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Cotidiano y el Cilicio

La supuesta prosa salvaje cada día está más pelotuda. La crítica de esta kilométrica, histérica se pone peor, por la falta de creatividad inherente pero una vez que subió a la calesita se queda todo lo que puede y girando tiene la ilusión de que algo del tiempo se le pasa. Entonces como viejas que comen bizcochos como una de las formas de la vida, quizás como la respuesta más perfecta que no le vale el desprecio porque ante todo el destino deseado y enviado que le han dado a muchos y ahora que existen, son el problema.


El manejo de las cartas un domingo, la especulación con los precios, las discusiones sobre la Iglesia, y no somos la España de Alfonso XII, peor somos la España de Felipe VI. No dejaremos que esto empañe la hermosura de las escenas. Todo lo que la música pop fuera de moda puede aportar. La gente que se extraña y la gente que se odia. Todo lo que podría haber pasado. Quizá un poco de la demencia, sigue la cosa, uno tiene como la referencia de como se le burlaban al débil, como el azote del escabio con los años afloja la carne y la dentadura y si es postiza peor. Como un diente gastado, de un tiburón o una vaca, casi un absurdo el primero y la muerte segura de la segunda, como la historia del ratón que corre por todos lados sin mapa para darle diente a todo lo que tenga.


La forma en que los días pasan, y cómo las cosas más básicas como el horario del subte se van haciendo batallas pírricas. El pastiche nos garpa, ¿vale la pena leer? ¿No debería estar pasando algo? ¿No debería de alguna manera interesarnos algo? En las formas más veloces de imagenes que apenas duran eso, y no pretenden estar unidas, eso está bien resuelto.  Siendo difícil ir por nuevos órdenes de cosas, o por el no orden de cosas, la composición queda a la merced del scroll, y ya pasó. Lo tedioso no vale la pena, la vida se va efervescentemente en otras cosas. Lujitos todos, lujitos antes, lujitos después.


El turista derrotando al brigadista internacional, no tener una pasión definida por la humanidad, tener sí como el rosario, la injusticia, la inequidad, la periferia pero cada vez más gestadas como una roldana que ya le han dado demasiada vuelta. Todo con detalle, editado y ampliado, agregado, detalle, especulado. Este comercio político por la vida y por el compromiso es lo que ha matado las grandes dimensiones. Ya nos e trata de otra cosa que de distintos depravados con poder, y gente que los ve más lindos cuando pasa el tiempo. Atajandose unos a otros, en nombre de tratar de lograr algo. Y siempre la idea del “rebaño” la enemiga del pueblo, de lo gregario, de la masa antes que fuera masa.

Multitudes como dicen hoy con el photoshopeado berreta y un autonomismo a lo cometa Halley, todo lo demás, lo aburrido, las huelgas que triunfan, las selecciones desfavorecidas que empatan, los postres que engordan pero no tanto, los bodegones cuando no son tomados como rarezas porque la gente vive cerca y cae ahí. Todo eso se va a la hoguera, porque los obsesivos, de lo post, de lo post, de lo post. Los empleados del servicio postal del siglo XXX, siglo 30 y no la internacional del ponro, o del “Veneno”.


Estos últimos hombres y mujeres, dilectos hijos de fukuyama, ya ven todo con sombras enormes. A falta de un Lincoln podríamos haciendo justicia hacer un marmóreo Martinez de Hoz. Pero hemos dado a la cultura esta parte del esparcimiento, de los logros, y en el medio, podríamos decir que en cada piso, en cada ingreso, vemos las mismas cosas, porque los olores se tapan y se repiten, el que pone la pata a uno, volvería hacerlo con diez palos verdes más.


Las sátiras van como género mejor, y el arte, va engrosando como aquellos que por desgracia por medios químicos y mecánicos artificialmente se mantienen duros el miembro y este a fuerza de este predicamento empieza a morir. Que todo el signo del poder de la cultura humana sea un poco más que una morcilla viviendo pegada a un sistema circulatorio es por lo menos encantador. Por eso, cuando se considera que si la merca permite o no la erección, o si el alcohol, o el cigarrillo permiten fotocopiar humanos en últimas instancias, estamos hablando del alma de esa morcilla. Ser acusados de modernistas en estos casos como quienes miran como pasión las hemorroides no es un hecho menor. Es un asunto capital.


La idea griega tan buena de la moderación y la cuestión de Antístenes y los estoicos, de resistirse a las 12 cuotas, a la industria cultural, al ají, al dulce de leche y hasta a las hamburguesas caseras. No sería la misma historia si un mentado cocainómano pese a su hercúlea imaginación, pese a su dilatado entendimiento, pese a su versión Mofos, pese a los ecos de los chimenteros, luego de la furia de la culpa de ciertos, sectores, se entregará a su fantasía sin filtro porque eso es el arte, y es la miseria, si se quiere pero la naturaleza. Si Onetti se atormentaba por no poder deshacerse de los empleados públicos uruguayos, y si otros tantos cargaron contra los popes de sus momento. ¿Quienes somos nosotros para juzgar?


