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¿Argentina Nuclear?- ¿Por qué no Argentina solar?

Argentina tiene muchas contradicciones en su sociedad. Una de ellas es importante y es pensar en qué grado y en qué forma administra su propia energía. Si bien Argentina es un país donde hay “energía abundante” y potencialmente barata. Podemos entender que esto es lo menos importante, porque en gran parte la administración de esta energía no se da en la forma más correcta de acuerdo a las necesidades de los argentinos.


Sin embargo, vemos si con orgullo como Argentina va hacia la energía nuclear lo que puede ser como en muchos otros casos una suerte de “nacionalismo” muy extraño. Como en otros casos, sea el petróleo, o la energía hidroeléctrica, el puntapié inicial parte de una necesidad bastante concreta, un eterno déficit en la cuenta de energía por la falta crónica de inversión luego de las crisis económicas. Quién entienda que el Estado argentino es dispendioso subsidiando energía pero no muy inteligente a la hora de producir energía barata puede tratara de empezar a entender este problema.


Como en el caso de Irán para poder dar un ejemplo, hay una fantasía importante y militarista sobre la energía nuclear. En este sentido hay un “desarrollismo” y un “nacionalismo” muchas veces degenerado. ¿Por qué degenerado? Básicamente porque sus grandes proyectos megalómanos se pierden en contradicciones más bien simples. Una crítica demoledora al sistema de producción de energía en Argentina no bastaría con debates sobre la energía pública y privada. Este si bien es un debate, no es el debate al que se quiere ir, se confunde la producción de petróleo o energía nuclear con la producción de energía en sí, con el ahorro de energía, y con múltiples variantes del mismo tema. La historieta del socialismo de la renta la tenemos con casos un poco distópicos, esta maso quiere sufrir una enfermedad holandesa donde un recurso subsidie a toda la economía. En este sentido, tenemos un panorama bien contradictorio. La energía sigue siendo producida bajo los standares de un país subdesarrollado porque lo más importante, la inversión con capitales propios, la diversidad de oferta y hasta podría decirse la competencia no se ven en el horizonte. Sí hay una rémora de un nacionalismo que muchas veces está descompuesto. La idea de una industria petrolera como la única salida, la idea de una energía hidroeléctrica que rápidamente suplirá los grandes problemas y tal vez la más ambiciosa el crecimiento de las plantas nucleares.


La Argentina nuclear es la Argentina de complejas operaciones técnicas que si bien ya están presentes en el país tienen como correlato la demanda de grandes fondos del exterior por lo complejo de sus propias obras. Tiene además el alto costo de sumar muchas veces gran cantidad de infraestructura. Todo esto se da en un lento proceso de desarrollo, y con costos muy variables- consideremos que la administración del tipo de cambio es al menos creativa, inflación, demanda e inversión cambian de “prioridad” sin previo aviso. Mientras que el diario Miradas al Sur una vez fue explícito sobre el problema permanente de los desechos nucleares pareciera que esto vale poco cuando se tiene que hacer propaganda, lo que demuestra en el fondo que la ecología con mala conciencia rinde tanto como la producción de energía con mala conciencia.

Alguien podría pensar que la energía nuclear nos salvaría del fracking, de la forma en que el petróleo se saca de una manera dañina y contaminante. Es una buena excusa pero la realidad es otra. El fracking y la producción petrolera en general no se trata sólo del desarrollo de la energía en el mercado interno, todos los países grandes exportadores petroleros demuestran que el norte de la producción de oro negro es la exportación. Esto quiere decir algo muy claro, Argentina con Chevron, Petronas, y otras futuras empresas tendrá un modelo de inversión cuidada por el estado en su etapa inicial, una cuestión casi de invernadero y luego una exportación neta de petróleo. Así se “desfinanció” YPF bajo manos privadas. Esto es importante como en otros casos, se pregunta uno por las fuentes de beneficios, una petrolera estatal puede o no funcionar para abaratar los costos de energía de un país baste ver que puede producir divisas y por lo tanto su primer destino por más propaganda que haya puede ser otro. También puede ser una gran garantía de endeudamiento via los altos costos internos de las naftas en nombre del desarrollo de la empresa. ¿Argentina petrolera vía fracking es la única salida? Sí podría serlo. Podría serlo si Argentina se quedará en el consumo del petróleo para no exportar, si asumiera la forma cara de producir su petróleo y subsidiaria como lo hace hoy esta producción pase lo que pase contra viento y marea.  


