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&6&6&6: La más liviana lluvia de Acero:



“Un hombre que ha gastado su infancia y juventud en aprender diversas disciplinas, que ha perdido lo mejor de su vida en constantes vigilias y que en el tiempo restante no ha gustado el menor placer. ¡Ahí tenéis el lindo retrato de un sabio!”

Erasmo de Rotterdam- Elogio de la Locura. 

A sabiendas de la mentira:

Hay una parte de esta mente que esta colonizada por un desgarramiento. Un garrón para leer. Tantas veces el mismo personaje y encima escrito de tantas maneras. Debería pensarse como una caminata. Imaginen que están ahí siendo ojos, incluso ojos morbosos.

Si el tiempo y el frío y las nubes pesadas como grandes figuras que aplastan todo con toneladas. La fragua del tecnicismo perdido. Ante todo, la última gran pérdida y el olor a sangre. ¿Ahí? Si ahí, el idiota, el perdedor. El desgarrado, la careta y el sonámbulo. Derivando y volviendo a derivar. La gente impone a la idea, y a esta la tilda como patología. ¿Importa? Hay un dedo. Un dedo que termina de señalar.

¿Dónde mierda están tus lealtades? Deben estar en algún lugar del infierno. Rescatada de las aguas, todas las historias valen la pena. Los ruidos de las teclas, y el corte sobre los dedos. Entonces si son los ojos, los dedos, las orejas. Y es peor que el libro más simple de la escritura más creativa. ¿A dónde queres ir?

En este tiempo el problema es hacia donde y desde donde. Lo múltiple. Y con eso los sujetos. Y el sol, y el dibujo. Hay una cierta puntada de la cabeza que lleva a la nostalgia. Sin ser corta, la narración se estanca. Es mortal, tiene que serlo. Empezando por los primeros tiempos, llenos de estupidez. Pero siempre pudiendo balbucear.

Esta es la comedia, la que pudimos tener. Y al final dicen que todo se entiende, si no te hablan no te odian pero todo se entiende. Se tiene que entender y al final uno tiene razón. Aunque cada vez la cara se endurece más y el dolor de la cabeza a veces se pone recurrente. Ahora si se escribe con menos velocidad y con menos escalofrío.

A lo que iba. Un infeliz ha tomado por meta el llanto siempre a medio desteñir de un ojo bestial. Y para peor termina siendo un gesto para sí mismo. El lenguaje metido como un soberbio raviol. Y ahí estaba. El juego de siempre, el jueguito de siempre. Y para el final el que dice que es distinto no es más que lo mismo y vive en su mito.

La atonalidad, las palabras se rompen. Los párrafos se perforan a sí mismos. Al final una veda surrealista que lo conquista todo. Y hacia donde se puede ver, vienen y van los colectivos. Pero en la espera que jamás se resolvió había un poco de ese aliento con olor a plomo. Pesado, imposible y venenoso.

Todo lo demás es un mito, y era divertido pensar que así lo era. Y con eso y con la vida que era tan poco interesante. Y la fuerza de voluntad y la locura. La pérdida final. Todas malas letras. En este recuerdo, por último, da igual. Se trata de esperar en esa secuencia que termina por ser deprimente. Así era la lluvia de acero en un mundo de una supuesta angustia. Importa lo demás muy poco, y siempre termina por ser ignorancia.

Saben que no soy un genio. Todo lo contrario. El imbecil, que dice ahora “Valter!” en lugar de Walter para ser germano.  Para decir algo más. Y en un día que nada puede decir, y no hay para cerveza porque cada vez es más cara. Y te dicen si vale la pena tener una mejor opción. Un mejor que hacer, y la respuesta es…. ¿qué carajo importa?

Podría ser un trabajo inventar algo. O esto de escribir es un trámite o un movimiento como cagar. Y tiene que ser en todo caso como la segunda. Y no tengo ingenio alguno. Y si lo tuviera diría siempre lo mismo. Va siempre es igual. Porque la gente termina diciendo demasiadas cosas. Esto es un elogio también a la necedad y al delirio.

¿Tanto así? Y tiene que serlo. En esta lluvia de acero de termina que se congela. Una estela metálica. Lo interminable y el delirio. Siempre me gusto, como en los viejos tiempos. Donde todo era música una gran sinfonía del delirio. Ahora si con suerte, y hay voces que no me conversan y otras que me han escupido y las mejores se han mofado. Sin embargo esto es una clase de entretenimiento interminable. Solo cuando hay tiempo y ganas suficientes. Se saca un poco el aire de todos los espacios y se debate sobre la naturaleza del vacío.

