lo físico, ¿qué podría ser el engaño de un significado o de un símbolo?

Tal vez tiene que ver con esta idea de la montaña, tal vez sea así y no como su suerte de cuento auto-superador. De creer que hemos hecho algo porque estamos tranquilos. Uno tiene que ser su propio dios, así dicen en nombre del Arte. Me encanta que todos juguemos a ser la parte incapaz, a ser “mogólicos”, juguemos un poco a ser todo eso que está mal. Deberíamos ser un poco como ese anonimato. ¿Por qué estar tan mal? Siempre la historia tendrá su escribidor. Si no conmueve la víctima, si es el quitar cómodamente lo ojos de ahí nada tiene demasiado sentido. Entonces hay que usar las teclas para ponerse a escribir. Tenemos esa comodidad de andar sufriendo algunas cosas, supongo que nunca me caló el frío lo suficiente para que nada me importe un carajo. Aunque ese deber saber es más que suficiente, hay muchas personas que han pensado en las angustias infinitas como derroche. Creo que en este caso como todo, si se piensa lo que es saber y no saber, y se piensa que el saber llegaría al final a la tortura, a la pregunta que no se puede saber. ¿Qué quiere decir ese que sufre?  Y más aún que quiere decir ese que se jacta de sufrir. Tenemos esa idea de reputación. Hay cosas que hacen sufrir nuestro lenguaje, pasa de lindo a feo, o mejor dicho de necesario, a impúdico.

Al final todo se trata de un juego de un relato. Claro que pensado así es como si fuéramos pobres nenitos que se les pega puntinazos en la cara. Eso es bueno, muestra en parte nuestro lado más imposible de nombrar. ¿Por qué entonces andamos en la repetición ilusa? Podría decir que nos gusta, nos mentimos porque nos gusta. Pero en la necesidad de la invención he visto padecer la abstinencia. He visto optar por el todo o nada, y ese rechazo de cierta tribu por no tener una vida normal. Entonces claro que en esos predicamentos, ¿cómo no podríamos pedirnos perdón? Deberíamos hacerlo.

El que no puede dar nada bueno da algo malo. El que no puede elogiar ofende, el que no puede gritar conspira. Y sino vean que las ideas que se llegan a tener son geniales. Todos los dioses en su inmortalidad tienen características que lo demás, ni sus pares soportan. Tal vez sea cierto camino cierta filosofía de la indeterminación del juego. Tal vez sea una enfermedad sea la risa de momo. Nadie puede decir entonces que está frente a los peores personajes, tal vez sea un poco de masoquismo pedirlo así. Tal vez ante todo tiene que tratarse de un ajuste de cuentas universal. Entonces el silencio y el hablar de manera indiferente es lo mejor. Nadie puede creer la debilidad, la fragilidad si no se ve. Pareciera que siempre se necesitara un indicio para atacar. Entonces si es amplitud. Donde debería haber “aprendizaje” si hemos escuchado esa palabra, hay improvisación. Quieren entender eso, deben entender lo que es en el fondo pensar y mantener cosas que no debería ser así. Es poder no poder hacer cargo de un crimen. Claro que los mejores son aquellos que tienen muertos, son aquellos que implican el desprecio por la vida humana. Nadie llamaría crimen hoy a la falta de consideración. Sí es cierto que la furia es parte de la naturaleza humana. Cuando algunas no dan asco sino que desconciertan dejan ese espacio abierto. Así que preguntan y esto es fundamental para este texto si las cosas que a veces nos pasan son tan necesarias. Nos piden censura en la sensatez. No pienses lo que pensaría yo, pensa vos. Típicamente esta idea era para hablar con los animales, para la montaña. Era para tener una buena crítica era para lamentarse. ¿No hemos hecho eso? Ciertamente cuando lo pienso es así. Conlleva la idea, la carga, es como una suerte de embarazo. Ciertamente que va a llegar el que encuentre los puntos en común si se merece la lectura, encontrarán a quien encuentra los puntos en común. Ya lo he visto lo pensado, siempre está la idea del engaño en Roberto Arlt.

Ciertamente que un mundo sin esperanza, como nos suelen decir, con tanto sentido de la burguesía hay cosas que deberían  jodernos y tienen que hacerlo. O estamos locos, o no nos queremos a nosotros mismos. Podría ser todo un evangelio pero no tiene ese ego profético. Hay veces que hay que pensar en el vacío, esta es la suerte de incomprensión que lleva a escribir. Cuando tal vez se cree que todo puede ser transmitido, es más fácil hablar. Pero si no se encuentra eso, si piensa en algo más gélido, más ventoso si se piensa en el noveno círculo. Claro que en este la idea era matar, era mandar a matar para conseguir el poder. ¿Qué sería el poder hoy? Tendríamos que verlo, sería en todo caso una alabanza que muchas cosas ocurrieran por buenas razones. Pero muchas veces simplemente las cosas pasan. Entonces claro hay que alabar eso que se deja pasar. Un observador compulsivo como uno, un verdadero dejado de la idea de la suerte no puede hacer eso. En este sentido, podría decir que con todo y en contra de todos los vientos. Yendo un poco en contra de la certeza nada mejor que completamente contrario. ¿No se debe padecer lo que no se supone que se debería? Tal vez por eso, un objeto de deseo de comporta de manera tal que martiriza y pide esperanzas de un después. Todo tratado de paz es una promesa de guerra.

Sí puedo escribir así que tan malo no es. No es que se desgarro el mundo. Debe ser parte de la idea de un suponer, debe ser que la moral no está delante de la imaginación. Seguramente hay quienes en estos juegos tienen más suerte. Pero no tener suerte no quiere decir que siempre toque la peor parte. Hay veces que para lograr ciertas cosas, hay que tener mucha mala suerte. Hay que tener que ir por los lugares menos indicados. Es decir tener que caer para poder empezar. Ahora bien, entiéndase que esto es parte. Muchas veces hemos tomado la idea de que hay ponerse de parte del personaje en cuestión. Bueno neguemos eso. Pongamos de parte de los otros, dicen que el infierno son los otros. Seamos entonces consecuentes. Ese querer a los prójimos porque no son uno, ese tener que estar del lado del absurdo. Esa idea tan mecánica de que uno puede estar ofendido y a la vez ofrendarse a un estomago. ¿Nos perdonamos tan rápido? Cuestión al fin de saber que tal no nos perdonarían tan rápido. Me suena a la idea siempre de los reclusos que de repente encuentran la Fe. Podríamos decir que este romanticismo es una fe vuelta a encontrar. Preferir esto a muchas cosas es parte de una manera de estar. Es más divertido tener que esperar a poder saber de qué se trata. ¿Acaso queremos monitos que esperen que seamos monitos? Es el problema por la falta de gusto de algunas formas y metas.

Entonces para ser justos, la mujer de la que les hablo es como el alcohol tomado frenético. Quizás sea un reflejo y una extensión de esos hábitos. Una mezcla divina y trascendente del sueño de la razón. Nada mejor que para tener un amor complicado una suerte de ideal esquizofrénico. Si nada pesa, si del otro lado hay una mutación constante quizá todo sea cuestión de soportar. Si la idea es esa, sería bueno que todos se subieran al mismo colectivo. Por eso cuando me preguntan si amo al traidor, o si amo la traición, debería decir que amo ambas cosas. Debería decir que tengo la idea del mismo César. Esperar que al final la muerte nos llegue en lo que estábamos haciendo. ¿Por qué dejar de querer lo que uno quiere? Simplemente porque está mal. Hay veces que la idea se vuelve miserable como si tuviéramos que ir devorando un cadáver. Esa es la imagen típica del viudo. Idea ya tan interesante porque hoy se usa para el sueño perdido. Poco nos importa a quien hemos dejado atrás. Entonces sí, si es una cosa de engañarse podría tener un valor. Por eso sería como el alcohol que va tarando que es un relajante por excelencia que lleva a hacer cosas que no son buenas. Que lleva a apestar de él, que lleva a que todos sepan que no se ha podido evitar. Finalmente los interesados van de la risa a la compasión.

Podría ser la cuota necesaria. Hay que tener buen gusto y el buen gusto es el aprovechamiento de la ocasión y salir indemne. Se trata de no apestar de lo mismo de la cuestión de la no pertenencia. No es justo entonces que seamos tan buenos con nosotros, ¿qué es esto de andar perdonando tanto? Tiene que ser por falta de otra cosa. Si entienden que estas cosas vienen de la mano de la propia pasión que se puede morir pero no se trata de la moral. ¿Quién no conoce imbéciles que llaman a su pasado soñando que iban a estar mejor? Todos los hemos conocido. ¿Quién no ha esperando que otras vez las cosas salgan bien? Que vale más, tener una justa soledad o una contaminada compañía. Siempre hay que recordar que Poe amó a dos mujeres hasta la muerte, bah al menos por un tiempo. Por eso cuando la gente, cuando se piden tantas cosas. Cuando se explica que todo es cuestión de voluntad, pareciera que suena mal.

Si siguen la idea en el fondo, dejando de lado la idea de que todo será mejor, tal vez mejor sea la idea de una cirrosis. No se puede decir que es mejor, cuando ya el hígado no procesa más se intoxica. Entonces sí, hay una parte del cuerpo que sólo puede sentir lo mejor. No importa cuan malas sean muchas consecuencias. Cuando Luca Prodan había perdido la fe en todo lo demás la ginebra lo llevó a lo demás. Van Gogh prefería devorar la pintura, y tal vez un burguesito acomodado prefiera cierto tipo de persona. Seguramente que se trata de cuestiones de medio pelo. Podría ser también un fatalismo.

Aunque debe ser mejor, siempre es la cuestión de poder cambiar de poder hacer la transacción. ¿Conviene o no conviene? Esa idea del Yoga, podría ser casi una respiración llena de nicotina o de urea. Algo que irrite la nariz, podría haber sido una afonía furiosa. Pero eso no fue la idea dominante no fue ni bien ni mal. No tengo el slogan del héroe, tal vez sea una cuestión de este tiempo. Minimizar seria faltar el respeto. Nada de lo que había o de lo que hay, es algo que debe quitar. La cuestión está casi igual.

