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El loco de los Helados:

Dedicado a Ana Daniela Corzo.

I- Los comienzos

Como cualquier “arte”; como cualquier cosa, la torpeza para la ficción se puede hacer gala, como parte de una partera de los hijos de puta. Pero claro eso sería sólo insultar, lo mejor en estos casos, es ver como la pedantería crece como el pasto. Jodidos, los viejos cornudos del arte moderno como siempre, y como nunca.

Masticando pastillas de cualquier clase, burdo, más y más burdo, mas cosas masticadas, como el que no piensa en nada. Carente de imaginación, Buenos Aires fisurada, casi como la infamia de otro dios que le toca morir. Pero claro eso no importa, no puede importar, el talento viene de la “lectura” y de los talentosos lectores. Pero el que lee como el orto, ¿qué lee?

Un personaje así está en medio del presidente Verano y de la Reina invierno. Como punto de partida para los hijos de puta. Pero, decir “Pero” no suma. En este caso la locura no viene en el toque de la vanguardia, no sería la esperanza de un gas lacrimógeno que huela bien. Nos gustan los personajes escépticos pero que laboran y hasta se sacan el peso de la misma manera que los distintos vagos que por buenos aires cagados de calor, parecen muertos o parecen que duermen hasta que alguien los borra.

La mala formación, una mala lectura del Corán, una mala tirada de cartas, una mala identificación. Democracia para todos, pero eso no cambia. Mientras entre bolsa y bolsa de basura te iluminan la cuadra. Todos se acusan de fascistas, y algunos deben serlo más. Todo sea por el helado, por la merca, por los tornillos o las balas. Cuando se ve en medio del calorcito, con el ventiladorcito, todo chiquito, en mundos chiquitos sobre poblados, Pablito hacía la guita loca. Pero, otra vez- pero, ¿qué tiene que ver esto con el helado? Nada tiene que ver con nada. Pero claro que la idea, la idea de la idea de la idea. Como una primera persona se pone complicada.

El estilo, ¿no hay estilo? Todo empieza un día, porque no puede ser de otra forma, y se cuenta así a las apuradas. Lo primero que paso es que la banda se subió a una fiorino, entierrados, todos locos, bah, “locos”. Como parte del “Comando a ninguna parte” sin otra cosa que hacer que perder el tiempo, tal vez si hubo mundiales inventados en este territorio, y todos pueden dormir mientras otros se matan. Es justo que haya un par de locos, viajando por las calles de Bs As, lo más bien con la idea de que no están haciendo nada malo. Los primeros intentos como siempre salieron mal. No se animaban a bajar. Cuando bajaban compraban helado y se iban. Porque era cosa más dignas de payasos que otra cosa, un vértigo falso en un material tan ajeno a nuestros oídos como el celofán. Como si se tratará de la momia del billete de dos pesos, el mismo Bartolomé Mitre, uno de los tantos generales del país. Un Lincoln bañado en dulce de leche con moscas, estos héroes eran muchos.

Mientras hablan unos tras otros de buenas costumbres. Como no pueden matar dejan que otros maten para luego tener los mártires que maten a estos terceros como bellos defensores de no sabemos qué. Pero eso nos quita el foco, la fiorino va a toda velocidad por las calles de Buenos Aires. Este frenesí es complejo, como todo lo que está mal narrado, no importa de donde salen, no importa a donde van. Son perseguidos sí, pero a la vez, logran escapar, ineptitud. Esa cosa que muchas veces aparece, los robos son violentos y despreciables. Los ladrones aún no identificados usan mascaras de corderitos. Porque claro era lo único que habían encontrado. No obstante estas ideas, pérdidas, en medio de la raza de los pobres tipos, casi como constelación final del cosmos. Podría ser una especie de “Viaje a las Estrellas”, de otro mundo vienen estos atacantes que sólo roban por helado que matan por helado. Sociopatas que van a morir fácil de un tiro de la torpeza policial/judicial.