Y…. sepan que es así. Ella es Morrison, y fue, y era Morrison. ¿Qué era Morrison? La gran excusa. De una estéril. Y que era una estéril, una existencia a tapa a rosca. Lo demás es parte del juego imbécil. Y un juego que siempre tenía grandes categorías, y muchos adjetivos. Chamuyitos, estupideces varias, delirios. La cruz. Y no mucho más, pero luego había que incendiar las naves. Y otra vez perjurar que nunca jamás se volvería a intentar. Aunque es obvio que es mentira, tiene algo de casino. Algo de idiota son millones de minutos al pedo. Pero Morrison era más, Morrison era la fase más ridícula de la erotomanía. Era la gran piecita, lo más divertido. Y tal vez por eso, ahí la baba trataba de chupar la teta abajo del plumaje.

Este cuerpo esta vaciado de cartón y mojado por una nostalgia. Meado por el deshonor. Pero no es tan malo. Hasta el día que uno se muere, los que están sanos, es decir, no deprimidos siguen. O tratan de maldecirse paso a paso o prefieren soñar pero siguen.

Tantas veces valía la pena disparar contra el cielo. Sin embargo ella trabajaba como la madre de todas las bombas. Y eso tenía que ser, no era una experiencia siquiera. Sino una promesa. Ese saber que mientras que el mundo era mundo. Kilómetros de letras irían por ella. Y ese era el fuego, en que vivía. No mucho más, y así la cosa fue volverse a todo fanático. Patético y fanático. Y por eso el sueño viola la mente correcta. Y la elección lleva consigo un peso interminable. Pero estos relatos, iban a dejar de ser una simple secuencia. Las trompadas que  no llegan, la era del perdón.

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Del origen del motivo por que se pierde tanto tiempo.

Podría ser un manicomio. En dos años, eran mil hojas. Sin borrar, y con varios títulos. Muchos sin terminar. Las cartitas, los mails, los “poemas”, las “obras”, las ficciones. Y sin teoría y sin nada. En la berretada, en el juego.

Antes que Morrison, existían “Hombres de la noche” y “Engendros del día”. Y toda una serie de meditaciones no muy lucidas. La discusión siempre se sostiene sobre el tópico de si debe o no haber una moral en el arte. Tal vez todo se resuma a la simple inmoralidad de la vida. A los chocheos crónicos de quienes han pensado demasiado y de quienes han creído que piensan demasiado.

De las maneras en que esto era posible. Bueno acá hay un problema, primero si, me encuentro bajo la suprema guardia de la forma pastoral contemporánea. Tanto ella, como las demás y yo; y Tiffany´s. Ribetes obscenos de la autobiografía. Siempre a uno le gusta jugar con el mundo que más conoce. Y en eso, la pobre metáfora. La paja, la clase media. El nido de vagos, la moralidad de unos tipos en traje que pasaron por todas las dictaduras que dicen, los entusiastas solo quieren dinero. Pero es parte del contorno.

Cuando tenía las frases, alguien diría que se necesita un trabajo decente. Pero saca la diversión de esto. Ninguna administración ni precisismo, nos llevaría a este bello lugar. En esta arcadia, sí aquí. La idea principal era pensar en ella. Pero resulta imposible.

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Sobre el 23 de Julio y sus consecuencias:

Alguna vez escribí un texto que se llamaba La Hija, feliz relato era. Breve y no demasiado monocorde ni oriental. Pero en ello estaba la idea de que un solo día podría cambiar todo lo demás develando un genuino mecanismo. Y hay sobre racionalidad.

La gente quiere huir, pero esto es una burocracia del delirio. Cuentan sobre la mañana del 23. Besos por las calles, gente que caminaba un frío un poco incierto. Una mala sesión de espiritismos del pasado. Y sobre todo la idea siempre vigente que el mundo iba a cambiar. Como toda promesa de revolución de cambio.

El texto fue destruido pero básicamente pensaba en este eterno retorno. Y ahora mismo existe tamaña consecuencia que inadvertida pasa por delante de uno. ¿Es posible?

Apuntes, apuntes y urticaria. Nunca se verá tumba de Morrison en París. La píldora será efervescente. Por lo demás las cosas fueron hijas del desastre. Por eso tanto la hija, como “Viernes, sábado, etc., etc.…” iban para el mismo lado.

Eran todas las vueltas de tuerca de las mismas imágenes que iban y venían para citarse mal en la biografía. Como quien encuentra no uno sino miles de soretes en los inodoros, claro esta que no son propios a lo largo de la vida.

¿Escribir? Debe ser un arte.   