Por eso cuando se pregunta, ¿hay que defender lo que uno cree? Viene la siguiente idea, ¿qué decimos creer? ¿Vivimos así? Cuando se da cuenta uno que no vive como cree que vive, lejos esta de la nausea. Podría decirse que forma parte de todo eso que pierde su brillo. Muchas veces se pide libertad para poder dejar atrás. Cuesta vivir en un gran presente o mejor dicho no pensar que lo mejor o lo peor tiene que pasar ahora. Tendría que jugar uno a pensar eso. Contra el tiempo hoy el primer enemigo uno tiene que pensar su dieta. Todos los demás, incluso aunque se consumieran serían reflejo. Sería asfixiante de otra manera. El mundo se esfuerza en hacer mierda el sentido del deber. Claro esto no aterra cuando se lo ve de lejos cuando pasa en carne propia es algo así como una quemadura. Pero llegado el caso, cuando las cosas se saben como son nada es tan malo. He visto tranquilidades que muchos piensan malas, he visto gente con la idea de que no se podría estar peor, y esas personas son las que menos odian.

Así que al final de cuentas… todo se trata de soportar la naturaleza humana. En esta cultura tan providencialmente provinciana. Por supuesto que forma parte de mis costumbres pensar en ello, y con eso no quiero pensar en nada que no sea el espectáculo. Incluso compartido con miles de espectadores, con muchos mirones, por la calle, cuando mi ojo no está, en la ocasión, cada vez que no puedo fingir ser el gendarme. ¿Será que uno grita con fuerza que lo roben? Puede que sí, puede que de eso se trate estas fases de exhibicionismo. Siempre es parte de la vida, de la calle, es parte de la guerra por el sentido. Es parte, sin duda es parte del amor que no se logra entre lo agradable y lo que nos queda por otra parte de lo desagradable. Es como ir a una guerra sin “Fe”, ir y mirar y pensar que no tiene nada de sentido. Estar tranquilos de saber que es una carnicería. Bueno si la gente corre atrás de una bandera y eso choca como no habría de apegarse a ciertas formas, a ciertas personas. Cuando se proponía que no fuera el Fe en el progreso sino la conciencia del pasado la que llevase a una respuesta no se trataba tal vez más que eso.

Por eso si me preguntan si es algo de la tristeza, si algo como un relato donde el hombre al fin se da cuenta que el espejo que tenía todos los átomos que capturaban las formas, engendra un monstruo que al final debe ser confesar su crimen, así pareciera que arreglamos el mundo con esa necesidad de “justicia”. No tiene sentido, no estamos para curas, psicólogos, para profesionales del alma. Prefieren todos pensar a la guerra nuclear a que seamos descartables. Quizás sea esto parte del desafío, ¿Es retorcido esto? Tiene que serlo uno es educado para otra cosa. Pero no es más que un tema de educación.           

No estamos en una era de prosa seria, lo peor es que se aburren con los novelistas frenéticos, los otros son todos soretitos que sólo están  porque los mantienen, los rentados viven por la gracia de “dios”, todos serían parte de una enfermedad. Yo quería relacionar a las pasiones con las enfermedades, sería una manera de reinventar los pecados. No está bien aferrarse a ciertas cosas, no está bien hacer las cosas en forma que nadie quiera aprobarla.

 La imaginación es un mecanismo de compraventa, después de un tiempo se quedan las imágenes más chicas. Todo se hace juguetón puede que así sea la cosa más justa. O puede que no, porque al fin de cuentas, si alguien quisiera hablar de pasado. Si quisiera hacerse del desencantado si usará todo el sentido del pasad, seria tan útil como el presente. Ahora bien en ese saber que las cosas van a seguir, puede que los recuerdos varíen. Sería por eso, que les cuento, quizás es parte de la lógica, del clima, con sus tormentas con su dejar pasar. Una historia, con su inundación con la larga lucha por la evolución del terreno. Supongamos entonces que escapa un poco a la voluntad humana y que no se quiere manipular no porque se tenga una cierta pena sino porque al fin de cuentas las cosas cierran así. Tal vez cuando la culpa no está en los otros, ¿por qué deberíamos cargar con ella? Ya me hecho decir que iba a olvidar con una facilidad que muchas veces no se cumplió. Siendo que cualquier recuerdo es mejor que la idea más obvie de esa muerte segura la indiferencia. Por eso el sentido de las promesas. ¿Cuántas veces se va a decir que las cosas podrían haber sido de otra manera? Esto cuesta que se lo piense. ¿Por qué algunas cadenas pueden más que otras? Si total al fin si llega el momento, el portazo puede ser tanto más duro que la constante repetición. Por lo menos así se escucha muchas veces. Muchos temen desaparecer antes de eso crea la idea que los salve. Tenía razón. No tener una buena razón para llenar de besos a formas contradictorias muestra como siempre una parte de nuestra propia fantasía. Ese el infortunio de la virtud. Mientras más déspota parece ser alguno más feliz y más bestia.

Tal vez por eso las cosas siguen lo más bien. Siguen con la fuerza de siempre. Debe ser esa otra parte feroz, esa parte que me ha dado la pauta que era tal o no cual la que tenía que estar. Tiene que ser a fuerza de una elección. Debe ser por esas palabras que no me llegan, debe ser por las expresiones cortas pero que se repiten. Esa ausencia de complejidad que tiene la fuerza de no temer, no tener que dar excusas. Será que esto es parte de una manera de escribir o de estar. Debe ser por eso, tal vez un poco más refinamiento me hubiera dado asco. Ese obligar a fuerza de no tener tapujo tiene sentido. Debe ser por eso que este texto sigue vivo. Tiene que ser así, a la idea Miller que una mujer se sacaba exprimiendo todo el veneno, podríamos decir sin duda que una mujer se puede conservar absorbiendo todo el veneno. ¿Será ese miedo que me hace reír? Nada mejor que esa mezcla de idea de que se hace lo que se quiere y a la vez que se teme que todo se vaya a la mierda. Tiene que ser como el papel que si se moja realmente se joden las letras y si las letras se joden, la obra, el guión, la pose, todo el gesto se pierde. Ahora sí contenido tiene esa bendición, sería la conformidad de esa cosa de volver, tal vez cuestión de cosa pródiga.   

 Mientras tanto podemos decir que la vida en línea, la superpoblación de opiniones. Un pueblo demasiado chico, un infierno demasiado grande. Veneno, gusto a traición. Lo demás claro está tiene el mismo sentido que griterío por la calle o las mandas seguras de consumidores. No podría tender a olvidar todas estas cosas, la madrugada tiene ese sentido rejuvenecedor que no tiene la mañana. Una cosa es el caminar con el sol partiendo la cara y otra muy distinta es tener que entender a aquellos que no pueden. Debe ser por eso que la mañana y el insomnio como tal son para pocos. Sin duda que esto no tiene la idea de la angustia clásica del mundo que está mal, pareciera que debería haber un subsidio para la depresión. En todo caso hoy nos cura la parodia, ese odio tan lleno de misantropía de tener que vivir.

En todo esto, un estilo que no existe o un estilo de vida que no se impone, una idea que no existe y un vivir, un sobrevivir de cualquier manera. Las disculpas son geniales, como todo signo a medias de un no arrepentimiento tratan de ahorrar en el derroche tratando de sorber con la cuchara agujereada. Si alguien pregunta ¿qué sobra más inventar una buena mentira o tratar de justificar una verdad? Sabremos todo que mentir es un arte de buen gusto, mientras que tratar de emparejar las cosas al final no lleva a ningún lado.

 Por esto a veces importa poco lo caliente, lo repugnante o lo “insensible” que pueda ser la sopa, ni cuantas veces hay que tomarla. Llegado cierto punto, llegado cierta “necesaria necesidad”, es vez de pensar aquello que nos parece imprescindible, claro que estas cosas son las que nunca se han puesto a prueba. Tenemos una cierta voluntad de hacer castillos en el aire. No es más fácil, pero a la vez nos hace horrible la estadía en la tierra. Creo que esta forma de hablar hace que las cosas sean cómodas, y todos siguen como si fuera la muerte de uno. ¿Qué más hay? Es difícil para todos no tener consecuencia. Me gustaría pensar si las cosas son tan accesibles. Hay veces que lo que domina es el apetito, ¿por qué confían tanto a veces que la cara no se les va a voltear? Esta es la belleza de las formas en que la carne se conecta. Aunque asuman moralmente estas cosas, aunque piensen que nada pasa. Hay gente que es demasiado alegre. Supongo que en los demás como todo, verán que el oprobio tiene un peso mayor. Siempre el que deja pasar, es tildado de tísico de enfermo, de mendicante. Como mal portado como ese que duerme en la casa que nunca va a tener. Y si encima uno siquiera tuviera que dormir siempre en la puerta de la casa que fue de uno, ¿qué haría? Nadie habría de creer en eso. Pero es parte de la pasión inútil. En este sentido puede ser que esto sea la gran definición, pasión inútil. Furias, espíritus que en oleadas demandan paz, afecto, guerra, indiferencia, sueños, promesas.

A veces simplemente se trata de la suerte. Puede que llegado a cierto punto uno quiera el movimiento a las razones, dejar que las cosas se caigan. Dejar que las cosas puedan pasar. Debe ser en esta carrera que podría decirse que tiene lo se necesita. Tal vez en uno de eso cambios, desaparezca todo. Tal vez sea esa la mejor metáfora, cuando se pasa la vista en medio de esa indiferencia que fue la ciudad de Desden tal cual los aliados la borraron de la faz de la tierra. Era Desden, ¿quién uno es después de muchas cosas? ¿Qué palabra que compromiso es la alquimia que haría que todo saliera bien? No hay fortaleza tal. Tiene que ver entonces con la voluntad de agarrar poco, y hacer mucho más. Se trata del ingenio.       