Moderados deben ser con la idea de que garcharse unas gemelas, o que a Ricardo Fort lo abordan por la espalda sea lo mejor que pudimos conseguir. Son nuestras mentes las cuales no hacen mea culpa de lo repetitivo y básico de sus preferencias.


No saber bien, si es un entierro aburrido, un velorio con chances de agarrar gente con angustias sexuales o cadáveres sexies que se piensan a sí mismos por la voz y el contextos para ser abordados para mantener la atención- disolver todos los negocios “honrosos” con los muertos y no tanto, porque a veces las familias se indignan con los fenecidos-. La cuestión es tan freudiana que parecen los colores primarios, o por lo menos lo es como siempre en las formas toscas y vulgares del austríaco, según nosotros claro. Porque una buena manera de flotar, es ser parte de la impertinencia de no saber demasiado bien las cosas y perder por todos los caminos a los bienintencionados “pensantes” que tan inteligentes no son porque no captan el timo desde el principio. Víctimas todos de la novedad.


El viento es una buena metáfora, como la aspiradora y al que lo levantan con la aspiradora incluso al pibe trosko, versión pigmea de muchas cosas, desfogue de muchos nacionalismos. De muchas candideces, tantas candideces que son fotos y demostración de la fe, claramente de la fe contraria. La ideología por el poder, o por ausencia de él, o por simples impresiones cualquiera, por el cualunquismo por el justo sabor del postmodernismo cada vez más licuado, ya no tiene la frikada a flor de piel sino que agota todas sus posibilidades y las pone en la góndola.


La histeria en todas sus flores, de todas sus carmesí, flores, de Rosa Mística en suma y me piden que vuelva a la bizarro que siempre nos tienta.  Lo bizarro y sus evoluciones, las fotos, con los textos sentidos, es casi como el foro no visitado más que por aquellos que tienen por funciones estatales ir por la presa de lo más bajo. Pegados al corazón cándidamente sentimientos que se irán, borracheras que irán ganando espacio, y maduraciones que como frutas, sólo hacen al toqueteo exterior, ¿este que envejeció llegó alguna parte? ¿Algún problema que tuvo le valió la pena? ¿Algún llanto sentado en el inodoro era parte de algo que no podríamos haber obviado? La anti humanidad, la falta de todo humanitarismo parte cuanto nuestra agresividad a flor de piel, no compadecer ni al autor ni al protagonista, por eso Grassi no puede ser héroe, por eso el líder de los Legionarios de Cristo es un nefasto, y por eso un gordo sindicalista además del entrañable amor que nos da Jabba no es nada.


Antes la cuestión no tenía rápidamente su difusión el forro que contaba el garche tenía la mala conciencia que tal vez solo sería leído en condiciones mucho peores en las que se escribió o mucho mejores. Luego esto derivó en una industria la del “realismo” que no sabemos bien qué es; le dicen sucio para darle sabor como quien levanta un queso blando en un tenedor libre lo pone en la bandeja general y espera que un idiota no sepa bien de qué se trata. En un intento de salvación individual de escaparse de la burguesía pero no llegar a ninguna parte. Esta mirada bien estrávica, estos comentarios gritones a viva voz en un bar. Esta sucesiva desubicación que termina venciendo como decía de la religión Bakunin, de lo que no podría ser de otra manera, si todo no se cambiaba. Entonces, nada cambia, y el agua se pudre con menos o más moralismo ad hoc.


En este proceso los quesos del futuro pierden sus liquidos, las mermeladas ganan su dulzor, y la cocaína se corta. Todo se hace como la forma en que el aprendiz de brujo hace su hechizo. Nuevas personas con nuevas teclas, mirando, y copiando con mala conciencia. Evidenciando que sólo lo peor de la imaginación humana crece como la maleza, que por debajo hay dos humores agresivos, el que desea lo mejor, y el que desea lo peor. Mientras que el primero es la tragedia, siempre chocando, siempre “sufriendo”, el segundo es la comedia, y mientras más negra mejor. Los antivalores, esa cosa, tan preciada para esa diadema que era para el fascismo el vitalismo, con todas esas ínfulas, cayendo los mocos de las narices se tiene una referencia. Todos esos proceso cuando se quieren escribir por encima de una velocidad falla, no se tiene buen manejo de la imagen, y el placer del libro gobernado por la TV se pierde, de series de Netflix a 50 Sombras, nada ha de cambiar lo suficiente. Recuerden que plagar cosas del propio tiempo es justo y necesario, lo hizo Dante, lo hizo Pagni, lo hizo en suma “Abelardo Ramos” y lo hizo la famosa nota periodística de Cumbia Ninja ausente.