Tiene que serlo. Es. No es, es. No es. Alejado de la tragedia, para que algo sea tragedia tiene que tener el buen gusto de ser una desgracia particular. Y para que esta desgracia además sea letras tiene que ser sumamente incorrecta. ¿No podrían ustedes en este altar a la mujer que les describiré? Seguramente que como cuando se reza a dios, tal cual masturbación trascendental harán de cuenta que ven lo que quieren ver como hacemos todos.

Nuestra “Beatrix” es…. No muy alta. Con labios apetitosos. De buenos ojos, salvajes. Presumiendo diremos que es una amante fogosa. Diremos que expía las culpas ajenas y propias. Diremos que carga con el destino de ser desgracia. Diremos que no tiene otra razón de ser. Diremos, que además no pertenece a ningún emperador. Sabemos que es hija de la locura, agregaremos que consume pastillas. Expondremos que persigue solo lo que quiere. Sumaremos que tiene un estornudo sexy. Propondremos que sacaría si quisiera de entre las piernas al mesías de la controversia. Diremos que es fundamentalmente un punto lejano en la historia. Sabremos que la historia no vale la pena. Fingiremos que no estamos en medio de la grabación de un video porno.

Hemos expuesto. Que ella era la predilecta. La hija del toqueteo para con el culo. La envidiada. La juzgada por doble discurso. La monedad correcta.


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Charlie:  

“Cinco millones de habitantes pudieron poner de rodillas en un rincón del mundo a un Imperio en una guerra que no iba hacia ninguna parte.”
Del Autor.
    
Dicen que pregunta y quiere saber porque el que escribe cuando no esta. Si hasta le dijo que sería la misma puta si lo necesitaba. Pero ¿qué mierda era eso? Era un juego. Siempre es y será un juego. Un segundo personaje que siempre espera. Un mediocre.

Re escrita más de una vez, la historia que había sido la madre de todas las demás se iba perdiendo. En todo ese tiempo, el fuego fue prendiendo. Y tenía que ser cuidado como la llama de calefón, un eterno piloto. Un suave susurro.

La mejor muerte era esta. Y ciertamente se quiso huir para adelante. El delirio era demasiado grande. Y ahora, lo es más. Y tiene que serlo esta gran diversión, escribir, escribir, escribir. Y seguir, y sin café. Sin pobre café, sin grandes juegos, sin lujos, sin deudas. Y claro está sin publicaciones.

La cúpula de nuestra selva, de nuestras carreras en el Louvre. De nuestras conejitas de playboy manoseadas. En nuestro anecdótico barrio, si en el Montevideo maravilloso. La cima sería el orgasmo de su canto derrotando a la multitud. Imposible de contar aún. La génesis de aquel aleteo. De toda su preponderancia. De todo lo que se llama adulación, chupamedismo. Cosa lambiscona y cruel.

Todo sería dicho sobre el relato delirante la osa, de la osa cantante, de la osa menor que todo lo podía.  Eterna ha de ser su magia en nuestro mundo barroco. Y lo es.

Leerlo fue saberlo. Demasiada pobreza narrativa. Demasiada irregularidad. Demasiada confesión. Demasiada improvisación. Siendo casi la muerte de nosotros.

“Busca ella el bullicio, el caos, donde pase algo. Donde haya un tiro, donde una rubia se este ahogando con una verga. Ella lo tiene que ver, lo sabe y lo tiene por dicho. Nadie ha de durar toda la vida. Es decir su vida.”

Como cuesta ser morales hoy en día. Casi nunca en la historia se lo fue. Pero ahora, se hace por deporte. Tanto cinismo en formato amarrillo y negro. Imperdible.

Básicamente ella es Vietnam.

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Ella dice que quiere saber donde estamos.

Tendrían que decir que suponen donde están. Apenas lo saben y ahora para su suerte tienen un dolor de garganta que parece una aguja. ¿Se puede perder algo? Se duda, y tiene que ser difícil de escribir. Todo al final se considera un sueño tal si te mirases las manos. Un pedazo de cemento y la noche cerrada. Un aborto final, tan lleno de frío y propio hogar de perdedores. Aquellos que la especie del fascista quiere borrar de un plumazo.

Pero ciertamente que pedimos que se demuestre que somos culpables. Ciertamente hay veces que en medio de algunas noches que no son del todo nostálgicas y en las que sangra copiosamente un colmillo. Hay una buena suerte de nostalgia, y hasta la idea de… tiene algo de juego de ser “escritor” o escritorcito. ¿Para lo qué importa? Un nombre, su nombre podría ser nombre todos los demás y de nadie. Es el juego del texto. Y con eso nada se hace. Nada de nada.

