Doble Vuelo C-C

Tomemos una referencia verdadera del sentido último del arte, “la educación sentimental”;  el “jovial” Rorty contra la manía Foucaultiana, el “socialdemócrata” que no existe contra el neoliberal culposo. Plagado de “seriedad”. como parte de esto, sería lindo pensar que todos pueden tener fácilmente las mejores imagenes, las mejores sensaciones, y adherirlas a lo que quieren ensalzar, asi maso menos con un poco más de vueltas se hacen los altares, las naves de las iglesias, y las ficciones de cómo se construyen catedrales que estuvieron de moda.

¿Cómo no decir que los templos tienen que no tener ausencia de diamantes, oro, y toda clase piedras preciosas? ¿Cómo no expresar esto con la más confianzuda estupidez? ¿No es acaso la dificultad de imaginar el primero de los problemas? Desde el principio, lo que parece una bendición y se dice como una saña absoluta que tener hambre a perpetuidad tal vez tenga algo que ver con el placer de comer papas fritas.

Todo esto forma parte de un proceso, porque una larga y tal vez “bienintencionada” descripción sería más que suficiente, el amor de describir, la casita, la calidez de un habitante, lo heroico de sus esfuerzos, lo noble de sus intenciones, lo originales de sus criminales, el placer de deambular por allí. Con buen oficio al menos superficialmente todo lo que existe puede ser acogedor, bello, y se juega con las visiones de la época, debe ser como el trabajo cuidado de presentar un producto, y tender un anzuelo.

Pero qué querría hacer el loco perdido que quisiera hacer el elogio como la cuestión mucho más angustiosa, porque expresarse es condenarse, sin duda la “humanidad” se exuda en la expresión. Por eso es justo decir, y tomar una de las sensaciones más dignas del pánico para el fóbico, descríbase con justicia: la aguja, las ratas, las palomas, el vuelo, el ahogo, el agua, los perros, las serpientes, y todo aquello que hasta no debería decirse en público, este tributo sería pese a todo lo que se dice, un poco más auténtico, porque podría poner en evidencia todo aquello que “romanticismo” tapa con la galantería en todas su formas y vericuetos en su eterna discusión de la moda, lo que sí y lo que no.

Considerarse que esto lo hace más insípido que un hielo,  y más árido que chupar un papel de lija. Parece de todo lo desprovisto y pelado, y hasta sería mejor una carta con un destinatario particular, y entonces sí, buscar la empatía, la sorpresa, y hasta la incomprensión de quién lee. Estas cosas suelen estar casi garantizadas en muchos textos. Casi es un menester, pero es lo que menos importa, la gente escribe con impunidad, con fuerza, o con pretendida fuerza.

Ante esta cuestión de lo lánguido, se pone en juego el mecanismo, ¿quién sueña más veces con sueños amables, plásticos y ordenados, simples, casi como propagandas de perfume Kenzo, anodinas en suma? ¿Quien por acaso no le pasa la cuestión cruda del caos, la entropía, el sexo y lo que debería estar que responde la “creatividad” de la mente humana? Digamos que estamos inspirados “astrológicamente” por Urano.

Mientras que muchas veces, el apego bien puede ser unido al miedo de la intoxicación, esa fe sin tapujo para meterse cosas en el cuerpo que pueden perderlo, todo, eso es Fe. Ahora también podemos ver la curiosa cuestión de la dominación, del taco o la suela hundiendo el ojo, y reventandolo, en ese nada, en esa cuestión de la baja autoestima, supuesta y en el éxtasis perdido de las formas.

Como se dijo este esfuerzo es un mero intento torpe de ir por las sensaciones, antes por los nombres sin psicología alguna, haciendo uso pobre de las palabras. Contradiciendo todos los gestos anteriores, como quien siendo diestro se le ocurre escribir por ventura con la izquierda, sale mal, pero revela tal vez algo distinto. Sea el terror, el pánico, la devoción, la erotomanía, y otras palabras que deberían ser estudiadas con un detenimiento que no viene al caso, por falta de voluntad.  Pero se educa en estos procesos, para quién quiera, tener estos sentimientos pétreos, obsesivos, y casi diría anti-humanos.  

Dados en su justa medida, tiñen al afecto de ciertas formas particulares. De esto claro el intelectualismo se pierde, y el utilitarismo mucho más. Es fácil entender el rito, pero difícil detener su efecto. Es decir, en la práctica, ese presionar a las tripas para darles aire de otra cosa, es un esfuerzo. Es una suerte de cansancio.