Por eso mismo en realidad el que escribe en sociedad nunca escribe solo sino que le van persiguiendo el pensamiento incluso en su vacío cuando cree que cuando habla con otros no están escritos. Siempre parece que el supuesto idiota por la causa que sea, el superficial, el dominado por el autor, el despreciado, el que quedó abajo no tiene las mejores razones. Como parte de eso, se hace todo un jueguito y un calvario. Todo tiene su cosa predecible, destapando la botella, metiendo el monedazo, buscando la vena del pie, pagando por lo que la sociedad repudia todo los días. Y en el medio de eso, marginales, con todo su odio, con todo su pudor, pidiendo que no sean camellos que tengan trabajos decentes, y todas estas cosas que hacen una especie de detalle rococó. Casi como la comedia de la comedia, casi como si se tratase de la exageración del palacio de la monarquía española.


Todo forma parte de una historia más rica, lo que pasa es que los que ponen sus manos en los teclados suelen ser los mismos. Y esto se trata del amor del cultivo. Los que cultivan, tienen en sí mismos ese germen totalitario de la imaginación humana, de la religión, de la biblia de en suma la utopía. Simplemente en ese pasar de mano a manos, va cobrando un sentido, entonces, claro está el mitomano hábil tiene en sus manos, el actor, una fuerza que puede ser perturbadora para el fondo de las conciencias ajenas. ¿Cuál es el tema justo para trabajar? ¿Por qué este tema cuando se encuentra fácil ya tiene familia y hasta impuestos?


Casi en este sentido, muchas veces cuando se despega como una resaca de la cultura de lo que debería haber sido, todo se hace complejo. El aniversario, tiene algo de receta, la receta tiene algo de promesa- como inaugurar canillas, pochocleras o pirámides y las noticias más aburridas de economía y política, exudan bizarreces que los “cultos” han decidido obviar para proteger sus pobres corazones.


La moralinas de algunos, contra las deslealtades de otros. Todo en nombre del gusto, eso que permite la práctica salafista, y todo lo que el talentoso puede tener de cagón si realmente da en el blanco. Justamente en el medio de un mundo obsesionado por el voyeurismo, por un mundo stalkeador, acosador, utilitario pero “dado al goce”, esta pestilencia francesa, dado a un realismo de mandarines. En extinción y en evolución, ¿qué nuevas especies de ratas y lagartijas heredarán la tierra? Esta nueva suerte de frentes sangrantes, vidas de santos, y no de vaginas que representan a la virgen maría, porque la subversión vale poco. Esta cuestión de las manadas que son exiguas, en un calendario, en un obsesivo calendario conservador. Una suerte de odio a la mujer, de odio a la debilidad y a la vejez que parecería que sólo se empaña por medio de la decadencia. Así que muere ese sentido “regenerador” que se combate en las mismas palabras discutidas. Contar la dolencia no siempre es querer tenerla para siempre.


Este caminar, tiene como todo caminar formas de ser, una de ellas, es caer, romperse un diente, una rodilla, y no volver, ser rematado por la espalda por conocidos o desconocidos, ser abandonado para siempre ahí. Porque cuando al relato le falta sustancia, cuando el ser se tornó aburrido no le queda opción. Todo parece que está de antes, pero claro es cierto que las preferencias del carácter forman el pensamiento y el destino. El habla desinhibido rápidamente va llenando los estados, va llenando, las formas de pensar, va completando el mundo, y todo va disecando en la periferia. Retener el líquido del sentido de cualquier sentido para poder sobrevivir, el eventual silencio de todos. Para peor muchas estas cosas serán consideradas cosas nefastas, mentiras, ilusiones, cuando fueron parte necesaria de la supervivencia.

Esta vuelta al irracionalismo de derecha, tan justo de la época, que abre las cárceles y vierte a sus individuos, post-doctorados en relaciones con el estado en la periferia o en la cima. La cárcel es la catedral, pero claro nada tiene esto de control sino de comercio. Claramente lo astillado, la mala fama, termina por ser en términos “cultivados” la infamia, el estado y la sociedad, en suma divide a los creyentes y los que hacen creer. Ha de ser superada la idiotez de clase media, de un mundo que se destruye frente a la impotentes manos de varios. Obsesionados por la carne, pero educados en la carnicería, educados en la fe del futuro, pero con perdición por las cuestiones de los pedófilos buenos que se preocupan por la sociedad. El paladar para la descomposición y la nostalgia del terror absoluto que nunca existió que tuvo que ser una creación puramente literaria, de tentáculos que venían del exterior o de un meteoro, de uno o de miles en perpetua observación. Sea este gusto por el apocalipsis, sea este gusto por ciertas formas de conceptualizar una educación sentimental como el porno soft, como la educación cívica, como la catequesis. En suma todos los disvalores que quedan ya como pequeñas marcas como un lápiz que ni se borró de una hoja vieja de la primaria, que por razones de espacio, comodidad o escatología se tiene que utilizar repentinamente sin hacerle escatología.