Con este esquema tenemos un lento crecimiento de la producción petrolera y que es muchas veces multipropósito. A partir de esto pasamos a la otra variante interesante, la energía nuclear, una energía que es cara, y que es cara porque la seguridad y la “ecología” terminan siendo factores no analizados al principio. Podemos entender que esta forma de energía tenga sentido en otras partes. Argentina no parece ser el mejor lugar del mundo para desarrollar energía nuclear, sino que esta debería ser la más marginal de sus fuentes y preferentemente para la investigación científica. La energía solar, energía que cae de precio constantemente, es una de las tecnologías aptas y hábiles para superar todas las deficiencias del sistema actual. En parte porque potenciaría zonas no aptas para la producción petrolera y nuclear. Segundo porque ante todo la energía solar, es más sencilla, y ser eficiente en una cuestión sencilla justamente hace atractivo un plan de desarrollo relativamente más sencillo. Mientras tanto vemos que esto no se da.

China es uno de los países junto con Estados Unidos que teniendo energía nuclear considerable, armas nucleares y todo un desarrollo formidable ha optado por expandir esta nueva forma de obtener energía. No es para menos, sus costos parecer ser de lo más tentadores luego de los del petróleo crudo. Su inversiones se administran mejor de acuerdo a mercados que varían mucho de demanda, y si la inversión es dificil de conseguir, la vía más sencilla es financiar de acuerdo a las necesidades realistas. Alemania es uno de los países que ha optado escapar de la energía nuclear frente a la energía solar.


Mientras el mundo vive una “revolución solar”, por ignorancia, mala fe, y otras variantes, gran parte del sistema político argentino siquiera debate este hecho. La energía renovable, base del desarrollo económico en muchos casos por costos, y no por otra cosa queda dejado de lado. Esta mediocridad está impregnando el futuro de la campaña del 2015. Es curioso esto porque la misma empresa YPF, con poco esfuerzo podría tener una división “verde”, es decir una contraparte de sus inversiones en lo que haría que la demanda de petróleo fuera elástica. Cerrar o abrir el “grifo”, de acuerdo al precio, no subsidiar la exportación, no castigar el consumo, y si se pretende facilitar la vida de la industria automotriz, más o menos no encarecer el consumo de fletes y transportes. Este es el ejemplo de Arabia Saudita y su empresa ARAMCO. Argentina tiene que pensar en formas más amplias que la mera reflexión clásica de los 40´, 50´ y 60´. No sólo porque la privatización de YPF tiene consecuencias históricas perdurables, no sólo porque la constitución Argentina de 1994, hace que la forma de “concesionar” la energía sea diferente. Tiene además que pensar que una de las variantes de su economía tiene para su desgracia una restricción importante.


El petróleo como recursos estratégico lo es si es bien administrado. La energía solar, hoy en día es la base no de una forma sólo más limpia, sino de una forma eficiente de negociar gran parte de las demandas. Pecan de ingenuidad los que se creen realistas políticos al defender a capa y espada la simple forma en que ven el aumento de la producción petrolera de YPF o que sólo contabilizan en forma cómoda futuras centrales nucleares. ¿Cuanto de impuestos saldrá la aventura?


La opinión pública en este sentido está dopada. No tendremos esquemas serios en este sentido. Tenemos sí contradicciones importantes, e inversiones a destiempo. Este problema tiene una consecuencia grave, no importa cuán nacionalista se crea ser. El nacionalismo tiene su lado caro, que es pagar el costo de la inversión haciendo un gran negocio a las multinacionales por dos razones, el precio interno de las naftas para que sí o sí rindan sus beneficios en contratos no competitivos. Además usar esos balances para emitir deuda para “expandir” el gasto asociado con esas empresas o financiar el gasto corriente del Estado.  


En este sentido YPF es una virtual caja negra. Y lo puede ser independientemente de quién lo piense. Esto debería llamar la atención. No son los esquemas clásicos del frondizismo, los esquemas bajo Illia, o los esquemas de Perón con Standard Oil, son nuevos esquemas. La YPF de hoy, tiene problemas nuevos porque su participación en la economía nacional es bien distinta. Hoy podemos entender que una parte del pago a la deuda externa se hace con la emisión de nuevos títulos, de cualquier activo del Estado entre los que se incluye YPF, o nuevas letras o colocaciones. Hasta ahora, la deuda en “DÓLARES” al 8%, es una de las más altas del mundo. También debemos reconocer que Argentina al no tener un perfil de neto importador, no tiene ni capacidad de refinación ni de almacenamiento. Por lo que, una vez que inicia su proceso de financiación de la empresa, y además tiene que convivir con el resto de la economía nacional, YPF queda atrapada entre otras cuestiones por demandas distintas. Por lo que, el petróleo no termina de resolver los problemas argentinos.