En este sentido, el escándalo de la fe, tiene fuerza. Se quiso hacer para un mundo medio ingenuo, un amor universal, y que este sentimiento uniera todo. Casi que persuasivamente el que deja su mente a su lado infantil más neurótico puede caer en su influjo. Pero claro se corta fácil, seamos justos entonces, que entre la fuerza de la filantropía, el terror, la fascinación y el terror, según el paladar del compositor, se crea, sí con fuerza un norte, o un sur.

De esto queda algo divertido en la cultura casual del suelo que toca por nacer, Argentina, creo que forma parte de la escena de pintar el pueblito, el vuelo es la máxima representación de la libertad, y de la técnica, la maravilla cruel decisiva hasta que la locura nuclear pudo deslumbrar con luces que nadie jamás siquiera imagino pintar. La máquina más pesada que el aire, el proyecto en suma, de al fin imitar a los pájaros. Claro que acá también es la forma predilecta del asesinato en nombre de la administración, es el Estado desplegando sus alas para llevarse todos los cuerpos, para cubrir todos los crímenes, es la buena conciencia de los milicos.  

Siendo esto el parteaguas, volvamos a la fobia, la fobia cuando existe, recortar, y hace diferente, a todo lo demás, paraliza, pone límites, hace que no se pueda decir no. Este sentido es casi el del amor ideal, el que se querría decir por lo menos en los clásicos que hoy, es un escándalo, pero seamos escandalosos, por extemporáneos. No era la libertad en ese momento, pero digamos que la conveniencia no venía por medio de la reproducción y el tener que dejar familia iba por otro lado, y que las obras, “útiles”, las trascendentes e incluso el amor al saber era lo mejor de lo mejor.

Después claro está, podríamos decir, que estas dos formas no son completamente amigas, el sabor lento, implicado en el continuo valorar el saber nada tiene que ver con las erupciones fugaces que generan las personas, y con la supuesta unión final de los intelectos.

No creo y no creemos en esta forma aristocrática de las cosas, de amantes de primera, segunda y tercera clase. En ese sentido burgueses, y contradictorios, en la puja del ida y vuelta como ideología dominante somos profundamente toquevilleanos, quizás por el retroceso de las conquistas históricas, considere casi monarquistas, tener una preferencia fuerte, neurótica y digna de la fobia. Seamos justos.

Las maquinas que vuelan, es simple saber porque lo hacen pero el que les teme no cree que ellas tengan una razón de su funcionamiento eterna y confiable, dudan de sí y del otro, el avión que no es el Leviatán maravilloso, no es un ser marino listo para engullir a todos. Pero seamos otra vez extemporáneos. La duda que no mueve un amperímetro de la conciencia es profundamente católica, y profundamente extraña a la idea de libertad hacia adelante, hipoteca todo en momentos y decisiones y vela por lo absoluto. El todo se juega por el dato irrelevante.

Frente a lo light, frente a la forma en que se siente algo que no sabe qué es, fíjese mire para arriba y considere el sentido del rosetón, tómese la valoración del orden de las imagenes de de acuerdo a la consagración. Casi como las preferencias anatómicas más elementales. En la materialidad, no hay altar perfecto, simplemente hay construcciones de pisos. Y se supone que si superan el tamaño del hombre y mujer promedio, esa “monumentalidad” tiene que ser la garantía del perderse. Fue sin duda la presión de la primera representación del poder. A mayor altura, a mayor valoración, a mayor irracionalidad, más fuerte, será la circulación de la sangre y mayor silencio, recogimiento, latín, culpa, y fuerza, será un destilado inmaterial chirriante, la “revelación”, el mejor arte para ofrecer.

Por suerte, hemos dado un poco la espalda a todas estas cosas, por trajines más útiles y cotidianos, por eso, digamos que de alguna manera la cuestión sincronizada pega mucho más, si es mutuo vale la pena. Si es un polo fascinado y castrado casi por un poder, por un absoluto, por una obsesión que podría aparecer de la evaporación del ajenjo. Entonces no.

Volvamos al primer punto, si es fuerza de la educación sentimental un estilo, una espada, una caligrafía, y entonces, para tener esta suerte de destreza de maestros, los que se quieren fascinar o caen en las contradicciones de la autosugestión, o como los místicos, los santos y los locos, se dejan llevar, la pregunta será, por medio de un torbellino de las cosas que no pueden manejar, o por el contrario, se ponen en la mirada quieta que debería erizarse todo lo no es lícitamente posibles hacerse cargo, y allí debería anidar un gusano de la miseria, un costo, un dejo, el precio de toda actividad extractiva, la imaginación, y el amor por la imagen perfecta de la factura de la misma imaginación.