Por eso mismo tanto amor a tratar de rescatar esta persuasión de intelectuales. Mientras más estilo, mientras más académica peor. Lo que es no tener que durar pero tener el privilegio de publicar, lo que es tener que tiritar en el medio de la cultura hostil. Lo que es en suma ver por un lado hipercríticos, corredores de un eterno braille del estilo. Por eso mismo cuando la cuestión quiere ser de todos, pero no acepta que cuando es de todos, el caldo puede tener hasta una mosca y un preservativo cuando alguna de las características, ha creado el genio y no el hombre de los múltiples recursos, o la mujer incluso en el pánico nietzscheano que tenía poco de sociológico. Todo eso le fue quedando. Todos han pagado los mismos precios, han ido depurando, y sólo queda en los nuevos oficios como el del pornografo, en una lucha contra el imperialismo, una suerte de cultura no abordada.


Muchas veces el uso de los mismos referentes como si se tratase tan sólo de una columna de opinión, con ausencia de mañanas, con ausencia de cómo cae el sol por los edificios de acuerdo a los días, sin inmutarse más que por las formas que crecen y se caen. En Argentina por obra y gracia de nuestros vicios, algunos edificios pueden ceder, pueden incendiarse, pueden en suma irse al tacho. Ese caos, ese caos corrupto es una especie de marca de nuestra cultura que nos hace creer en lo imposible, y por eso nos citan de ejemplo en otros sistemas más domesticados, donde la demografía nos dicen que envejecen y mueren y persiguen los jovencitos como lo mejor de lo mejor. La carne picada de cerdo ante un futuro islámico y religioso delirante, ante un shopping con todo lo que tiene tener y con la esperanza final de la tranquilidad de las calles, dónde el cementerio perpetuo evite la masacre, la locura pero que podría ocurrir, siempre en la forma más post-apocalíptica.


Esta idea de que el Singapur es imposible, que el Hong Kong es un pecado, y que el hipercapitalismo no se empasta con la prostitución en todas partes, la gente viviendo en jaulas y los misiles yendo y viniendo como e-mails por medio oriente. Dónde el personaje que muere en una serie puede ser algo más importante en la “mismidad” que la muerte de un pendejo hecho una sopa de órganos. Eso es lo qué pasa, hay mucho pero, mucho pero para el corresponsal de masacres que no sea de CNN. Eso es una enfermedad, y en esta enfermedad Argentina tiene algo que las botas, pero claro mientras que Billiken no ponga todas las juntas, y sólo queden Cornelio Saavedra y Alfonsín. Los relatos idiotas, el hispanismo y las políticas sociales irán de la mano, la Caja PAN, el tren será independencia y el trocha angosta de La Forestal nos parecerá un misterio. Creo que es una suerte de misterio de maldición de Rafael Barrett discutiendo con Sarmiento y con Mariátegui, con la mirada silenciosa de Jose Martí. Estas cuestiones del ser nacional que sólo son erudición, y el campo que debería ser inventado desde la ciudad y la tecnología de la ciudad. Hoy hecho el agronegocio, hoy hecho el sentido de las historias que no tenemos de las rutas y los pueblos sólo por no ir ebrios por toda la inmensidad que aterraba a Sarmiento, por ver a Tartagal en programas como los del periodismo denuncista.


Esta es la forma de consumir que va matando las cosas, es difícil imaginar, largas horas de maquina de coser sin fin, es difícil imaginar gente cruzando la frontera con miles y miles de kilos, es difícil hallar a las miles de “maría eres llenas de gracia”. Esta la trampa de la pequeño burguesía que mete las narices en ciertos culos, en ciertos negocios y en ciertos gastos y otros sólo no los conoce. Mientras tanto las orgías salvan el mundo, y todo es parte de una forma en que se le saca billetes a la gente desde adentro y desde el saludo más puro, y el más inocente puede ser el placer insano de alguien en otra parte del planeta. Por eso, los herederos, los médicos nazis, los médicos no nazis, los borrachos empleados de correo del estado de bienestar, los profesores que de gorilas se hacen comunistas, los físicos que se van a parís para nunca pintar y amargar el café, dando a los necrófilos jóvenes locales el muerto recién hecho como las medialunas si las podes pagar.


Casi lo veo al general Lavalle, un golpista caído en desgracia brindando con FEDECAMARAS en alguna pesadilla nuestroamericana, casi puedo ver a los europeos, haciendo museos de cera con millones de culturas que no conocen y crearán a la manera que hacen macramé. Toda esta buena voluntad es tan enemiga de la tragedia que es imposible de entender como no están más desgarrados, las técnicas para la hipocresía, la salud mental, el “respeto” por la convención imbécil, hace que una supuesta lectura privilegiada de algunos textos más de una magia que no es tal.