¿Qué hay con lo nuclear? Argentina puede hacer inversiones a largo plazo en energía nuclear, caras y costosas licitaciones, obras de largo aliento. Claro que cuando estas ocurren no siempre ocurren bajo los supuestos que se piensan originalmente. Si bien la energía nuclear tiene un gran potencial para producir energía eléctrica, tiene un gran costo inicial. Este costo inicial, es parte de lo que que el Estado sea el garante de la producción nuclear y no haya empresas privadas argentinas o extranjeras que “generosamente” quieran hacer funcionar plantas nucleares en nuestro país.


Este es un hecho importante. Argentina se compromete a una de las producciones más complejas de energía de acuerdo a seguridad y tecnología sólo para cubrir déficits crónicos de de su desarrollo de mercado de energía. Una salida dificil. Ciertamente Argentina si cuenta con una gran impunidad con respecto a la contaminación. Justamente por eso, y no por otra cosa estos “costos variables” se van disimulando. Pero es un hecho que Argentina tiene en este esquema las mismas fragilidades que la industria petrolera. Primero una administración particular de la energía en un mercado donde la energía nuclear no estamos seguros que pueda “reemplazar” en tiempo y forma los huecos de la industria petrolera o haga valer la estacionalidad, el movimiento del mercado petrolero. Sí lo que tenemos es un conjunto de inversiones que tienen difíciles seguros y administración, díficil cálculo de costo. Es decir demanda más planificación.


Consideremos este hecho para entender las contracciones argentinas, argentina no tiene una red de gas suficientemente barata y confiable para poder subsidiar el gas a millones de familias. Este pasivo, no se resuelve por medio de una petrolera, o de la energía nuclear, pero sí muestra que el Estado no siempre planifica correctamente. Ahora bien, ¿cuánto le está saliendo la aventura nuclear a la argentina en cuanto ciertas necesidades energéticas? ¿Tiene sentido bajar el costo del gas si en muchas ocasiones este gas no va a llegar? ¿Tiene sentido ir hacia el camino nuclear cuando estas operaciones son más complejas? estas preguntas van a quedar en blanco y no van a ser debatidas. En la bolsa de comercio de Buenos Aires, la especulación financiera sí, lo hará, y lo hará bien, las acciones de YPF en Argentina y en Nueva York suben. Las acciones de empresas eléctricas subsidiadas sin control, tienen la posibilidad de ser grandes negocios, una vez que las tarifas pudieran subir. Como contradicción el sistema eléctrico está siendo invertebrado con cortes de luz, y con un cierto y severo problema de la propia planificación, no siendo progresiva la forma en que se paga el consumo de energía, y no siendo la búsqueda de la baja del costo para que el subsidio pueda permanecer en el tiempo.


¿Qué podría favorecer introducir una pata solar? Una pata solar, tiene todas las ventajas del desarrollo contradictorio de la Argentina, puede ser instalada en lugares remotos sin gastar millones en infraestructura. Puede reforzar el sistema actual de forma gradual y de acuerdo a la demanda sin especulación tan drástica como el mercado de commodities. Sus implicaciones en cuanto a seguridad son mínimas, plantas solares no son capaces de explotar como las refinerías, no son capaces de fundirse como las plantas nucleares. Es más el sistema podría ser “federal”, es decir que el costo por la administración y la producción de energía puede ser provincial y municipal, y la Nación podría dedicarse a hacer otras cosas. Autonomía en el desarrollo, soberanía de las provincias, y posibilidad de desarrollo económico de acuerdo a las propias necesidades. Lejos está hoy de ser una realidad hippie, idealista, sino que se presenta como una de las caras de las facetas más agresivas del capitalismo contemporáneo.


Pensar la cuestión impositiva, es pensar el mercado de energía, cuando impuestos a las naftas, regalías petroleras hacen a las arcas del Estado. Las prisas y emergencias demagógicamente impulsadas por razones de conveniencia, tiene que ver con un esquema obsoleto de pensar la energía. Bajar la necesidad de depender de la energía baja los impuestos a las personas de más bajos ingresos por razones de subsidios e impuestos regresivos combinados. Todo rendimiento de una empresa de energía como YPF, o desarrollo nuclear que no tenga una salida a la dependencia, y a una administración que vaya a la par de las necesidades reales del desarrollo peca de ingenuidad, inviabilidad, y sobre todo, de incapacidad para darle energía barata al país. La energía solar, es tan vertiginosamente importante como lo fue el ferrocarril en el siglo XIX, la energía solar, será una de las patas. No sería extraño que si este esquema se mantiene, se llegué tarde a la conversión y se sea también “dependiente” en cuanto a las propias producciones de las energía renovables.   

  

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