Pero algo debería ser bueno, si por lo menos se lo leyera. De la tortura y el encierro, y la responsabilidad, y la “supuesta libertad” y de la ausencia de toda represión. Será justo, previo y gran fracaso. Los ojos dados vuelta. La horizontalidad sin método y sin historia.

Sobre la idea de que debería ser sexual de que debería ser una acabada en la nalga. Como la firma, que debería ser la indecencia. Que debería tener todos los acentos y todas las tildes sobrecargadas. Se ha de decir. El único elogio válido de este siglo para con ella ha sido su propio nacimiento. Contradictorio a todo lo demás.

Sobre la cuestión sobre la idea de la eterna descripción de la fantasía. Sobre la idea del supuesto pudor de la palabra más que de la incapacidad de ellas. Bueno recuerden el mejor sonido que puedan es allí donde las palabras no puede conquistar. El mordisqueo de oreja, será para nuestra muerte llena de gusanos un hecho trascendental.

¿Quo Vadis? Ante el hecho de una vida que busca tener sentido. Buscando poder vivir por sobre todas las cosas. La moral poco tiene que ver con el arte. Los ritos, los ateísmos, los deísmos. Poco suman. Ella sirve para perder el tiempo. Y cuando se cuenta, de ese ella. Hay otras tantas personas. Pero ella, ella puede. Y pudo. OPIO.  

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Para cuando te das cuenta que si estas en Lomas de Zamora podes tener una revelación:

“-Básicamente, por más reprimido o libre que seas, un día se te cae la térmica se te funde el marote. Ahí vive la revelación.”

Del AUTOR

Si hay algo del infierno que supuestamente existe pero es un chiste es la curiosa necesidad de seguir narrando. Ante todo esa cosa del cebo de cuarta, tan de cuarta que apenas se intelectualiza. Todo es un juego indecente. Y supongamos que en esa misma calle, hay viento y saben que se había dicho que necesitaba un traficante. Lo sigo creyendo. Tal vez las cosas siempre son errores. Hay una suerte de miseria mágica.

No puede ser y no debería ser la cuestión del orgullo del que crea. Y es verdad, ahora se sabe. Cuando los ojos posan sobre textos ajenos que no se pueden ver. La palabra robada, la tela de Velázquez en su máxima expresión. Nada puede una hoja en blanco contra una hoja ya escrita. Lo demás poco importa, mejor que jamás haya existido inscripción. Si tiene que morir que muera. Y así murieron muchas cosas. Y tenían que morir.

Pero cuando me tome con esa tapa verde con esa maquina de escribir. Recuerdo que ese día había lentejas en sopita. No era demasiado rico pero el hambre, último de los artes llamo al entusiasmo. Cuando vi la tapa, entendí era obvio.  Había demasiadas frases como estas sin sentido. Y hasta hubo un tiempo donde esto era una utopía textos sin padre ni madre. Hasta que parece que se hartaron de una buena vez.

Pero la música y la oreja que pica todo lo pueden. Y por eso, será que al final el lugar mejor de la cultura es el punto donde todo se impregna donde la moral queda del lado de lo cruel. En el frío en la estepa inventada en el Yo. El lugar donde el que quiere espera y se inventa una causa.

“Yo no tengo más Moral”- Acosta.

Y ahora recuerdo con fuerza la idea. Y así se vive, narrando. Y con la desgracia final de que hay cierto estilo en la estafa que sale mal. Sobre todo por parte de uno. Ser el juego interminable. La confusión, hay perdón. No hay espirales complicados.

Hay una suerte final de derrota, no tanguera ni mucho menos. Casi las uñas llena de mugre. Pero quizá con suerte las calles, le pidan, le van a pedir que los mire. Yo creo que lo profetizaba. Y era un gil, creo que tenía ese gusto. Y por eso y en ese gusto he tenido un pasatiempo más algo que no debe ser ejemplo moral. Porque estos frustran a quienes desean alcanzarlos como a quienes se mofan de ellos.

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¿Se imaginan esta desgracia?

Hay una calle que nace y que lleva a la muerte del sueño. Por sentimentalismo y palabras de más.

Prima la descripción y parece que no hace nada. Y hasta se cae de sueño y ustedes lo saben. Y lo entienden sin tener que ver, y ahí con los ojos clavados en el vacío con las tetas que son como punteros. Y el frío, la noche, la angustia. El personaje por excelencia, la pieza de la más fina joyería. La falta de decencia llama a esperar.