No los tengo a estos polluelos buscando las mejores historias, los tengo sí como expertos de las culturas de otras partes, los tengo con oídos cerrados en sectas los tengo a todos bien como momento de debilidad de la monarquía antes de Hobbes (¿Un sueño contractualista no?- idiota hoy y hasta democrático bienpensante- miedo a ….. lo que es “conocido”) obsesionados por una corte, esperando un dictador, un dictador más dictador que el actual, para decir que el progreso, el orden y la eliminación de la competencia son inevitables. Y para negar al pobre Mao y su fusil.


Argentina es una Roma, pero una Roma con malos modales, los oligarcas construyendo los eternos negocios del Estado van arando políticamente las ilusiones ajenas. La plebe no tiene nada de discursivo, duerme en el tren, se caga encima, busca dónde dormir y dónde amar, y en medio de las resacas, los apuntes, los panchos, las vomitadas, y las pastillas, ven los burdos carteles con mensajes idiotas. Y así funciona esa eterna campaña de mensajes asesinos con todo lo que puede hacer el Napalm, y el naranja artificioso, naranja e irritante hace que todo sea peor. Borges el que quiso ser populista hasta que alguna le dió la cara en contra y se quedó con la madre, el mismo bailando con las más fea y siendo los granos de argentina, sus lunares a lo Cindy Crawford sus historias biográficas, y un debutante en Suiza como cualquier hijo de vecino. Todo eso por medio del orgullo de las tradiciones y de  las vidas convencidas.  El historiador cargando contra su voluntad la violencia honesta y molesta que el literario de sucesos, el periodista, el que no tiene otra cosa mejor que hacer, el bloguero serial irá perdiendo en la arena.


Los desgraciados, los Vandor, los Maxi Lopez, los Nisman, están paseando por siempre en Sinaí, y otros saltan a la fama, y el motor último competir contra toda la oferta. Los políticos, los artistas, los doctores y los cagones. Será que las conciencias son medio débiles, que el paranoico escribe más fácil. En su perfecta voluntad de saber la verdad, respondiendo,
irá huyendo. Toda esta suerte de personajes que el domingo no puede acunar. Porque en realidad, qué pasa con el sentido dominante de la época, ¿Ya no está más de moda ver los esqueletos ferroviarios porque niñas bonitas orientales con los colores nacionales van corriendo para ver si pueden descarrilar y hacer de los jinetes enemigos del país? La decadencia de ese cine nacionalista, ese gusto por la cultura por la política y perder ese paladar por las corporaciones. Todo eso que hace que los 90´ sean más lejano y que Le Pen, chille como una sirena desde un futuro geriátrico y que Sadam un personaje digno del sega génesis haya muerto en una horca como uno más.


Esta suerte de alienación de fracasos, de ir pegando hebras, en suma de ir teniendo que ir recordando lo mal escrito, una nostalgia de fracasos previos sin unidad. Todo eso va queriendo sumar. Como parte de un nuevo optimismo de la época. Esa inocencia, que va paladeando la cera ajena con amor. ¿Cómo suben las temperaturas de los mamíferos? Si se mueven apilados, nos dan un orden y una educación hasta podríamos grabarlos para unos fines. Si por gracia, luego de un momento de profundo cansancio veriamos a estos tirados apenas respirando pero quietos, bajo una cruel luz pero dormidos, siendo imposible interacción por lo antes desarrollado pensaríamos que son lánguidos seres agonizantes. La ciudad tiene la puteada, tiene los orgamos, tiene los gritos, tiene la música fuerte, tiene la pequeña columna de faso del caminante. Puede disponer de la bolsa de basura destrozada por la calle con sus jugos, por desgracia sin las aves que la cortejan cuando la basura crece, y no se vuelve entropía de la comunidad sino todo el ecosistema, y un olor al que habría que acostumbrarse de forma permanente como el tabú.


Por eso, cuando se ven que las letras van a pequeñeces y que cosas que nadie lee, como esto, podría tratar de un ombligo auto-proclamatorio de supergravedad. Uno se pregunta qué clases de narices, qué clase de procedimientos ocurren que pierden a los hombres en la asepsia de los detalles. De esta suerte de prosa de machos decadentes, payasos anarquistas, y de toda falta de nuevos dedos, de nuevos espacios que han infestados por la lucha política de lo incomprensible. Podemos ver que las polémicas fanáticas e irracionales como el vacío en la Edad Media conocido sin haber tocado jamás la época pero con oído del oído del oído. Todo eso casi como las golosinas, todo disolviéndose, sin ojos, orejas, lenguas, y anos capaces de absorción. Este es el sentido meridiano de la época que le pone nombres raros a las gentes, y ya no se toma el criterio supuestamente malo de la observación participante. La calentura narrada y mezclada con la desgracia familiar pero no por una necesidad concreta, eso queda corrido, el Pity Alvarez, un genio, un pilar, un suerte de basalto es dejado de lado por alguna moda en inglés cómoda. En sentido, creo que se trata de una suerte de mezcla de convenciones de Batman del Mercosur, el Vaticano, Chesterton, y cualquier mezcla que de la capacidad de la hoja. Arlt, una vez consagró la ausencia del asco como la mezcla de todas las cosas.