 Muchas veces el comentario, el bichito, el sarpullido que debería generar tiene pieles donde no hay vector. De angustia de no tener a la angustia a vivir en duda, la verdadera idea de un Discepolín, la idea de una mentira que tiene que ser verdad permanente pero que es capilar. “Has de creer lo que quieras creer”, abortando claro está la idea de humanismo. Pero bueno en medio de todo eso, la boca termina por ser ácida y el esófago se pone mejor abierto nos recuerda que la digestión es desintegrar las cosas. Todo parece ser una gran comedia, un cuento para nenes. Donde los malos hacen cosas que hay que no recomendar. La verdad en todo caso, es que como siempre, uno tiene que esperar pensar que no encuentra lo que va tener, el “espíritu” se mueve por intuición. Así vamos cortando la carne de la sociedad, vamos haciendo ese caldo. Esta voluntad tan importante, estos círculos tan repetitivos. Entonces todo es sobreactuado. Podríamos pensar en un gran sistema de psicólogos, de iglesias. De parroquias y de loritos que piden inútilmente: “¡Por Favor!, por favor no lo vuelvas a hacer.”  Hay que recordar el complejo de mesías que crece en todas partes. Esto es parte fundamental del texto. Es como si fuera pescar un pez espada, el cual se lo cansa con el motor, tendría que ser esa voluntad, cuando se plantan en medio de uno y le preguntan si esta loco. Pareciera que fuera la voz contraria, el que lo vienen a ver y le preguntan si el sol ¿se sale del eje?, ¿siempre va estar allí? Cuando se responde que no depende de nosotros. Que no podemos decir que vamos a saber el futuro, se miran más extrañados que de costumbre. Todo es cuestión de fe, fe en uno mismo. El que juega todo, en cada mano tiene fe. ¿Cómo no podría ser una especie de elogio? Tal vez una suerte de cuota, de falta de todo respeto. Entonces la idea casi incendiaria, tan antirromántica, sos peor de lo que podrías ser. En eso está todo, ¡tómalo! O ¡déjalo!, tomarlo está mal. Ahí esta la risa. Ahí esta la cuestión, aceptarlo debería ser una pena. Tan así que cuando se lo acepta, el gris es el dominante. Ahí todos los colores cambian de sentido. Todos parecen más cercanos. Tiende a mostrar una contemplación desapasionada, es una visión del cuerpo por el cuerpo, una visión del carácter por el carácter. Ante esta idea se pone todo interesante. Se trata de ir mezclando, ahora se trata de irse metiendo en esta experiencia. ¿De qué me serviría pensar así? ¿De qué nos serviría pensar así? Hay veces que hacemos culto al interior, ¿es o no insoportable? Recuerden que mientras lo pensamos más cerca de la piel del protagonista. Pseudo filosofía & pseudo literatura, es la primera vez que ocurre. Uno tiende a perder la fe con facilidad. Aunque no puede decir que esto impulse a la fe ciega de un fanático. Todas estas cosas deberían venir regaladas en la semana siguiente. Quizás es parte de una especie de composición que va perdiendo el sentido, pero si a los otros no les hace perder el sentido. Tal vez ellos se están metiendo en una locura que a uno le es completamente inmune. ¿Por qué creen en uno? ¿Por qué tanta insistencia? ¿Por qué no dudan más? ¿Por qué no esperan una larga y terrible venganza? Ahí es cuando las cosas se terminan por poner fáciles. Si nada es tan terrible, ¿a qué temer? No hay que temer a los que nos gusta observar, que vamos de la idea de un caos generalizado a un orden indiferente. En este par, va la preocupación, llegado a cierto punto la idea de vida es una cosa bastarda hay que creer un poco que vale la pena lo hecho. Por lo demás, mientras se entiende que hay cosas importantes estas quedan un poco afuera de la visión. Si nos divierte un poco esa mezcla de inconstante pasión por nosotros tal vez es porque queremos que sea así. Es una justificación enfermiza.

¿Quién no ha visto estos ejemplos? El que ha dejado ser comido por un caníbal, el que se ha cedido para la destrucción. Si se lo mira como espectáculo, si se lo piensa como tal, no es terrible. No ha sido el cambio tan malo, no me han comparado de forma tal que todo sea impuro. Podría ser que un mundo demasiado privado pueda implotar en poco tiempo.  Eso debe ser, tiene esa lógica. Pasó y ahora es parte de una buena historia, lástima que la tengo que escribir yo. No salió de mi imaginación en parte eso no me da para convertirlo en una no-ficción. Llegado el momento cualquiera lo podría hacer. No es tan complejo de imaginar, lo hecho, es sencillo hasta es divertido. Ciertamente llegado ese punto, parido de una imaginación casi vuelve como si fuera un deseo. ¿Cuántas veces el aburrimiento lleva a estas imágenes? ¿Sería el éxtasis místico? Si se permite creerlo lo sería. El dolor es una “revelación” de “Dios” no pudiendo ser estimulados hasta el extremo, o mejor dicho yendo y viniendo por un péndulo. Todo esto se presenta como la idea tan amigable de caja de tortura que chinos y persas usaban para torturar. Desencajada una persona abstraída de la realidad se parece bastante a la persona que se entrega supuestamente a una pasión celestial. “Orgasmo & Tortura” en lugar de pasión y deber. Claro que esto lleva a preguntarse si uno se mejora con el tiempo. La respuesta es sí, antes cualquiera de estas cosas llevaría a la ira. Pero antes que nada, la caja de tortura es básicamente tan sencilla que cualquiera la puede entender. Una caja donde todos los miembros y la cabeza quedan separados del tronco. Sépase que para poder morir de la forma más terrible, debe ser el torturado alimentado. Es cuando sus propias heces se comienzan a juntar que al fin y al cabo, los gusanos, moscas o lo que sea. Ellas terminan de comer la carne que con el tiempo con el encierro el sudor y la suciedad termina de convivir con todo aquello que se pensaba sano.

Uno podría creer que en este caso, todo estaba dado para que la caja tuviera efecto. O pensar que nada es relevante, que todo fue igual. Tal vez es una mezcla de cosas. Podría pensarlo así, podría creerlo. Pero en el fondo no cambia. La cuestión al fin era que pasado un corto tiempo. No me había agusanado, al fin era la supervivencia. Era un cuento más inmortal donde no se sabe cuál será el final, ni cuando fue el principio. ¿Cuál sería el límite? ¿Cuál debería haber sido? Mejor eso a pensar que todo fue algo limitado un límite y una burocracia. Si tan sólo es eso, habría dejado ya el espacio en blanco y que alguien más firme la cuenta. El imperativo de gozar inocentemente debe ser al finillo que esta en juego con estas cosas. Debe ser por eso que estaba lozana como siempre está lozano el que al final se sale con la suya. Porque la vida se sale con la suya, porque las fuerzas dominantes se salen con la suya y eso es un elogio a la belleza, el lo entienda bien lo entiende bien y el que lo entienda mal lo entiende mal.     

También podría ser tenido como una parte de la miseria, se lo podría tener como un gran recuento. Por eso cuando me preguntan si se trata de andar bien o mal, hay poco de cosas que todavía huelen a ostias. He visto muchas cosas que se dejan pasar que se borronean que se diluyen para que sea menos perverso el asunto. Pero ¿perversidad lleva a la venganza? ¿Acaso porque hemos de volver creíble nuestra manera de ser? Estas cosas llegan siempre de la mano de la seguridad, la gente se acostumbra digerir cosas hechas nos contamos qué va a pasar. La gente hasta se acostumbra a tener un buen o un mal nombre. Por eso cuando se piensa, cuando se tiene que pensar, cuando se pregunta con la luz blanca. ¿Es verdad que hiciste esto? Podríamos decir que sería divertido ir por la positiva. Contando todo lo que pasa, pero hay veces que tenemos estas dudas. ¿Nos odiarán acaso? ¿Cómo no podemos dar lo crudo? ¿Cómo no podemos dar lo cocido? Todo tiene sentido de nicho. La paz es la seguridad del cementerio, podríamos ir hacer ruido por los costados tal cual se tratase de la llamada de los espíritus. Todo su lado, siempre hay un justiciero que la pasa bien por un tiempo. Siempre hay un tiro para la frente, siempre hay alguien que quiere hacerte carne picada.

Debe ser el alcohol, debe ser que alguna gente se vierte hacia fuera que tiene la consistencia del chicle. No sé si eso es bueno o malo, no podría decirlo. Después de todo las historias se pueden volver tan irrespirables que la mezcla de sudor, humedad y de humo podría hacerlas geniales. Todos desean que al final haya algo interesante como un suicidio o un empalamiento. Todos piensan que estas cosas tendrían sentido y en muchos casos lo tienen. Uno recuerda con ansia casi lo de siempre, dar por sentado que las letras son seguras. El amor de la multitud es complicado. Las peleas de borrachos son algo tan difícil de contar como el más bello de los prados, por que lo segundo no existe es mejor tener un catalogo de la alienación. Podría decirse que se trata de una “guerra psicológica”, creo que todas las veces que escribí sobre guerras escribí. Así tengan por certeza que no se trata de algo por ganar, ¿para qué llamar al conflicto? Tiene más sentido la presentación de una sonrisa desdentada. Por eso mientras pienso en estas “joyas”, todo parece que va y viene en el sentido de algo medio tragicómico y hasta gourmet.