En este sentido no se pierde el sentido de escribir con la mano izquierda lo que debería ser con la derecha. Sólo que en vez de tener por factura la ensoñación deberíamos tener al durmiente. Y en este sentido, la clínica es de lo más absoluta.

Durante mucho tiempo, el hábil sentido de la imagen, como si fuera el delirio transparente debería trasvasar un placer. Por eso, mismo con este sentido de perderse en un altímetro en medio de la atmósfera, no sería la mejor de las metáforas, quién se siente preso de ciertas ideas, de ciertas cuestiones. Casi la idea de las mariposas, clásica, viene más a la mano, hasta podríamos tener como el olor al disolvente de pintura, mucho más a la mano, porque el atontamiento es una fase justa.

Sea también una lucha entre visiones de delirio, temores, pánicos, y atontamientos mezclados, sea tributo a la mente en blanco. Porque en cierto sentido los mortales, los que no tienen nada que envidiar se le escapan las cosas de las manos, y muchas veces se ve lo peor, chocando contra los “valores culturales” primeras prisiones de lo que no sabemos como decirle que no sea naturaleza, y pensamientos que mezclados con adrenalina y serotonina, hacen que las maravillas sean materiales y materialistas.

Un vuelo, ir perdiendo el sentido de los pies. Perder la seguridad, y muchas veces en el caso de quién lo haga no lo tenga por rutina, si fuera así, debería inspirarse en otras sensaciones como quien compite por tener sus pulmones por un descenso sin pensar en otra cosa que podría morir. Claro está estas son las formas perfeccionadas, son otras utopías demagógicas. No buscan una empatía tal vez tan regalada. Tal vez, quizá la estupidez, la torpeza, el muñón reclama para sí toda la censura posible el asco o la indiferencia.

Seamos justos, dijimos que el sentimiento era algo que podríamos forjar como los rayos de Zeus, referencia pobre. Hemos radicalizado todos los padeceres y todas las inclinaciones que el habla parece decir que no existen. En el fondo, fuera de la hoja, viviendo en el cerebro tales milagros no existen. Por eso el artificio que lleva a la enfermedad es tan importante y la ausencia de palabras no médicas, no viciadas de la clínica. Sí es una fascinación justa decir que el místico, el médico que hacer la anatomía, y el que por ventura anda cazando podrían tener mismos sentidos de la imaginación. Sí podríamos decir que el pensamiento obliga a pensar que su estado dado, hace que sea posible, y si podríamos decir, que las las formas de la realidad funcionan de cadenas y mueven montañas. No es cualquier cosa, cualquier forma delirante de la historia, hasta el trabajo del delirante sentimiento fetichismo del detalle, como si se tratase del tan mentado zoom. Cada parte como se trata de algunas plantas tan importantes para la conciencia con su función particular.

Por eso mismo, todas las metáforas de lo más absoluto del globo, del espacio, del mar, de lo desprendido de la fuerzas de la voluntad de la voluntad, tiene su gesto, su posición y valor propio. Como culto del ocio, la memoria, imagina como puede. Porque en realidad sus medios son torpes, y la discreción de las frases esencia de la poesía es mejor. Pero siendo que estas formas harían una suerte de archipiélago harían que la unidad de pierda. Imagínese destinatario usted de un fatal futuro que usted no tuviera más que esta lectura pobre, y de ella apenas pudiera hacer un prólogo. De esta cosa amarga, soez, poco brillante, debe deducir que se trata de algo maravilloso que como dicen del famoso guardián kafkiano, nada le permitirá a usted no acceder.

Senderos de un punto material de un recorrido, de un subte interminable, de cómo quiere usted perderse otro de los grandes miedos y no tener otra referencia de otros afectos sentidos, y cualquier cosa que le haga pensar que la vida debe ser sobrevivida. ¿No es un lindo pero psicótico elogio? Digamos que sí, y vamos ensamblando, sea entonces que el sentimiento se trabaja para que quepa en la conciencia en el momento instantaneo y no como resumen de la realidad, habrá de tener un entrenamiento, y sabrá porque su ojo no lo capta al momento pero que ha podido hacerse una idea capital, fundamental de todos los detalles que lo han conmovido, preso debe estar, y debemos lamentablemente quedarnos en lo estático. Piense usted que se perderá como quien mira al cielo, demasiado tiempo, y quien por consiguiente si se deja estar va cediendo todo lo que le interfiere.