Este gustito a la narración se arruina un poco, pero por lo menos, el sabor del helado permanece, y dura el verano, donde el verano parece decir: ¡Vayan por ese helado! Claro que el helado es “celosamente” guardado en heladerías que compiten en las formas del libre mercado. Siempre se suele robar la caja registradora. Robar helado es un poco primitivo. Pero quién dice, ¿Por qué robar tiene que ser algo de gente “razonable”? ¿Tiene que robar sólo para droga? ¿Y si el helado funcionara para estos taimados como una droga? Claro que esto no tiene sentido. Huir y huir, hasta un cierto lugar, bastante alejado, donde al fin en una pelopincho detrás de una pequeña casa, comer lo que no se pudo por el camino. Malas narraciones, memoria borrosa, todo producto de comer mucho atún lleno de mercurio. Parte de una generación perdida arruinada por el vino y el atún. Ese movimiento de ida, pescado más pescado, siempre pescado en trozos. Pero debe ser sin duda que se trata de la locura del mercurio en sus inútiles mentes, incapaces de una obra genial. Sólo comen helado hasta caer desfallecidos.

“No hay hielo seco”- respuesta tajante antes de morir de una cajera en una heladería de las más violentadas por los –criminales- claro que eso Eduardo Feinmann no lo pudo entender. Se trata en todo caso de una serie de eventos, casi que ocurren por prepotencia. Casi como un virus informático. Todo lo que llama al caos en la sociedad fascina. En este sentido la televisión ya les da fama a estos hombres de los helados, los han acusado por desapariciones de niños, ¿por qué no? Hombres que no suelen ganar más dinero que el que ganan por helado, que bien podrían comprar el jodido helado. ¿Por qué no? Malditos como parte de una especie abortada desde tiempo inmemorial, idiotas como el petizo orejudo, porque aún la palabra idiota se salvó y puede ser insulto forman parte de una tropa. Como genuinos reaccionarios, no creen en clases sociales, ellos tiran, ellos ahogan, ellos secuestran gente de las heladerías. Pero están locos, como digo están locos, y lo que es peor, ellos son mostrados como parte del “drama nacional”, cómo puede que una primer mandatario no haya dado con los delincuentes. Podríamos pensar que son producto de la distracción. Son bellos imbéciles, pero no son pobres. Tiene plata, tienen trabajos tal vez de mierda, tal vez los libros los muerden. Son participes de ideas poco originales, como han perdido la chaveta, a veces roban, dinero, helado, y matan, y matan por matar.

Enero como siempre es un mes divertido para esto, pero ellos no van a Córdoba, ellos van a Santa Fe, en medio de la paranoia narco. Con mascaritas, se ríen de todo, a veces fuman marihuana, que a veces mezclan con helado, porque a veces les pinta hacer brownies, y tanto están pasados de rosca, que todo se trata de helado sobre el helado. Sobre estas ideas pueriles, sobre la cabeza de una persona que no tiene ya un pedazo y se le puede ver el cerebro, ahora si llena de helado quedan dudas. Como parte de un ejército de pendejos, de idiotas, de imbéciles que pueden parar sus actividades, o aparecer en cualquier punto del país. “Supuestamente” así dice Gendarmería, así lo dice la Marina, así lo dice Gerardo Morales, todos convencidos que es parte de una locura pasajera. “No olvidan, ni perdonan, ni dejan que se derrita”- así le da uno de los diarios argentinos el papel principal a estos locos, o loco del helado.

En un reputado programa de la noche, mientras todos echan la culpa al peronismo. Otros dicen que forma parte de una movida del COMANDO SUR, los locos del helado estarían inspirados por Alá, y serían más temerarios porque no tendrían cámaras dentro de sus vehículos. Mientras se analiza si se pueden poner cámaras en los autos, otros delincuentes, se suman a esta locura, y roban helado y lo suman a sus curiosas salvajadas. En un país delirante esta cosa puede pasar, mientras que otros trasnochados como “Los locos del Asado” son perseguidos y uno muere en Medrano y en Honduras, choripán en mano al grito de “¡Viva la Revolución Nacional!”, en medio de esta psicosis un país que por extrañas teorías, algunos creen en una conspiración que hace que las empresas de agua no puedan controlar el papel de los narcóticos, mucha gente hace locuras. Por lo que empezó siendo como los locos del helado, tuvo casos como los locos de las empanadas. Pero ellos fueron, otra vez “Pero” fueron los primeros. Fueron los “foodies” fundamentalistas.