“El juego de la resistencia. ¿No nos gusta ver sufrir acaso? Ese sentido de lo bueno siempre latente como un dedo debajo de la piel que quiere ir rascando. Esta idea al fin de que un cuerpo es un instrumento. ¿Cómo suena? ¿Acaso podemos saberlo del todo? Podríamos imaginarlo como un deambular, como el inicio y el final. Podríamos pedir que cambie que tome su fuerza. Podríamos soñar con pasturas tranquilas y azucaradas. Pero claro que esto no nos cierra es como si quisiéramos aspirar glifosato. Todos los beneficios de no poder convivir con ninguna maleza más. Creo que en este sentido, la moral termina por ser la costumbre. Mis costumbres van del camino a la idea de que todo se puede explicar, de ese optimismo tan maniqueo de que si se esta en pie como un boxeador se puede seguir. Esta clase de plenitud es algo que no siempre termina de cerrar. Sería un juego de espectáculo. Por eso cuando piden muchas veces que estemos todos a la misma altura, o piden que nos sepamos entender parece que viviésemos en una tonta utopía de grandes bloques. El setenta por ciento de un texto es su contraindicación su error, su mal momento para escribirlo. No puede ser entonces algo de pequeños espacios, es algo casi un gen ruso imposible. Es la sincera mortandad de personajes inventados. ¿No sueña la gente demasiado con el futuro? Siempre hay cierta cuota, hasta podría decirse que es parte de la vida de la espera. Del miedo.

Paranoicamente se lo acepta. Es una excelente definición de belleza. Podríamos decir que se trata de cierta forma de no conformar un esquema. Pero no se trata ya de la cámara gracias a dios aún no todo es pornografía. Dejémonos pensar que tenemos un espacio un poco más grande. Pasión al fin, pasión. Eso es lo que hace la base de la lengua sea un ojo más. Hay cierta manera de cortar el pelo, cierta forma de limpiar el cuerpo que poco puede tener que ver con la realidad del ojo. Debería ser por eso una tintura. Todo lo salvaje termina por los mismos lugares. Encima para mejor, se nos presente se nos sirve la mesa como si fuera una típica escena del renacimiento. Dos familias, muchos cuchillos, una vendetta.             

Ciertamente que es gracioso ponerse a pensar un poco del porque del relato. Es más relato es parte de la obsesión común de este tiempo. Es tanto así que al final parece que si uno quisiera jugar si uno quisiera pensar tendría el absurdo por doquier. Este fin, esta manera de ver todas las cosas, esta manera de no poder temer. Sí es ante todo asociación libre, seguramente con caminos recurrentes como el desgaste de una piedra. Si a la vez podría ser la conjunción de inmortales, es decir de inmorales. No pensar en el fin, no temer al fin, escribir como si fuera para siempre. Ahora bien, si todo se tratase de un recuerdo. Si la imaginación fuese destructiva espiral, si el tiempo fuese la negación de la voluntad. Si todo eso valiese la pena, si hubiera buenos libros por leer. Si estuviésemos seguros de esas cosas, si todos no pensaran que se trata de un gran negocio. Pero bueno las risas, la complicidad, la historia, la perdida del sentido. Todo eso en la parte buena de las cosas, en la parte lúdica. En días que son telones pesados de gris. Con el deleite de las fotos de los cadáveres de una industria que tenía peso e iconografía. ¿Sería eso pensar largas cadenas en el tiempo? El museo de las grandes herramientas, las grandes ideas, todo visto en su lejanía tiene por suerte una conformación pacífica.

Todo el deseo de la vida humana, de su contradicción de esperar. De las caras de la frustración combinada con el tedio. Debe ser por eso, que cuando se viaja en medio del transporte todos tenemos la idea de que no estamos allí. Nuestras cabezas están lejos, alienados a lo Homero Simpsons. Un optimismo enfermizo, una suerte de calida de vida. Algo así como el rock o como la propaganda de las pizzas. Malas metáforas, pero la idea en pie. La idea siempre presente de que el tiempo tiene que pasar, sellada la obligación, tendida ahí dejada, al fin cuerpo y tiempo. El culo en la silla de plástico, el pasaje veloz de luces. El no habituarse, el regalo de estar por ahí, cuando se piensa que el destino ir y venir por los mismos rieles como los abuelos, los padres y los hijos, todo tiene una especie de repulsión como el chicle pisado. Tal vez sea por eso, viviendo a plazo, el delirio, el pasaje entre la semana, el poder estar un poco mejor. El poder usar las costillas como un acordeón. Será que las espaldas como el bambú se quedan. Esta es la clase de indiferencia que se combina con la maldad. Pasado el tiempo, podría creerse que se tiene el lujo de estar por ahí parado. Debería entonces ser la sorpresa la que nos deje, “flechados”, debería ser como es “monumento” que es monumento porque es viejo. El drama rioplatense y el eterno viaje a Temperley. El Astrólogo, eternizado, el granero, la historia de un crimen, el preso que le dicen lo bueno de confesar.

Por esta razón como si fuera un gran viaje, como si los colectivos no creyesen que se corran. La falta de limitación, la injusticia, el buen pensar, el buen humor, la tragedia que llega en un tiempo. El no poder estar del todo bien, el no poder deber transar con el sistema. El tener que decir que se escribe desde una suerte de culpa, esta es la suerte de los afortunados. ¿Podría uno negar que no carga cartones? Debería decir que su oficio de letras es tiempo libre. Cuando una historia valga la pena, Haroldo nos dijo que viviría sola. Se llevaron al poeta de las cárceles, el que veía más allá de las rejas. Se llevaron a los que soñaban con mucha libertad. ¿Qué nos quedo? Nos llevo el tiempo el poder saber del consumo. Nos consumió un poco el progreso.

Por eso en esta suerte de accidente, en esta suerte de justa observación del detalle nada se puede dar por perdido. No es divertido que te digan idiota cada cinco minutos y que no importe demasiado. Te prometen el sopapo, y poquito más. Es la relación de la campana y la baba, como una colección de fotos, como una genuina idea de una sonrisa que va a ser eterna. Una cosa que debería servir para pensar que la gente nunca es joven y que siempre fue vieja. Erasmo me contaba, y me decía que si uno quería ser pibe tenía que ser viejo y senil. ¿Podría temer el que apenas puede hacer con las manos el ademán de señalar? Esta es la historia, la Virgen Madre hecha de una particular. Las encías llenas de sangre, el estomago en su propio caldo. Este es el reposo del futuro, sin idea ya d esperar otra cosa. Con la espalda cediendo, siendo arruinadas las lumbares y trastornado el coxis. Tiende uno a pensar en los saltos de los sueños.

La pila condenada, la pornográfica. Tal vez sea por eso, la estatua que se enamora del pájaro y su meta es esperar. La idea de Wilde cuando se volvía católico. Un victoriano haciendo las veces de un hombre esperanzado. ¿Podrían creer que luego de tres mil años? Todavía se teje, y se desteje. Tal vez estamos ya en la contestadora de alguien. Si tal vez estamos pensando que la idea, finalmente es perseverar. Pero entendemos que seguramente vendrá el día que nos meterá la patada en el culo. Los dientes como pie, y el dolor. La sonrisa con dientes rotos. Es como viajar medio en pedo con gente que conduce en pedo, es clarividencia. Es la vida del que a veces quiere imaginación de chispazo. Cuando sea ruina, cuando se crea que en realidad ha pasado esa manera de estar. Cuando se disfrute mirar el cielo raso cuando se pueda estar en silencio por un largo rato. Entonces se cree en fin que se tiene a los pies, al mismo personaje que se al final se ha creado un espejo. Si hacemos de esto lo que queremos dudar que seamos, si a veces hay que ponerse a no dormir para que la imaginación nos lleve a cualquier parte. Si Funes es un tipo ilustre, si la sonrisa de un general es algo difícil de explicar.

Es un mal de época, es un principio de época vamos ganando el hábito. Estamos pensando en todo lo que pasa. Queremos vivir más de una vida y no vamos a poder. Para eso tenemos la idea de que contenernos en ciertas formas es inútil. Absurdo gratuito, aunque obvio el tener que pasar por eso que se llama ser humano. Va terminar siendo inútil cuando sea un género cuando se espera que las cosas pasen. Aún puede que no me haya habituado del todo. Hay algo de extrañeza.

Si alguien pregunta, podría decirle que la vida suele contarnos varias veces lo mismo, denme diferencia específica, todos nos aburrimos y nos disolvemos al final aunque es divertido ver algunos empeños que tenemos con algunas personas en particular. ¿Acaso no es eso la idea de flechazo? Tiene todo lo lánguido, todo lo lleno de capricho. Debe ser como siempre, entonces una muestra del capricho, no del mejor ser humano sino del que escribe. El que carga con todas estas cosas. Deben ser pocos problemas y si lo son. Tal vez importen por su liviandad. Eso es lo malo de intelectualizar….

Entonces en lugar de víctima es todo un paseo, tal vez es demasiado ego que no afea las cosas, que no deja que las imágenes tan mentadas terminen tan mal.  Si en cambio cuando se camina se anda sólo, si se piensa si se cree que se está caminando sin rumbo podría uno creer que anda mal. Esta clase de cosas pasan cuando se extraña cuando se toma mucha cerveza y se mira una pared de ladrillo sin prestar atención así es convivir con una pasión que no se murió pero que no la dejan seguir, no una pasión que sigue aunque le pongan piedras. Cuando una pregunta no tiene sentido y se torna patético cuando los amigos si les contas te mandarían a la mierda. Inaguantable, encima falluto. Siempre pienso en estas frases, cuando por ejemplo uno cree y se da cuenta, entiende que la muerte de alguna manera está por ahí. Jaques tiene la mala costumbre de usar volados y además consternaba francesas de todo tipo y clase. En su consultorio algunas personas deben haber dicho que las cosas no estaban bien. Pero claro esto no es un seminario, acá no hay nudos Borromeo, acá no hay regalitos para el Pai. Acá hay un elogio evitado. Por eso cuando después de todo término viendo lo que siempre se mantiene de la misma manera, no diría que me equivoco. Ya se dijo que va a llegar un momento donde el tiempo para poder recordar y cultivar la hiel va ser propicio. Si uno sobrevive tiene la suerte no de hacerlo bien, y tendrá que ver que es el tiempo el que al final elige la parte más importante de nosotros, el final. El pésimo tercer acto, ese látigo que nos fuerza a pensar que si tenemos “talento” deberíamos hacer algo con ello. En esta cierta veracidad, se me hace una dieta difícil de seguir. Me divierte esa franqueza, me divierte al fin y al cabo todo eso que ocurrió y en parte es terrible. Tan terrible que ha sido una experiencia demasiado mala y a la vez ha quedado como parte imborrable de aquellas cosas que nos toca “padecer”. No va salir un solo poema, ni un solo cuervo arranca mis ojos, no tengo deudas, ni deudos.   