Sepan que Arlt, vió la metáfora del verano pasado en medio de la recorrida por el centro, todos los femicidios resumidos en un cafisho. Todos los carneros locos, y criminales huyendo con las cajas vacías. Toda la riqueza ya resumida en Libertador sin tener que ver Juana Manso, sin tener el peronismo como la contradicción suma que le dieron “exegetas” que lo aman, lo odian y lo cornean. En suma que no no lo terminan de padecer que no viven a la sombra de él. Por esta cuestión de ciegos, de iris blancos, de irrespeto. La cultura es una industria salvaje con gente que se viste al uso, con trapos, con bibliotecas. Tiene todo lo que barra tiene por sus reglas son post-mortem. ¿Habría que considerar que el robo de detalles de lápidas es un delito menor? ¿Que exploratorio que puede ser el saqueo del adoquín? Todo puesto en algún que otro negocio. Sea y es necesario, que se quemen los libros, que se les arranquen para hacer collage que como dicen los ministros se usen los diarios para envolver huevos. La suerte de la materia es esa no importan las buenas intenciones que crean portar.


En esta suerte de nueva época que no se siente nostalgia por el tren, y que no se piensa que hay miseria aunque la haya. Como parte del progreso se dice con todo impudor “Pintada por militantes”, y en el fondo, todo va para un lado y para el otro. Olvidados de lo artesanal, un empleo eterno de un olvido, un neoliberalismo siempre presente demasiado nuestro. Casi Vargas Llosa es una Penélope que espera que vuelva Cavallo para que le dé un beso. La realidad, lo posible, lo crudo pero ya listo para consumo, es la realidad existente.


Mientras que el desfile de Portaaviones, la mafia de Fifa y esos detalles como alguna pérdida guerra africana en fronteras calientes no dice demasiado. Se va jugando a todas las otras apuestas, y hacen procesiones de ídolos populares. Van a tener la nostalgia y la cara del viejo llorón o casi al borde del infarto como la mejor de las postales de una época. Cuando eso es así, casi hasta podría soñar que tenemos la marina mercante, hasta podríamos pensar que los gendarmes regalan algodón de azúcar. Pero claro, hemos de evitar, el archivo seleccionado como parte de una memoria sencilla y huellas fácil, Análisis de vídeos, congresos de youtubers de la burguesía nacional.  Nos olvidamos de las chicas UCA Wannabe, nos olvidamos del MOCASE, nos olvidamos hasta del Mac Donalds como parte del mundo tan patilludo y menemista, donde en medio de la crisis del 98, el placer bobo iba de la mano de la hamburguesa a un dólar, las figuritas, y el burrito menos borracho y la bruja Verón agente inglés como Carlos María de Alvear el que puso la mosca, y Juan Manuel de Rosas, haciendo justicia a la memoria del protectorado.


Esta época se está haciendo un retrato pobre. Tan pobre es que la memoria y la nostalgia de él será para pocas cosas. Pocas cosas y será una invención del futuro. Lamentablemente para nuestro “relato fundacional” de apenas 30 años. Todo lo demás se ha caído por la periferia del mundo, ha sido para navegantes de visión larga que no están preocupados sólo por el periodismo y las “luchas reales” de poder. Con todo es una suerte cuentitos de Ogros y de Zombies, pero los desencantados sin furia son un poco parias de la época, y la canalla irrecuperable. Por eso, cuando las modas van mutando, cuando la distinción se va perdiendo, y no sabiendo que estamos ya perdiendo. Sí podemos tener un signo del tiempo, la decadencia tiene la impresión menemista como si en el fondo, en lo profundo de las cosas sea lo más auténtico. Por eso nos falta “Lolita” nos falta alguna que otra cosita que no nos guste que sea algo de la UOCRA, que tenga que ver con lo peor de siempre.


Luego se llegó a la forrada de que había que leer cosas intensas, no sabemos que clase de cosa, no sabemos si en el fondo, lo intenso era lo placentero o lo cercano a la tortura, pero las letras se van “amanerando” en la forma que quieren ser copia, de la copia, de la copia, y en ese proceso donde la influencia se hace consciente y deseada la cosa pierde el sentido, porque de lo progre, a lo “anarquista” a lo que pueda ser un “justo simulacro”, ¿dónde está la simple condena cotidiana? ¿Dónde está el tipo que sólo escabia cualquier mierda y nunca escribirá muchas veces en esos trenes que quieren que desaparezcan y con ellos desaparezcan los vagos que los pueblan, la gente que los salta y todo aquello que le dió el sabor a la cosa? La muerte del post modernismo viene con caras de ministros de Transporte que sonríen cínicamente y van por más. El Virrey de China no se llama Cisneros pero a la nadie le importa, y por lo menos parece que la cuestión irredenta como siempre quedará en el fútbol, los dominadores al menos en el deporte van a tener la cola entre las piernas.