Tenga entonces de si el resto, el producto final de la destilación le resulta agradable será para usted peor, será como el ayuno para recibir la sustancia de la intoxicación, será la espera, que siempre idealiza. La espera que magnifica, la espera que suele ser la mejor amiga de la desilusión que hace poner a prueba todo sueño del soñador. Si el sueño puede alguna que otra vez en la vida ser un resumen de la conciencia y anular la vida, si al final todos los deseos, todos los frutos, y todo lo imposible pudiera conseguirse. Claro está siendo esta fantasía perfecta porque los sentidos, ya están pedidos.

Seamos justos entonces, comience uno, a perderse, ya perdido, tenga pánico, ya en pánico, recuerde todo, recordando todo, deje asaltarse por el sueño,  déjese llevar por él. Incorruptible, presa de su propio delirio, póngase a estar, por breve  segmento perdido fuera del tiempo, hijo de la eternidad, enemigo de toda otra forma “más perfecta”, jugará con todo lo más poderoso que dispone, y volará presa de este pánico, y pensará que la vida se le va en ello.

Imagine que todo esto pudiese ser desencadenado por una persona, por las personas más descabelladas que sean, y no que sería un acercamiento intelectual, sino el mismo ensimismamiento de la locura. Preso de la corta, exigua y feroz vida. Piense si esta suerte de padecimiento, de semblante no resulta realmente maravilloso.

Claramente y desgraciadamente cosifica, crea la imagen de la imagen, y hace al uso. Al gusto, y le da carencias. No se trata de una libertad de la historia que emociona, tiene los vicios, tiene como se dijo todo lo que está mal recetado. Pero se escribe de forma tal que evita pensar, y que cada uno como si actor fuera, si tuviera el diálogo podría ser presa de este soliloquio. En una entropía mayor, en una suerte de solipsismo absoluto, y juguemos con una imagen bien pecadora, sea Otelo, siendo este clásico, una parte de las formas más justas. Supongamos entonces, que por ventura, a lo largo de muchas interpretaciones, que viajan de personas, de rezos, de chismorreos, de mera imitación hipócrita, como vertebrados infectados de palabras mirando para arriba empezamos a creer que esto es lo más verosímil.

Resumamos, hagamos la fisión, generemos energía que suele ser destructiva que empaña la objetividad, veamos que estos son los últimos soles para estos delirios, seamos responsables. Velando una forma de fascinarse, últimas formas analógicas del delirio. Hasta algún pisar el mundo feliz, donde imaginación, sueño, afecto, individuos, y hasta el lastre humanista se puedan disolver en el camino.

Sí es justo mientras puede que vaya muriendo el arte que fundó mundo, porque el mundo, irá desapareciendo y las maquinas, venderán y vencerán. Antes que esto pase, con todo lo que era de los humanos, de sus tradiciones de sus contradicciones. Apriete el terror. Tome la libertad que le quede más grande, sumérjase en el riesgo, y déjese fascinar.

Mientras que su delirio sea perfecto e intercambiable entre todos, como una suerte de arquitectura , sin fisuras y sin costuras. Podría entender como el hilo del tiempo va ahorcando a quien sometido a todas estas fascinaciones, trabaja con ahínco, la fascinación por la misma fascinación sin reparar en nada, sin una poesía para otros.

Una perfecta droga. Una sensación tibia y placentera. Disolviendo lo que querría que fuera su último recaudo.

Despegue y vea este formato de “amor” tan timidamente impotente desaparecer. En las imagenes más maravillosas que pueda apenas gobernar y comprender para ser un babeante más como si vuelto a nacer, nada supiera enfocar, ser, en una entrega total y hasta inhumana.

Haga de no saber su fuerza, haga de su verdad, el último de los engaños políticos y que la sociedad no tenga para usted, herramienta para hacerle cambiar la página hasta que sea demasiado tarde.  Caiga.

Que su voz se pierda en la voz ajena, que sus acciones parecen surgir de otra parte, que su miedo a existir, disuelto sea una cura maravillosa.

Como punto final, que sea como cualquier opiácea y sus derivados, las más dominante de todas sensaciones en su memoria, y que nunca más pueda responder alejándose de ella, y que no olvide más.