Si ciertamente hay que creer. Digamos hay que pensar. Tenemos que tener fe en que el presente no se va ir por las manos como el agua. Tenemos que tener fe que por tratar de tener una puta anécdota arruinemos al otro. Podremos tener el puto “buen gusto” hay veces que las formas vencen al contenido, recuerden que así se disfruta en parte por raro que sea antes que se entiende. Si lo tenemos será porque tendremos la mejor foto, la mejor instantánea y será algo que molestará, y tendremos a fuerza de la mejor foto, la mejor manera de habernos visto. Cansados como troncos endemoniadamente de pie, como partes, como seres pasados rosca que apenas duermen. Como dientes que tiritan como el frío, como el exceso del alcohol. Todo veneno o te mata, o pasa, y eso es la experiencia esta. Ineludible, al fin y al cabo, habrá que esperar.

Esta es la ternura de las mezclas, siempre se pregunta ¿devolver bien por bien y mal por mal? ¿Arrepentirse? Lamentablemente ya no se intentará ni confiar demasiado. Tampoco se temerá alguna cosa más burda, ni una más trivial. La intención se llevó al nervio. Será un genuino recordatorio más de lo que nos gusta pensar. Será una genuina forma de sacarnos la manía, será el papel patético. Será el romanticismo inútil. Desesperanzado y fácil de estafar. Es como siempre, el recuerdo de un personaje que termina por ser un paria. 

Tendremos obviamente por el otro lado el que piensa que se pierde la vida. ¿Quién le importa? Girando en el lugar, temiendo que el avión se caiga. Tantas veces esperando el marco de la puerta. Acaso cuando fue, que uno se olvidaba que estaba mirando. Toda esta clase de distracciones al final llevan a que los enemigos digan que no nada mejor que hacer, que se juega a la histeria que se anda con pecho hinchado de pús.

Pensemos después de todo que hay veces que uno viaja como si fuera a la guerra cerrando la puerta de la casa para no volver igual que antes. Puede que ese día llega en cualquier momento. Después de todo el enterrador siempre trabaja bien, y se lleva la placa cuando está todo bien y no se ha pagado, nadie merece el nombre aparentemente después de muerto. A veces uno tiene mal gusto, y la carita parece sucia. Parece que algunas palabras, parece que algunas no tienen el mismo sentido, ¿nos prometen realmente lo que dicen? Parece que el tiempo, que la adrenalina nos mantiene elásticos y plenos parece que es la serotonina lo que nos mantiene felices. Parece que las esquinas más queridas que las calles más familiares terminan siendo una condena por mirar al futuro, ¿qué nos va a pasar allí?

 El cuello en  la espalda, y así cada pasado ridículamente obvio se va marcando. Mirar al cielo, y saber que la lluvia de fuego, que todo eso pasa con jugar con el Universo. Sin dios, calvo. Hemingway se mataba porque no podía escribir, o sea que nos podemos morir por nada, o mejor dicho nos podemos morir porque ya no sabemos como vivir. Tal vez lo más prófugamente desesperado, se trata de una colección de desventuras.  ¿Cómo no sería así con los recuerdos? Si uno creyese que está a salvo de caer muchas veces en las mismas cosas no debería renunciar a la especie, y renunciar a al especie es renunciar a la carne, y renunciar a la carne, es dejarse llevar por muchas cosas que nos han quedado del tiempo en que creíamos que podríamos elegir claramente la diferencia entre los felices y los “libres”, tal cual nos hace entender Spinoza trabajamos a conciencia para ser esclavos. ¿No es acaso que al final nos desean esclavos? Todo para nada, el amor ocioso, eso es el poema, el amo ocioso que se sabe mirado. La libertad al fin es creación es falta de todo apego por aquello. ¿Tan suficientes son acaso nuestras ideas? ¿Tan suficientes se nos deberían presentar? Finalmente se trata de un sentido de humanidad. Una cosa tan simple y tan chata que no es menos que aquello que queramos hacer con ella.

Ciertamente que toda tarde, que toda muerte que toda especie, que todo hospital que todo hígado que pone la cara verde. Que todo convaleciente es la muestra contraria a la vida. Nuestro sentimentalismo es horrible porque apenas nos deja pensar.

Sería lindo creer que todo podría ser envuelto en un viento furioso. Y con ello pensar que el tiempo que las palabras que los gritos son devorados. ¿Puede que ahí viva la consternación? ¿Podría ser que la gente no se anima a ser tan idiota siempre? En muchos casos es una vil mentira, es picardía argentina. Es parte de la noche, del hambre de la soledad que curte. Que deja como rastro los granaderos bajo nieve. Si huir con el mismo caballo con el que se entró. Perder los cañones, ir sin otro motivo qué pensar. ¿Habrá quedado algo del mundo que se dejó atrás? ¿Qué tal si mañana no hay corona? ¿Qué tal si todos huelen pasado? Pabellones bajos, gente que sabe que no quedan tantas ideas por hacer. Será esa resistencia, esa idea que ciertas personas pueden conversar. Y es verdad que hemos idealizado aquello, deberíamos ser más sanos. Más contenidos, más graves. Algo esta enfermando a la Era. O mejor dicho andamos buscando el síntoma más enfermizo de la era. Siempre uno quiere pensar que tiene un lado, lunar, o un lado solar. Recuerdo el lado lunar, recuerdo esa idea tan firme de un pasado de cierto corte mortecino, la idea de que nada podía seguir, y ahora como contra cara que todo debe continuar, ambos lados son hostiles y hasta son ridículos. He convivido con la belleza como lo lánguido es triste manera de estar aferrarse apenas al mundo, y si eso no basta, y no bastó, fue un parte, un pasaje.

La iniciativa ahora que todo pide que tenga contemplación otra vez de las mismas cosas aunque esta vez con un entusiasmo que casi es una comedia. Hay veces que es más  divertido pensar a los hombres pequeños que están desesperados por la luna misma, por el astro que no pueden tener por aquello que jamás podrían obsequiarse. La fuerza de cierta carrera ya muy larga. Ahora bien, si me preguntan por el signo de los procesos presentes. Podría decirles que tiene ese sentido como el momento donde el pasto esta casi quemado por la fuerza del sol, esa resequedad que hace que te demanden demasiado y que hay que tener voluntad de continuar. Si tan sólo depende la técnica, ya todo habría sido dicho, hay que gozar de una estupidez más fundamental y no estoy seguro que valga la pena. Si fuera algo de quedarse medio muerto valdría la pena sería una buena excusa pero no es así. Para que las moscas caminen pero que nadie las vea. Esa suerte de descampado de abrir la boca y tener la una suerte de invasión irrespetuosa.  

Confundir hoy a una persona con accidente es un elogio. Entendamos que esta clase de cosas, si tan solo fueran sentimentalismo. Tiene un poco de eso, pero antes que nada son también unas ganas, un vicio si no fuera por esto, ¿qué podríamos defender?

 Porque después de todo, sepan que miles de palabras muchas veces no hacen la diferencia, no lo hacen aquí. Pero en el medio, sin tener que escapar, sin tener que pensar en tierras mejores. Podría uno pegar el ojo, y a la vez darse cuenta que la pesadilla no es imposible. Todos somos prescindibles y debemos serlo, y en eso estamos jugando por siempre. Cuando se lee entonces que hay cierta forma de no ser, y cierta forma de superar, y hay cierta forma de no ser uno. Vamos a seguir dejando ruinas. Ninguna imagen entonces puede creer que vive para siempre. Todo recuerdo plásticamente roto termina por ser una figurita sin vida.

Cuando se cree que se habla con un genio. A la vez se espera que el lujo sea no sufrir, se supone que tenemos una maldad. Pero es antes que nada instinto. ¿Cuán poco nos mueve la moral? Mandando un poco a la mierda todo. Ella me dice que las palabras son bastardas e hijos de las mierdas. Apolíneas mierdas, será la posibilidad de traición, porque los hechos sin dobleces no deberían ser tan fáciles de describir, ese mejor hacer antes que decir. Y es verdad, como podría yo transmitir a mi lengua, sonido cosa que no puede con las papilas. ¿Para qué sirve el pensamiento abstracto? Si al final uno se queda con la idea de un poco desgastado momento. Cosa que termina colgando como una hoja que se moja y se arruina. Como si fuera la basura y el consumo un mundo acogedor. El tesoro de no terminar de saber qué es un tesoro, ante ese miedo, ante el saber que muchos o ya han renunciado a buena parte de esas ideas, grandes palabras o se aferran a ellas con buen grado de histeria. Después de todo en la otra instancia queda la prosa del violador. Queda la prosa del acomplejado conquistador. ¿Dónde esta el Quijote? ¿Tiene cara de idiota? ¿Por qué no flores?