Se ejerce la mala memoria pero no se trafican huesitos, y no se habla cosas justas de los culos, los culos que según la lectura o la selección vuelven de cualquier manera. Esta obsesión cultural inherente, y eternamente observable. Casi un pudor, un pudor ausente de la pintura, un pudor que se vuelve absurdo cuando pintan con el esfínter y con el recuerdo de un culo aislado de una persona. No maten al mensajero, foto forma parte, desde la vestimenta y los códigos de lo que se dice de ella, a todo lo demás, se le sigue tirando teoría a la realidad, y la realidad siempre rápida, como rata por tirante, sin miedo pero con adrenalina se ríe de sus cazadores, de sus fotógrafos en suma. Hay que entender bien este tiempo, de lo que sus partes más pudientes quieren decir de este tiempo, si no se entiende, y no se puede describir la ostentación el resto es tiempo perdido. Pero eso es lo de menos, todo forma parte de una era, y de sus formas más obvias de consumo, comer una hamburguesa, destapar una birra con los dientes, y usar un celular, todo eso, no dicen que el sexo ha metido en todas partes, desde la la sutileza de los dedos para con la velocidad, al abuso de las gargantas y narices por la sustancia, o el contenido serio de orificios, y otras cosa, todo en nombre de la sensación. Todo en nombre de llorar una lágrima de petróleo, densa que no baja, todo para tener el estomago caminado por hormigas, mientras otros se quedan en la visión del Barón B.


Mientras esto ocurre, el cadáver de la familia según dónde se pudre tiene su historia, una cadáver pudriéndose en un género tacho de basura ecológico es otra cosa que un cadáver en la playa, o flotando en el mar.  Hay que meditar las formas inerradicables de lo morboso, y del fracaso final de todo el relatito.


La “descomposición social” como le dicen, un poco de este parto inevitable. Envejecer y delirar, tener como retrató la demencia es una buena referencia. La soberbia de los hombres para ponernos en tema. Casi una cuestión religiosa, la caminata y el audio. Todo lo que hace a la vida “nueva”, a los conversos, y a toda la suerte del “rechazo” idiota a la clase media alta.


Para quien tenga el sentido del gusto bien afirmado, la mierda, el ají molido picado, la cocaína, el dulce de leche, la vereda, y tal vez con suerte un cadáver podrían ser cosas a acceder. De toda esta suerte de locuras, muy desarrolladas por cierto, yo diría que es el momento fundamental para las pausas.En este sentido, sí se puede pecar de muchas cosas. Una de ellas es en el casi uso pornográfico de la palabras, pero claro en la cosa burda, no de saber que productora del porno, que tag, qué categoría, y sobre todo desprovisto de la mínima formación literaria. Todo eso suma y resta a la vez, gente con baja sintaxis, mucha paja, por un lado, del otro exquisitos sentidos del uso del entrecomillado, el guión, el punto y coma, coma y punto, y todas esas chanzas. Recuerdo que eso me lleva a un garzo en un vaso de ginebra. Porque todas las bebidas, caídas en desgracia por no ser mainstream el vermouth, el querido moscato, y otros tantos, en esta era tan contradictoria, porque la gente se droga de formas aburridas, bien nos gustaría tener un Juan Castro por semana, bien nos gustaría que la radios tuvieran un Fernando Peña de cada matiz del anti-peronismo pero tenemos “Los Leuco”.


Como parte de una partecita, de un particidio, de un partuzacidio, la muerte de la partuza. Todo forma un poco del sistema medio youtube, que a diferencia de lo que piensan muchos no tendrá esa palabra pero esta forrada del video para todo quedará en nuestras mentes, es la estampita de los próximos mil años. Si un presidente colombiano se mea con un buen video eso puede durar para siempre. Lo bueno de la literatura pedorra sobre todo es que el ejército de reserva del del delincuente promedio, es el ejército de monitos. Es como decirlo de alguna manera una especulación sobre la paja, esto es importante, porque no siempre se habla sobre el tema se lo deja en la paja por la paja misma, o se lo deja para revistas especializadas de hombre o mujer, o se ríe de manera imbécil, haciendo la parodia de los sistemas y productos que otros desesperados que tienen vidas más miserables que los que escriben compran, gente sí presa de la poesía. Pero bueno el fingir ser un bastardo, es un poco lo que nos quedó de la resaca forra de que la imaginación iba por el poder. Error capital el poder, no se consigue por imaginación, sólo ponganle un par de ceros más a la cantidad de muertos necesarios e innecesarios. Esta es una suerte de código bien reaccionario pero signo capital de los tiempos. Yo creo que en esta revuelta de la religión, hay pedacitos casi de pared de convento, hay llanto. Hay exhalaciones del culo.