Aliados de otros delincuentes, dispuestos a matarlos incluso, coimeadotes de la policía según otras ideas, piden tributo a las cadenas como Freddo para no ser molestados. Pero esta gente está loca, muy loca, loca hasta el ridículo, como si fueran parte de una especie de reencarnación del Astrólogo de Roberto Arlt. Su conspiración permanente, su pintar trenes con consignas como: ¡El helado no basta!- ¡Basta de joder con el helado! Argentina es un país que algunas veces tiene alguna forma letargo. Quién manejaría el helado en este país. Los reputados heladeros de heladerías como Volta temen, temen porque saben que tienen que dejar cantidades precisas de helado. Helado que incluso luego se reparte junto con dinero y armas entre los complotados. ¿Tanto helado para unos delincuentes?- la radio quiere condenar la extraña búsqueda del helado que hasta a veces desplaza al dólar. Justamente en este frenesí de helados por dólares y dólares por helados, camiones van y vienen. Como contaba, terriblemente, esto empezó con una fiorino blanca a manos de unos inexpertos. Hartos de todo, pensando hacerse con el helado de ARCOR, pensando en el helado de todos, el que el helado pueda desaparecer genera entre terror y comportamientos raros.

Algunos heladeros se han armado. A base de fuego, armas y balas, listo para morir si es que es necesario para defender el “Dulce de leche granizado”. ¿Cuántos mueren en este fatídico enero? Según los amarillistas 200 personas. ¿Cuánto helado hay en el país? ¿Cuántos insumos se necesitan para hacer helado? Algunos especialistas especulan, supuestamente esta gente ha perdido de la razón, ellos quieren todo el chocolate, todo el dulce de leche, toda la leche, toda la crema, todo lo que sirva para hacer helado. Todo puesto al servicio del helado. Hay cosas raras, muchos dicen que con esto los narcos, hacen imposible perseguir las actividades centradas en la cocaína. Pero esto es un tema que nos excede para saber de cocaína hay que ser un poronga, mientras que la cocaína tiene mala reputación, el helado no, se vende, venta libre. Un sacerdote tradicionalista salió a imputar que este flagelo viene por el casamiento gay.

Claramente que el loco del helado no está solo nunca lo estuvo. Según dicen que la combinación preferida del líder, el cual llama desde cualquier lugar a medios de comunicación para amenazar a quien sea por sus cuotas de helado se trata de una forma simple, cafiaspirina más helado de limón con un toque de champagne. Esto formó parte de una serie de ataques. Otro de los descosidos le apodan “El fotocopia Julián”, el fotocopia, come helado de pistacho con papitas, además come panchos. Pero claro ellos al principio los asociaron por el hecho de que querían helado.

De hecho justamente en un allanamiento, una vez que una parte de la organización entro en crisis por Moreno, encontraron, más de treinta heladeras con helados. El sin parar, aún a medio comer, el cruce de disparos, la pérdida de vidas humanas. Pero esto no es todo, van y vienen, incluso se apoderaron una vez de una serie de ambulancias. Armados hasta los dientes con el helado y con botellas de vino de más de doscientos pesos cada una, ellos a los tiros con los policías iban por nueve de julio. Claro que estas ideas son medio delirantes, en una época pensaban que estaban realmente con gente que había sido afectada. Golpe tras golpe, por ejemplo el incendió de mueblerías a la par que asaltos de supermercados los dejaron como los que eran casi unos terroristas. Nadie sabe como lidiar con esta forma de terrorismo entre naif y gastronómico. Esta cuestión se reputa complicada, dicen especialistas, que con el tiempo la política quiso meter la cola. Como fuerzas privadas de algún que otro oscuro jerarca. Como cuento de manera desordenada, todo esto empezó en enero. Pero nadie sabe dónde comienza, el papel del loco del helado y donde comienza el lavado de dinero. ¿Lavado de dinero? Sí como entiende lector. Este frenesí contable y administrativo, estas empresas de seguridad, toda esta ola de violencia y la gente entregada la venganza ha dado la iniciativa.