Dulcinea aquella anti-musa, anti-heroína, verdadero premio a todo el idealismo que nunca se realiza. Pero debemos recordar que mientras un día nos contaban cosas tan variadas como el amor de dos hombres en un subte o mejor dicho como uno avanzaba sobre otro. El amor es polimorfico, siempre se trata de una mezcla rara de un fauno y de un titán. Obviamente que cuando me sobreviva, va estar mejor. Siempre esta mejor que lo que creemos que hemos tenido. Siempre la mejor patria es la que nos han robado. Pero cuando todo el mundo sea lloroso, ya habremos rodado por la escalera. Podría ser que hasta la camilla nos lleve de un lado para otro. ¿Podría ser que en el último tiempo? Cuando  las neuronas se aflojan puede que entonces estos recuerdos sean eternos. Y no habrá norte, y la cama será una cosa fija. Podría ser, podría ser… podría ser aunque alguna persona venza el tiempo. Puede que ser, debe ser vencer el tiempo antes del tiempo. Va ser muy pronto, cuando ya todos puedan correr más rápido que nosotros. Ese nosotros como muchas cabezas de fósforos. Esa cosa empalagosa esa cosa que no terminamos de saber. ¿Por qué pretender equivalencias?             


Lo que no es fantasía y no es excusa es delirio, se ama en el fondo pensar que con eso basta, se ama pensar que están bien mecánicamente y eso es verdad, deberían pasarnos cosas buenas. Ya se ha hecho el popurrí sobre la droga, se ha racionalizado el mundo. Se han mascado clavos. La sonrisa sangrante denota ternura, la pasión, el diente que va contra la piel. Los castillos, el más perdido de todos, la Revolución Francesa. La sangre que brota sin parar, la calidad del abrazo, un blister que tiene sangre. El calor, el mosquito, la imagen de playboy. La idea de un goce que puede no tener nada que ver con un concepto. Si lo piensa fríamente esta es la mejor defensa contra la vida, por lo tanto termina siendo digna de imitación. Costaría escribirla sin incitarnos a que la imitemos. Se tratará que muchos sueñen alguna de esas cosas que creen que no hacen o que no han revisado que hacen.   

Los pianos que se rompen a la par. La sensación de la piel dibujada. La presión, el ojo del reptil. La hoja arrugada, el escupir, el mear. Meo que cae que se va metiendo por el piso que tiende a la evaporación. ¿Hay una clase de delirio? Hay una clase de afecto, si en la boca del volcán está el misterio, la muerte que viene del centro de la tierra, de una parte de lo que fue nuestro origen. ¿Dónde esta el mundo por derrotar? La alienación, imágenes crudas versus cocidas, el incesto. ¿Cómo podrían haberlo cometido? Y jugando al parentesco sería una muestra buena del horror de lo que imaginamos que no hay que hacer. Siempre habrá un algo peor.

El horror de la palabra dada de las promesas derrotadas, por eso les cuesta tanto el para siempre. Esta es una era muy sincera, que no te importe lo que no se puede controlar. Fallutos que tratan de salvar a la familia, así cambian las cabezas cuando se cree que hay que poner al fin “orden” a la vida, y ahí aparecen cosas que serían inexplicables de otra manera. Escribir ciertamente es pensar en un sol que se disuelve en cerveza. Ininteligible, pasión fugaz, los dientes van contra otros. Hay que sacrificarse muchas veces. Dolor en el cráneo, ganadores y perdedores. Cogedores profesionales, delincuentes, violadores. Consignas claras y fugaces, ¿Quiénes educaron a estos hijos de puta? Céline no tenía esta princesa, Yo sí, Celine según tengo entendido no podría ser nunca afecto a princesa alguna. Qué pensar si la cereza/aceituna fuese una granada. De la sangre de la morcilla, el recuerdo simple. Uno se consume a uno mismo, así nos medimos hoy.  

De la naturaleza privativa de las cosas, de la naturaleza privativa de la vida, del nombre propio. Cómo podría negarse uno a tener nombre, y llevarlos todos. Y tener las marcas de todos, y usar el bisturí para borrarse la cara. La belleza y la monstruosidad son ritmos, no usar la violencia preserva al monstruo en su belleza. Preserva el apetito en su funcionalidad, y hasta es grasa que se lo tenga que decir. Si algo es destrozado por una venganza sería una forma más de pensar lo poco útil que son nuestros deseos. Seria bello que todos fueran decididamente libres y no terminaran de saber porque hacen lo que hacen y en vez de decir que todo es accidente pudieran decir que todo es intención. 

Si fuéramos incinerados en seco sería así. Ante todo, la juventud, si es carne de juventud que no termina de ser proteína que por el calor se conforma si es líquido. Si es una ilusión transparente con apenas sal. Juega la mujer de Lot al casino. Prefiere tragar las pastillas hasta el final, no será que las noches sean más largas en la agonía.

En una tierra de muertos vivos, de desaparecidos, de carne que se exprime por medio de rieles. En tierras morales amargas de traiciones, de brillos. En una tierra de colonia, de bosta, de glifosato, de muerte, sí de muerte. Si pudieran entender la mañana con su peso en los pies. Si pueden entender eso, si quiere entender eso podrían soñar con cortarse las lenguas, y que estas fueran peces. El hervirse en una ducha, perder las costillas para asemejarse a un pollo al spiedo. El éxtasis de la vida, el amor, la seda rota, cera derretida. El terror de  tantos descartes, las palabras besan a los monstruos. La belleza de la contradicción de la piraña, el barroco de Sarduy, la negatividad de Vallejo. Así pasó con Catón que murió según dicen porque quería demasiado y no importo que su vida fuese un instrumento en el juego de muchos más. ¿Podría ser una ilusión tan mortal la que produzca las mejores cosas con las peores consecuencias?

Su Ira es la como la de Cibeles y sus hijos son semillas. Su tiempo son semillas, podríamos jugar a que dios sale de nuestros pantalones. Podríamos soñar no pensar tanto. Cada vez que me cuentan la muerte entiendo que se trata de música, el padecer ese gran vómito. Los que quieren no ser parte del sistema. El que muere en medio del submarino seco. Si alguien creyera que en el horror del mundo no hay que desesperar, la única respuesta que le cabe es que la miel es más dulce que la sangre. La vejez templa. Uno siente lastima de lo que han hecho de nosotros. El café sulfurado y ultraizquierda, “acá si que no se coge”. Los genitales como punzones. La vida como punzón, cuando me preguntan si entiendo la belleza de los animales maravillosos pienso en Prodan. Entonces verán lo que decía Luxemburgo… muevan las cadenas sueñen con Platón.

-“La miel es más dulce que la sangre”- la fidelidad para uno mismo es mito. El poeta es el adicto. Su falta de aire es ley. Su falta de vida, su asfixia. Su voluntad de muerte. La idea de la supresión del otro para hacer la “vida” existente, la ortografía es el límite, el novelista atonal, la vida de la historia ligera de varios accidentes, de la musa de la precipitación. Cien nombres por cien, la carie en la muela, el sentido de la finitud.
“El lavarropas violador canta su canción”, el Cristo en la terraza del buenos aires tiene que luchar contra el cáncer las antenas de los edificios, la medusa en fin, su mirada.

El sol el medio día, el verano y su tarde, su beso ácido la gravedad que lleva, su renegada manera de ser. Todos sudados. La voz, como recuerdo. Como mal recuerdo, una voz que se autonomiza es más que un ser humano es un misterio de una conversación interminable. Cuando la imagen se vuelve pura, cuando la voz se hace una adicción. ¿Podría una persona alucinar con dios? ¡Dios! Como carne y sangre, devorar al otro en nombre del amor. Que los dedos ajenos atraviesen los propios ojos. Esa sonrisa de goce, tan pura de la improvisación casi musical. La ausencia de/ “tantas mujeres como sean necesarias”/es el devorar a los conejos que se vomitan. Ternura al fin, canto. El caballero idiota da paso al amante, reincidente. El que sabe del instante como el jugo instantáneo. Difícil es vivir, difícil es no perderse, es no tener la vida la punta de los dedos tomando el volumen de un ser. Ver que los ojos toman y recuerdan una forma. Eso es tener una visión que nadie reemplaza un abrazo lleno de anzuelos. Es un buche de nafta… si la nafta con su narcótico olor. Emparentada con el fuego. Si las tardes, si el agua multicolor del gasoil puede ser poesía. Si un dibujo se combina con un lunar, si una serie de lunares es una constelación. Si una mano con los dientes y unos dientes con la determinación puede quitar de en medio de una lengua. Les hablo de una persona que tiene algunas de las fases del opio de la que no se puede dormir, la que lleva el estomago al oído. El halago más tierno, más delicado, la presencia agridulce de su personalidad. La vida que persevera mientras respira exhalando humo derrochando salud.      

¿Cuántas veces preguntaremos lo mismo? Ante la negativa, la irrealidad. Entre la realidad y lo que nos queda poco se puede decir. Sin duda termina siendo un poco más o un poco menos. Para contarlo de alguna manera, pasando por lo que ya estaba asumido. Escribir, y escribir, para terminar escribiendo. Todo mal, sin estilo como actor participante como etnografía, como lo que sea. Ante la recomendación el paseo por la ciudad. Ciudad que tiene la muerte, que tiene la autenticidad del nuevo comercio. Mientras dura la fascinación el mundo sonríe sin frío. El respirar como pobres insectos que creemos sobrevolar el mundo. Consagraría esa idea a un paisaje genial. Más no tiene sentido, no tiene sentido seguir. Piensen, ¿Cuántas veces una madrugada es la venganza del crimen?, en medio de la voz en off, lluvia. Saxofón, incapacidad para tipear más rápido. Debilitamiento del instinto, estafa. La belleza de la moral, una belleza de estatua de la Segunda República Española. Bíblicamente, sufriendo la idea, de las hojas de ser callado. De no tener qué ver.