Esperando la vida se pasa esperando en un mundo asqueado, en un mundo vomitado donde la vida es una búsqueda fugaz de placer. Y si una botella de Vodka la bautizase otra vez al menos todo sería mejor.  Aunque tal vez sería una mierda, ¿por qué no?

Tantas cosas mal leídas y por leer siempre la vida llena de nostalgia embadurnada de mocos. Y las usinas que laburan lentamente tal cual si fuera una masturbación interminable. Y los ecos de Tesla y teorías trilladas. La vida humana, los comentarios al pie por desconocidos. Ser poco notorio incluso para la injuria. Merecer odios de ilustres desconocidos. Estos son los divinos precios a pagar.

Debe ser la consecuencia divina de la existencia corta. Las letras volaban antes. Todo cuesta ahora más. Ya se pudre en parte el primer relato antiguo. Tal cual si a la muerte se fuese con rieles y con vanas seguridades. Tuve la fama de escribir rápido, y a la vez la fama de tener el “humor barcelonés y formar parte de la noble corte del cafisho.

Estalla la histeria moral, y el mundo dice que va a ser mejor. Pero algunos mirarán los relojes de otros, las cruces de oro, las balas de un tercero. Otros tantos se figurarán un mejor lugar. Los demás claro están inventarán por siempre.

¡Hay que despegarse Ya!

Nuestra historia tiene demasiada tragedia.

La sangre corre como en todas las sociedades.

Hoy mismo es así.

Mañana será el relato de viejos en reposeras.

Yo seré parte de ese mundo.

Renuncio a pensar que la sonda donde podría estar mi meo sea un fiel testimonio.

“Si la vida no es un sueño que por lo menos invite a la inspiración”


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¿Hasta cuando mi querido público? Hasta que aprendas a escribir ¡hijo de puta!

Hubo un tiempo en que se llamaba Morrison, hoy Morrison sería una pila de arena. Pero Morrison era un apellido como Gutiérrez, como González. Era todo eso, y la gente lo recordó y el resto lo aborto. Divino escándalo el del arte muerto y del futuro muerto en un mundo sin piedad. Los más burgueses son los que se escandalizan con el dinero, los que llegan a tener tabúes con él. Ella no tenía tabúes con nadie que no le conviniese tener tabúes. ¡Verdadera madre amamantadora!

Ligera Lluvia de acero, no meo, sino clavos casi clavos. Una voz de radio en el espíritu del taladro y unas manitos ajustables para mango de guitarra.

Hay veces que hay que ver el final de la Quilmes para darse cuenta que lo mejor que podría pasarle a uno es nunca terminar de volverse sobrio. Divinos garzos, y tragedias. Ellos escriben y otros odian. Debe serlo, el odio aparentemente quita el sueño a la decadencia. Una fina mano aprieta la almohada, y te ahoga lentamente; sin pausa alguna.

Pero si tan solo, pudiésemos mentir. Muchas cosas pasan por el mundo, hasta las manos partidas con sus dedos. Hasta las elecciones, hasta fotografías. Pero como los que han dejado el alcohol pero mueren por el vaso en la mano. Ella en medio de ese grabado de mierda, con esa forma de cagarse en el tiempo y en el espacio. Siempre tiene la solución al delirio. Aunque ahora el mundo esta hecho de otras montañas y eso no será problema. No puede serlo.

¡Cuánto aire! Debe ser por la ignorancia de la próxima muerte. Siempre trato de serle lo mas infiel posible. Un día se llevo una flor naranja, y dicen que todavía la conserva. Ella decide reinar en el mundo de los muertos. Ella esta en medio del estaño, y los gritos sordos, en medio del Hades. Tatuadas están en sus nalgas, Tragedia y Comedia.

Grato fue encontrarla en medio de un desconcierto que no dijo nada. Hasta el fin, cuando las luces se apagan y el corazón vomita esa bilis sanguinolenta de los sueños. Y como si fueran custodios cocodrilos devoran a putas y santas. A corderos, a corderos carneados con consoladores. A desoladas nubes desempleadas. Pero esto esta lejos del surrealismo.

¡No ser parte de los condenados de la tierra! Ser parte de los imbéciles que sufren por psicología o recuerdo. No temer la muerte inminente y hay cosas que terminan consumiendo.

-“Sin duda que era la espera de un colectivo de una chica bonita en un mundo cualquiera. Un martes en medio de agosto. Pero a la vez, tenía un carga demasiado complicada casi de fina orfebrería combinada con signos de baño publico.”

Con eso se abría el telón de siempre, precioso como un bombón carnívoro que se devora un bombón aún más pequeño. Risotada metafórica, empastes de sangre caníbal.

1990

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