Una prostituta como algunos quisieron llamarle, contó estas actividades con lujo de detalles. Pervertidos, asumidos pervertidos, manejan ciertas zonas oscuras de la ciudad, ciertas zonas oscuras de la provincia. El helado llega en este calor a zonas donde nunca llegó, y ellos considerados benefactores. En ciertas esquinas, a cambio de pelotas y estímulos para el combate hay helado y muchas otras cosas. Tantas veces como antes en la historia argentina cuando se robaba la carne para luego repartirla, esta especie de extraños Robin Hood reparten el helado en medio del calor. Pero esto no era lo que contaba la señorita que antes hablábamos, contábamos sin duda casi pasados en incredulidad que la vida de esta gente bajo las balas y el sabor “Sambayón” era bastante irracional. ¿Alguien esta dispuesto a escucharla? Sobre esta idea hay muchos entre dichos, pero lo cierto es que cuando los ladrones de helado, empezaron a pisar fuerte para fines del verano estaban asociados en muchas otras cosas. Aunque como podemos saber como estaba sabido por ejemplo se habían llevado una maquina de hacer helados de un Mac Donnald´s. Una moda más, con el aire acondicionado al mango, helado, y chicas que pasan mucho frío, cocaína, marihuana y el escándalo, estaba bien parados en un barrio privado en el norte de la Provincia de Buenos Aires.

Algunos denunciaban pactos oscuros entre un sonriente hombre prominente que estaba en contra de las drogas y los hombres adictos al sabor almendrado. Nada hacía creer que fuera fácil pararlos. El primero que fue por ellos, el primer socio fue el Gordo Valor, helado tras helado les explico que eran surrealistas y originales pero eso no bastaba. Nada de eso bastaba. Ellos pensaban en ir a otros lugares. Querían un monopolio del postre frío. ¿Un monopolio del postre frío? ¿Cómo lograrlo? ¿Cómo ir cortando las calidades del helado?- tenían su visión de que por lo menos hasta el pibe de más abajo tendría que por lo menos tener su helado de agua. Tal vez una simple maniobra de demagogia. Pero claro quién pensaba que esta gente estaba en sus cabales. Salir a vender helado, sacar a la competencia. ¿Serían esas sus ideas del futuro? ¿Pagarían impuestos?- ¿Tendría sentido? Dicen que con el tiempo, estas personas serían más complejas, sus crímenes irracionales, su obsesión con el helado se combinaba con otras. Pero cómo hacían guita tan rápido. Nuevamente la pista narco.

Para marzo como contamos ya eran más de ciento cincuenta personas. Todos armados, todos con sus conitos cocidos a sus chalecos anti balas. Gente delirante, golpe tras golpe, la organización ganaba adeptos. ¿Quién no podría simpatizar con este surrealismo delirante? La televisión solía decir que la gente pensaba que los hombres del helado algún dirían harían pagar los grandes males que habían hecho los poderosos de este país. Esa definición tan laxa forma parte de una forma compleja de pensar, ¿habría que parar el odio? ¿Habría que poner en “orden al país”?

Cuando pensamos en la banda original de la fiorino nos quedamos cortos. Muy cortos, esta gente tenía “talento”, casi como una parodia de una parodia, película de mafiosos que caía, película de mafiosos que veían. Nadie debería poder aprender a robar y delinquir por medio de películas. Pero si el propio Pablo Escobar, podría ser “Don Corleone” la cosa se trataba de ser –audaces-. La audacia mezclada con la idiotez, y sobre con la falta de amor propio era algo que fascinaba, famosos, ricos, llenos de helado. Creo que sobre todo la cosa del helado a esta altura estaba clara formaba parte de sus actividades.