Coltrane…. Apenas legible. Cuando se dijo la primera vez, no sabía un día un pasillo. No hay nadie que escriba sin ese tenor graso. Hemos tenido que quemar naves. Los comentaristas dicen que metimos y es cierto. Nada puede ser tan bueno. Una vez dije que una cierta cita me llevaba al infinito. Qué podría decir hoy si la misma cita de hace pensar en lo cotidiano. Es el reloj de la muerte, si la muerte, Andalucía. La muerte de Lorca, la oda a Dalí, la oda a Carola, la oda a muchos nombres, la oda a la hipocresía. La suerte de un cuerpo, la suerte de una proximidad. Si preguntan si se trata de una bella expresión debería contestar, que las canciones todas se remiten a lo mismo. Tendría que decirles en suma, que se padece, que el reflejo de cierto pelo contra cierta luz, les podría llevar a un lugar feliz. Feliz, como esa sensación de disfrutar todas las mismas telas que envuelven cierto cuerpo. Asco que de muchos que dicen que no se tiene más palabras. Palabras en suma, flamencos que hierven sobre orugas torturadas. Locos de remate, erecciones, medio sueño medio verdad, extrañar cuerpos salvadamente a la primera hora del día. En el espejo de plano entero, la parodia, la madre de un dios. Si una mirada puede perderse al fin, si es de ella, pierde al relejo. Podría soñar alguien con ser el ojo de esta joya privada. ¿No es caso sentido que cada uno toma lo que cree tomar? Entonces sí, el recuerdo es perfecto, y si su cara es una bóveda que dura será mejor. Un detalle islámico. Rojo, verde y negro.

Porque en ese enfrenamiento de caras, las dos están empatadas si una no termina de censurar a la otra, debe ser que no quitar la mirada algo vale la pena. Tiene que ser el oficio final del enfrentamiento. Y eso aún no ha terminado de germinar, dependerá al fin de la circunstancia, de un verdadero desmadre y destroce. 

Genealogía de guerras por venir. Reencarnación de la tradición de la vida. Con unos pies alargados como preguntas, con cierta manera de estar. Ciertamente, ¿si esa forma de respirar no conmueve?, ¿Qué podría hacerlo? Creamos en Boris Vian, sepamos que su chiquilla perdida en el mar, supongo que Rojo, supongo que en medio del ferrocarril a Exopotamia. Tal vez sea en ese proyecto que nunca se termina que se puede amar a una mujer así. Debe ser por eso, debe ser la existencia de la mirada que no puede ver lo hace, lo que quiere. Debe ser el polen, debe ser la irritación de nariz. En medio de ese deseo. Debe ser que el dibujo que la perdida de la piel en el detalle denotaría demasiado. La plasticidad del látex, la lealtad del aluminio. Esculpida como lata de gaseosa; frágil, graciosa y pasajera.

Tiene que ser la genuina idea de que nos vamos juntando y separando como camadas. Ya no nos enfrentamos a una calle son su multitud sino a todas las calles, y en ese sin sentido podremos ser para el exterior un buen indicio y tal vez con eso basta. No habremos de entender, y eso será todo aflojaremos más la moral. Supondremos que sería mejor que alguien me pueda padecer… esa es una meta. Como toda meta llama a que se cumpla. Aburre al final.   

No valió la pena, un elogio convencional. Hagamos el esfuerzo. Si fuera de una mano  que la puede modificar, las arrugas imaginarias de su espalda son como cuerdas. Si duerme con paz, si tiene perfecciones de una piel que va de un lado para el otro. Si es como la presencia de una rana de una selva. Si tiene el color del poseso. Si esta clase de demonio, esta fascinación tal cual lo entendía Wilde apenas comprensible y sólo con sentido, si algunas frases se repiten como slogan porque es lo único que termina por entrar.

No se puede vivir escribiendo siempre lo mismo, las letras no están hechas para qué quedemos bien tal vez lamentablemente. Será como la diferencia entre las nubes altas y bajas será una verdadera estampilla del orgasmo. Será el último delirio de Lewis Carol lo que no podía decir, será la cuna de la perversión de las mariposas. Será aquella cosa que debe ser llevada a todas partes. Será la inmortalidad, será ir perdiendo la forma, será deshacerse, fumarse, romperse y quebrarse demacrarse por el uso ganar pasajeros, ganar tiempo. Será estar manchado, será insensibilidad para gran parte del resto de la especie. Será la guerra entre el recuerdo y la novedad, será mirar sin cesar el origen del mundo. 
       
Si en una serie de preguntas, si en una serie de preguntas de cadenas de números sin sentido, un desafío de esfinge, acaso todo esto ¿no es el desafío de una esfinge?

 Si se trata de saber, si no va pasar, si se trata de pensar y de jugar. Diderot, la muerte, el ciego. Si el ciego, le cuento, ¿ves lo que veo? Bienaventurado el ciego, que le dicen, ojo y cree “ojo”, y le dicen boca y cree “boca”, bienaventurado porque saber ir en un mundo sin mediodía. Pobre del que ve, del que dibuja. Pobre del que puede recordar una expresión y del que luego la estallará otra, y luego otra. Desafío a que nos pongamos de acuerdo si no hablamos de lo mismo. Si ustedes se pierden por las caderas, y saben que todos estamos iguales. Si saben que no pueden aguantar. Todos hemos vivido a la par de Sade, de Byron, todos hemos querido un poco más, hemos roto la copa. Todos hemos de dormir en algún lugar. Solamente citemos la coincidencia, si la coincidencia no es más que la ocasión. Si las cosquillas si nuestra intención es ser piojos y prolongar la especie chupando sangre buscando calor.

El cadáver cálido es la perdición del sacerdote, su creencia en la inmortalidad, el tardar más que los demás en dejar el cuerpo. En nuestro tiempo bastardo se trata de enterrase hasta el final. Todos los criminales coman trucha o pan, liberen o no a un mesías, todos saben, se entierran y se liberan de ser. Deliciosamente inmortal, e inmoral, como una botella de bebida blanca.¿Si no pagas por el tiempo perdido que no queres tener de vuelta? ¿Valdría la pena acelerar y acelerar? Amor, si la palabra todavía tiene valor. Un recuerdo, en esta lucha siempre es terminar de sacar, termina de vaciar. Si una cara plácida, si unos ojos apenas cerrados si un delicado cuerpo en reposo es toda el hambre, toda la promesa, todo el insomnio. Sepan que es de gigantes y es de muerte de cama de hospital uno se miente a uno mismo en la comparación. Toda esa variación de belleza va desde el mamaracho con estilo hasta el detalle. Pareciera que la línea noble fuera una poesía de huesos que se sostiene y camina que tiene espalda, que habla que vive. Incluso en un habla insoportable con palabras prestadas en el cansancio y el sueño. El vómito del sueño acido, un poco de olor a flores. El destino de fosa común es una forma de extrañar todo lo irredento, la fuerza de la historia y de la eternidad del romance. Del amor por la calle a todo lo que pasa, a un recuero de la casa, en la calle, en el calor, en el sudor. Como rastro, como dejado por cada persona. Como lo que hacen las manos ajenas en el propio cuerpo. Alucinación, el arcángel arquitectónico de yeso. Si levantar demasiado una mujer es una herejía, ¿Qué podría importar volver a cometer una herejía? Así muchas veces la belleza lleva la máscara y la cicatriz de muchos nombres propios.

Si entienden eso saben que todos estamos hermanados. Una ilusión nos hace creer que hemos estado, una ilusión, es como tragar azúcar o crema. Es como babear chocolate. Si cada prenda lleva en delirio lloroso, gozoso, casi religioso, si antes que el rezo, se usa la lengua. Si la lengua quiere absorber hasta el sudor, si el sentido del asco se pierde. ¿Quitaría el miedo del futuro seguir soñando? La res que cuelga del matarife, la ropa en la pecha, el sacrificio del que nunca ve el sol. Somos la perfección de cierta comodidad, somos un diseño poco inteligente. Seria burdo entonces no desear ser canibalizado. Si el pensamiento es circular, tiene que valer la pena. ¿Cuánta miseria para desear el cielo? ¿Poblar el sol? La distancia de la luna con el mar, si el agua en su seducción tiende a tener brazos en el vacío. Cerca de la casa de uno, de su felicidad, uno podría abortar tirarse el tiro al pie. Podría volverse tierno en exceso. Si esta fuerza de luz, termina por ser legítima. ¿Quién no ha padecido la tentación de rendirse? Puede que el que este por al lado sea la víctima perfecta, el holocausto. Emputecidas en críticas formales deberíamos ser fieles. Así mujer lima a hombre, así “mujer” vale para muchas cosas. Así como el silencio de la indiferencia. Como si la voz fuera ceniza, como si soplarla déjala la idea del incendio. No basta entonces, ser saberse habiendo sido. Espero que esa traición que se llama cambio, se lleve hasta la idea, la contradicción hasta tanto que sea parte de esa excitación que se quiere repetir. La idea de la inmoralidad de disfrutar tanto en el sentido de la fanfarronería de tener que ser medido. La no medida hace lo irremplazable, lo que da una nueva amargura. ¿Qué más triste que haber padecido saciedad? Si todo es un reflejo del cerebro, la naturaleza humana dirá que fatalmente uno cede a lo quiere, ¿para qué tener que decirlo de manera tal que parezca increíble? ¿A quien no le gusta morir así? Podría uno perder el pelo, podría perder muchas cosas, podría ser casi una planta, una caricatura de su potencia, de su producción. ¿Acaso valdría? Tendría que… mas eso es mentir. Disfrutar algo en la comodidad en tenerlo a la mano es lo que lo torna incomparable.        


Lo interesante de dejar de pensar por un rato es que lo pensado se muestra tal cual, sin precio y sin valor. Mundo patas pa´ arriba. Tantas veces la misma actitud criminal, la misma estúpida voluntad de seguir con vida. Las tantas superaciones ajenas, las tantas poesías “grotescas”, ¿Dónde esta la calavera? Grandes textos que no llegan a nada, porque fueron hechos desde la nada. Una negativa desde la inspiración, malas interpretaciones. Muy malas interpretaciones, entonces sí claro el sudor, el olor, el hedor, el tragar comida que se reprime en la garganta. La capacidad para escribir es como la del tacho de basura, en todo caso, su contenido en su falta en lo que se no se puede ver en su unidad en su basura vale. ¿Cuántas veces oiremos decir lo mismo? En un mundo sin demasiado futuro, deberíamos tener orando a un pobre cura en un cigarrillo a punto de prenderse. Con la gota gorda, con el mal intento de los beatniks en la cabeza, el pasar y el pesar.

