Astros:
Fases de eterna muerte.
No hay que tener fe, pero mirar tal vez.
El asco universal, materia.
Eyaculación de dios.
Supongan que esa poronga es el último hecho del machismo
marchito.
Gotas ardientes que son estrellas.
Que los poetas, en nombre del amor, han sobado por eones.
Bellos restos de un vidrio sin limpiar, candor.
Muerte, piedra hecha a base de vereda, tibieza existencial.
Policía muerto, flash.
El idiota pelado, adoptado al López Rega.
Consolador de balón de oro.
Culpa sin impuestos.
Sin despidos y sin muerte en folleto de biblioteca nacional.
Me duermo, mi discurso termina calcado como el sorete.
Por supuesto, sorete, calcado al no saber, mirar.
Qué es la mierda.
Astros, mierda oscura, planicie de alfarero.
Plástica bosta en eterno ladrillo del arquitecto del
universo.
Mierda, tocada, el poeta de la mierda.
Mierda en su sentido cósmico.
Mierda como ajena a la muerte.
Ningún idiota puede cortarte, bello orgasmo.
Ridículo precoz, momento cero.
Sin tener principio ni fin.
En tus giros, flotando.
Todo en suspenso.
¿Quién excita?
¿Quién goza ese primer motor?
Traidor, traidor, siempre traidor.
El que puso en mala pornografía,
Lluvia de fuego, de semen chorreante.
Una acabada salvaje a la mujer de LOT.
El orgasmo en el sexo anal de los ángeles en ciudades
perdidas.
Pura burguesía.
El ladrido del caniche con una Sandra que va a volver.
El cosmonauta no.
Un perdido más en la acaba de dios.
El hombre conquistando, la acabada,
Acaba al fin.
Un poco más cerca.
“De Él”
Selfie:
Si el suicidio, pudiera ser indoloro.
Muestra del estilo sería irse para siempre.
Robarse el alma desde los alvéolos.
Pero no repetir.
Tres veces aparentar morir.
Poder caer, poder morir.
Que el que sea residuo al fin alimente otra cosa.
Primer plano color.
Gozar, gozar, gozar.
Acaso no sabría uno ponerse enfrente ya el arma.
Morir, así no sería morir.
Sería evitar siempre tener que tener,
La mierda, esa que dice: ¡Viví!
Todos los deudos serían menos idiotas.
Todos podríamos decir, que nuestros ojos, persiguen esa
conciencia.
Pero ajados estamos, de la pura oferta.
Pero porque algunas facetas, son dignas de explotación.
Jamás se devaluarán.
Hay belleza, berreta como el chedar,
Esa no muere jamás.
Acaso sería esa cosa una cosquilla de cocaína.
Una punta de vino,
Una puntada de hemorragia.
Una sonrojada venérea.
Traiciona el hombre al selfie.
O la imaginación es idiota, o la mueca idiota, de la eterna
Barbie y el eterno Ken.
Queda ahí, la selfie, no puede abusar,
no es la madura masturbación de un narciso inmortal.
¿Acaso el espejo no fue por mucho?
¿Cien?
¿Mil?
¿Cien Mil veces mejor?
Que abdique de una vez, quién no tiene el ojo puesto en ese
otro.
Sea su otro, quien no se enamora en la respiración del
espejo.
Quién se case consigo.
Quién se frote de su propio sudor,
Quién se beba su orina.
Quien sea sólo una meseta, y una muerte en cuotas.
Sepa ser.
Selfie.
Las costra en el
Pata de Lana:
Violento como un capitel de Arjona.
Eterno saqueador, videojuego de violación roto.
Pura masticación.
Vivir, ser la urraca de todos.
Imbéciles todos.
En la idea suprema, es que poseer, poseer la vergüenza del
otro.
Pero así el mundo aburre.
¿Qué sería del ladrón sin la trampa?
¿Acaso no es la victoria eterna de la segunda opción?
¿No es la realidad cagando a la imaginación?
La mosca en la rosa.
La mariposa masticada al final.
La vida yéndose.
Uno no puede contar siempre fusilamientos en la cabaña.
No se ha de tener siempre, una ONG.
No se ha de morir siempre causas sobre naturales.
Profano por mucho, siempre, la virgen siempre virgen.
Siempre el odio,
Siempre el crimen en el hombre festivo.
Siempre, boxeador cruzado.
Con la bendición de Pedro el grande.
Con cocaína, vino y cocaína.
Siempre atropellando al más débil.
Siempre hundiendo la mosca con el dedo.
La idea del bastardo en el altar.
Peor que la prensa, peor que la libertad.
Siempre la consecuencia golosa en otro.
Casi como el que regala SIDA, y que por acaso, ¿por qué no
regala radiación?
Mi pie de elefante, mi eterno Chernobil
Propensión al cuento
de mierda.
El no a Galeano.
El no a Grondona, el sí a Bilardo.
El sí al falso testimonio, el sí a la burocracia del vivir.
Incluso cagar, pareja, tras pareja, cornudo tras cornudo.
Es platonismo.
¿Nunca renunciarás al culo ajeno?
¿A regalar tus hijos?
Renunciaste a tu cuerpo sino como arma de algún idota.
Saqueador, te saquean, y tu arte, ha de ser robarte,
robarte, dignidad.
Este Aquiles con su costra, con su corona y su pena.
El asado escupido a Sísifo.
Tan sólo una más, y como el bello morir al final.
Impotente al final.
Arruinada al final.
Conquistando un final.
Eso es vivir.
Parto:
Parto al hijo para ser Homero Simpson.
Cosmonauta.
Pecera para un idiota Foucaultiano.
Ser el hijo dilecto de la planta.
No poder ser contradicho.
Despreciar, bajar, seguir, ser parte de la mierda yéndose.
Pero no como enemigos del rector.
No como enemigos del escritor.
No.
Con galletita verseando al filosofo en la cuna de los
escépticos.
El pelotudo es un escéptico de sí y de los otros.
Su esfuerzo, es un parto.
Negamos poder hacer otra cosa que roer.
Y que Incontinencia mate más, y más, y más romanos.
Nunca sabrán que es un Rey.
El Rey será un eterno escocés.
Será, la huida de Keynes hacia el cristianismo por el ojo de
la aguja.
Será jardín
de infantes Wittgenstein.
Será dibujitos nenes bailando sobre las tumbas de SUS
madres.
Y el círculo de las reencarnaciones será el eterno pato
ñato.
Mi vitrina para Salomón.
Esperando, vivir del negocio de la Grasa.
Parto, al infinito, a comprar cigarrillos.
Cual, un Homero, ciego y Simpson.
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