Como siempre, la cuestión genital es demasiado obvia. Ya todo queda asociado al culo y a una chota, o a la pequeño burguesía, porque se ha querido “borrar”  a la clase obrera, y la pobreza al no ser curtida como frío se vuelve hasta imposible de describir y de mal gusto. Para peor, todo se hace más y más exclusivo como una epidemia de romanticismo estúpido, y donde la guerra de los intelectuales contra el facebook se hace por facebook. La fantasía drogadicta reaccionaria, la gente que está presa de la paja en los living de las casas pudientes, la idea de reírse quién se refresca con una manguera en un tacho de basura del gobierno de la ciudad está mal se “pierde la dignidad”, todas cicatrices en nuestro habla.


Casi espera uno terminar con la carrada, corrida pero no mojada, “¿se me entiende?”, corrida, forzada y tomada, como una suerte visión obligatoria frente a la entrada del templo del Dios Capusotto. Como este es un final de una era, este dios será olvidado, y sus fanáticos serán una manga de Pedros, todos diciendo no, como ese novio o novia que no estaba tan bien, y esas acepciones sobre el apetito. Todo esto pasa en la peor forma de las hibridaciones parásitas de los discursos, de los chamuyos, y de la no redacción.


Justamente porque la academia va por un lado, el arte por el otro, y la revista bien hecha, linda, con las fotos de las minitas por otro, pero los literarios volviendo sus cabezas a todo lo que el paraíso del mandato perdido. Todo se da a la par, todo muere de progresismo pero no por odio, no por el odio conservador, que odia al pogre y que quiere violarle en la peor forma. Es el gusto reaccionario de la torre de Marfil con Chateau y Netflix, disputada como una preciosa babilonia desde la: “independencia, el underground, y toda esa industria que se olvida rápido”. Por alguna causa esto forma parte de nuestras vidas, es decir, tenemos una minorías de escribas, y de eso se poblarán lamentablemente las nuevas “generaciones” que son productos de mercado. En este sentido, un culo, no será entendido hoy como ayer y esto se ve en la titulación de los medicamentos, los videos porno, las noticias y las carreras, todas sufren sus problemas narrativos. Uno sabe que la burocracia del escribir es así, ya nada se tira todo se transforma y eventualmente un gobierno la desaparece o la “resignifica”.


Podemos ver como el video se repone mil veces con términos como “vecinita, amiga, hermana, hermanita, madre, milf”, toda estas cosas medio incestuosas y de living, y no personas, pero está también la cosa de carnicero, teta, culo, vagina, acabada. Así se hace el imaginario, ha perdido claro está todo su enciclopedismo. La intimidad va aumentando su valor en esta era pero como contradicción se oferta como una mercancía maravillosa del porno, y las letras, y las ciencias son iguales, pero claro en que otros ámbitos, las rodillas fisuradas son casi una forma deshonrosa de subir, esta cuestión como decirlo, misógina pero en el fondo, puritana y careta. esta efervescencia de la felicidad, uno lo toma bien, el que escribe. Todo como jugosos recortes, donde la fantasía infantil tiene su “género”, donde la sensualidad, el punto grasiento de la comida tiene otro, y su reverso claro está, como si el que simplemente comiese hasta morir es porque no puede coger y que se ahorca mientras se pajea parece ya desganado hasta del dulce de leche. Tenemos toda la farmacopea, y tenemos las historias mezclados en tiempo cortos y turbulentos, nunca termina de ser lo que parece. Todo parece cuando se lo cuenta parte de la novela que se hará que se escribirá deliberadamente. En esta suerte todo será una mentira, y una mentira de la mentira, más o menos ilustrada, más o menos leída, más o menos explicitada. Todo forma parte de una justamente no de un orden del discurso sino de las miserias de la imaginación, comprensión lectora y hasta voluntad de los ojos que se posan por respuestas en los textos. Antes que eso queda el vacío, ¿cómo será que las mentiras se vuelven necesarias? ¿Cómo puede ser que el necesitado no pueda poner su necesidad en el altar? ¿Cómo pudo ser que el escupido crea ser el que escupe al fin y al cabo? Las novelas de a uno con sujetos privilegiados, el soliloquio idiota a perpetuidad con el repulgue sutil, lleno de pústulas, lleno de miseria, lleno de absurdo.


Este estilo desfibrilador, marcapasos, y que podría desatar furias si se supiera bien quienes son y quienes los enfrentan seriamente. Lo demás como el abrazo final de la decadencia y “la pérdida del auto-respeto” no lo volveremos a visitar.

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