Adrenalina, y más serotonina. Todos creemos que estamos bien, vamos caminando, vamos llevando las infecciones en la superficie de la piel, desde el corte al tatuaje, modificando la irracionalidad de la genética. Tantas veces volver a la imagen común no tiene sentido en todo caso tiene sentido pensar que las horas han de pasar de una en una. Pensamos en nuestro cura y en su suplicio en la punta del cigarrillo, pensamos en dos sonrisas, pensamos en los espejos. Pensamos en la carne y lo babeante de la carne. Como todo lo que la cultura va a dejar de lado esto no será la excepción.

Profusamente barroco, profusamente divertido, el aborto, el gran aborto de pasarse pensando. El sonido distorsionado. Pro estas razones tal vez debe ser que en cierto punto, escribir es perder el tiempo aunque hoy nos entretenemos demasiado bien. Ante la pregunta de si se habla poco, ¿qué se puede decir? ¿Poco afecto a la conversaciones? Puede que sí, ante todo una perdida. Pero sin duda que en ese sentido profundo del pesimismo se busca por debajo de la piel. ¿Cuál sería el suceso? ¿Cuál sería la forma? Si me preguntan, un poco de asco, un poco de asco que nunca termina de hacer que el sol se ahogue en cerveza. Con todo, y para la vida, mientras más animales somos mejor. Como si repente, la lluvia fuera remachando, y poniendo silencio en todo y para todo. ¿Tendría que tener esto su lector? ¿Podríamos perder la pedantería?

Tenemos que tenerla, tenemos un poco de lo perros adiestrados, y un poco de los aplaudidores pagos. Pero antes que nada hacemos la distinción, el aceite, la grasa, y la manteca que es grasa. El vino que si es más oscuro, que si es más claro, si una sangre de un “dios”, si es un invento, o si es mejor recuerdo romano. En esta idea como quien salta, puede hundirse la espera de la noche. Todo tiene que ser intenso para que haya sentido, y entonces mañana haremos de enterrar un poco a palazos esas caras que no podemos lidiar. No obstante esto, ni Bioy, ni Borges, ni Cortazar ni Arlt, Ni Bolaño ni el que venga. Creo que debe ser esa clase de hastío, hay veces que ese frío gélido que nace el coxis, un buen glaciar para la raya del culo en el sentido del ahorro. En el sentido más profundo de no poder cagar. Artaud tenía esta idea de la mierda, el arte, la vida. Quizá por esto entre los géneros bastardos viva el romanticismo, lo cursi, lo desesperadamente afectuoso.

Como siempre un fin no lleva a otro, ¿para qué ponerse a pensar un panfleto inútil? Casi como un delirio de la felicidad, como quien puede tragar como se dice algo que no se le termina de olvidar en el esófago. Abstracto sumamente abstracto, esto es cuando vamos tropezando con el futuro a toda velocidad. Negarse a pensarlo, negarse a sentirlo, persistir voluntarista y seco frente a la lluvia termina por ser una cosa generosa pero a medias. En todo caso, hay ciertas pautas, ciertos reflejos, ciertas perfecciones de la belleza que terminan en un callejón sin salida.

Entonces la felicidad, la muerte, el vena, la enfermedad. Tan enfermizo es estar ahí y no ser. Tan interesante es pensar en el vacío, tan bueno es no tener excusa. A todo eso, se suma como siempre el hecho sincero de cómo nos sirve el cuerpo que queremos querer. ¿Por qué se nos pega tanto el delirio perfeccionado por la fortuna de la anticipación? No habría sido la porquería anterior, la imaginación imbécil, una pija cortada en el estilo juliana. Debería considerarse así, si nuestros “hijos” (sea lo que tenga que significar saber de algo) tendrán que entender que no teníamos algo más que hacer que saber perder el tiempo. Ese haber perdido el tiempo con tan buen sentido de la oportunidad será contradictorio y antipoético. Cuando la diferencia importa poco, cuando la cosa criminosa persevera. Cuando el mundo, cuando el mundo se mofa. Claro que preferimos ser idealistas, tantas veces nos molesta la maravilla de la respiración, el jadeo, y los treinta y seis grados, tantas veces nos cuesta deglutir la mirada ajena.

¿Cuán perdida está una persona? Tropezaría el idiota con su propio nicho y con un buen mármol si no fuera porque el mundo está más fijo de lo que pensamos. Querer, palabra linda, un ancla. Casi tan hermana del acostumbramiento que hay que tener excesivo cuidado. Por eso, cuando en realidad, una mente se va volviendo adicta a algo, podría pensarse que lo va a decir es relevante. Jamás ha sido así, cuando el cerebro a la puertas de la muerte se pudre al fin, cuando las neuronas pueden morir, pueden ser como el cura en la punta del cigarrito tener su oración final, cuando los trucos de la mente cesan.  

Esa anticipación de la rigidez cadavérica, esa también idea del limbo, del cordón umbilical donde ya nada puede ser evitada, si está sano nacerá. Devenir en un proceso de adicción hacia una persona es algo divertido. ¿Cuánto pesan las patrias, los recuerdos, las mentiras? ¿Cuánto pesa el grito, el llanto? ¿Dónde duerme el crimen del caníbal y del asesino? Porque “dios” no viene, hay cosas perfectas, pieles perfectas, y tienen lo que tienen que tener, células, capas que se desprenden. Las caras surgen y tiene formas de humanas. Claro que no se trata de un living, no es nada, no es un cuento. Este es un no género. Podría pensarse como algo interior, pensamientos un monologo. Un monologo creado después. Esta tentación se vuelve con suerte una mejor solución que seguir esperando.

Caer en el limbo, ser parte de esas almas que serán imbéciles por siempre, jugar a no ser teólogo. La voz de la tentadora, ¡ay que fuera veneno!; si fuera por el recuerdo, amigos, presente, re-escrito, siempre primero. Será que ahora, un nuevo taco, un nuevo pulgar, un nuevo sentido colonice lo que quería pensar. Dejan todos de pensar, el amor de la calle, no con el éxito. Podría decir uno, que al fin y al cabo, el mundo interno, la burguesía sosegada, sería eso, será eso, abandonar. Parece que huimos y las luces de bajo consumo se las van fumando. Entonces sí, fumados andamos, y en eso pasamos, y queremos pensar. ¿Será que la enfermedad es divertida?, el cura peleaba con el buen pensante moribundo. Si el ciego, y el monstruo se niegan en el uno al otro. Si el monstruo de spaghetti no es una reflexión trascendental.

Las pastillitas, el silencio, el temor, el pequeño poblado. El cementerio que se va terminando, que se va mudando. Cadáveres de nosotros, mejores y más buenos. Podría decirse que era bueno, y un dibujo en la espalda, un negación de la auto-ayuda. Espiritualidad en látex, genuina representación de lo que somos, no de lo que pretendemos ser.

La tesis es simple, emocionado, el que quiere morir, el que sabe que va a morir, el que no sabe de eternidad, cómo no podría ver a todas las mujeres con orejas cada vez más largas como absurdamente viejas. Como no podría pensar que el mundo es una gran ruina. Bella ruina, esa que siempre es carne que late y que sufre, como si en manos los cortes fueran estrangulamiento de aves, como si fueran neologismos. Huye al horizonte, y espera el gato manchado de blanco y de negro que la cabeza no siga siendo una promisoria ventana para saltar al vacío. ¿Para qué pensar que hay mañana? Para qué sufrir por ello, cuando se sabe al fin que todo lo gustado en alguna parte se educo. Y si no se educo, deberán ser las marcas. Dicen que eso tiene el gusto, tiene miseria y economía. Debe ser eso, y tiene que serlo, entonces sí pasión por rasgos que se quieren ver siempre. Y uno dice siempre por minutos. Gracias a dios, seremos imbéciles. Gracias a “dios”, humanos. Ante esto, ante la idea de que la vida hay que tirarla al tacho, el otro es esa otra oportunidad. ¿Cómo no perder el tiempo entonces? ¿Qué será de nuestra intimidad? Tal vez eso será parte de una florcita que debería nacer del esternón. Pero por alguna razón alguien va preferir acabar ahí y el espermatozoide perdido, pensará que no hay mapa. El pérfido profeta con el palo duro, sin sentido, sin voluntad de ser fino, siendo ante todo paciente es decir sufriendo eso que le pasa.

Claro que con esto no puedo decir más, todo anda mal, más cuando hay público. Gracias a “dios”, lo mejor de la vida no tiene público y contradictoriamente eso lo experimente en varias formas posibles. Pero lo malo es que demasiado nuestro, y así se queda, y por eso al final, ¿qué podríamos esperar? Sé que no soy lector atento de Kant. Pero eso importa poco, debería ser el camino inverso del que tantas otras veces encadena imágenes con poco sentido para tratar de decir cosas que no son. Tal vez debe ser parte de lo más genuinamente cretino, y por eso, habiendo tantas cosas buenas que leer, o al menos se supone debería dejarse todo eso en silencio.

Lo que no funciona bien debe quedar como que no funciona bien. El sueño como un telón de acero. La impropiedad para ir pensando mejores cosas, el delirio en suma. ¿Qué hacen aquellos? ¿Podrían tener en una mejor idea? ¿Deberían tenerla? ¿Por qué esperar siempre buenas respuestas? ¿Por qué siquiera intentar otra cosa? ¿Si no pienso que  es un sueño? Si creo que hay un autor sería demasiado molesto. Deberá quedar sin resolver como gran parte de lo que nos pasa con lo que queremos que nunca termina de salir como lo habíamos pensado.

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