Un futurólogo cuasi amateur, contó como sería el mundo sin los postres favoritos de la población y sobre todo sin alimentos. Ya no eran los del campo lo que iban a romper las bolas con la cosa de “La mesa de los argentinos”. Como sabemos, esta gente hacía plata, con la ayuda de otros ladrones, con la ayuda de otra gente de gente hábil, el loco del helado, fotocopiadora y otros fueron ganando capacidad. Una vez casi se mueren presos de una jugadita pero esta gente había nacido con suerte, porque la suerte hace aprender más que cualquier libro. Incluso en su perversidad, sabemos, que el hielo formaba parte de sus formas de tortura para con los traidores. Pero eso formaba parte de su manera de pensar. Claro que eran locos, y cualquiera que no crea lo que pasa, podría pensar que se trata de una especie de locura sin sentido. ¿Acaso tienen sentido las matanzas en este mundo de hoy? Claramente no.

Primero el loco, debemos contar algunas cosas. Las vacaciones argentinas en auge tuvieron que vérselas con la piratería. La costa atlántica estaba “protegida por tierra”, mucho cana, mucho cana al pepe en la costa, o no, cuidando sobre la inseguridad ya existente. Claro que la idea no era sencilla, Fotocopiadora para los amigos, le propuso la idea delirante al Loco, o a los locos, quien sabe cuantos eran. Les propuso que sin duda que el mar, el mar argentino era una garantía de entrada y salida simple y sencilla. Por el agua, sembrar el terror. Sobre todo para distraer, cuando eso pasará dar más golpes al sur, incluso en Ushuaia, mientras fueran rápidos, ni el helado ni el dinero, ni la suerte se les podría escapar. Para eso habría que meter miedo.

Lo primero fue amenazar con la toma de un avión de LAN Chile, desde Twitter; la idea corría por todas partes, el comunicado simple decía, “Ahora a Lan”. Como idea tomaron que muchos terroristas tomaron aviones en el pasado. Pero la cana no le daba crédito. Sobre esto quisieron meter más miedo poniendo una bomba en una camioneta en Ezeiza, pero eso no salió, pero si salió cuando la pusieron más tarde en el de Mar del Plata. Claro que era más chico. Sobre esto pensaron que no había forma posicionarse pero lo hicieron igual. A lo que llevó a una crisis. Murieron un par de entusiastas de la banda. Claro que como en tantos otros casos, las familias les fueron pagadas las vidas perdidas de los susodichos. Como si se tratará de una novela de Burroughs, todo iba rápido. Con el tiempo pensaron que se trataba de una especie de vuelta de “Sendero Luminoso”. Claro que esto ponía un poco molestos a los periodistas, ¿Era seria esta gente? Por sus actos serían serios. Como parte de su despliegue por la Capital Federal se mandaron sacar unas cincuenta fotos de Helados de todas las formas y colores, con la leyenda: ¿Quienes somos nosotros?

Claramente este primer desafío al poder, claramente este desafío a lo que se considera un gobierno en crisis fue parte de casi un evento surrealista. Muy pero muy surrealista. De los narcos se había aprendido como parte del imaginario del mundo criminal que las cosas más descabelladas podrían pasar. Claro que esto fue una parte. Pero una parte pequeña. Cuando sabemos que por la fecha del 14 de Febrero, hicieron una tregua con lo que quisieron llamar los consumidores, una nota al diario La Nación decía:

“Nosotros fuimos parte, pero somos incomprendidos. Muy incomprendidos. No queremos nada de lo que nos puedan dar, sino que vamos a tomar lo que queramos. No vamos a hacer historia no se preocupen.

En estos días habrá helados, pero no habrá paz para quienes nos persigan.

La represión es impotente. ¡Piensen y hagan lo que quieran!”

            ¿De dónde se les ocurrió esto? Esta gente como luego se sabría estaba influenciada básicamente por la televisión, tanto es así que ellos pensaron que la idea era sencilla, letras de diarios y revistas, y la carta a La Nación. Nada de guerra seria, de hecho, en cierto momento, pensaron que lo suyo era tener sus propias formas de comunicación. Para eso tenían blogs, para eso podrían tener perfiles falsos, para eso podrían usar Internet. Pero eso implicaba que los podrían atrapar como ratas, pero claro que en parte pasó, los que estuvieron relacionados al loco del helado, claramente perdieron la vida. La organización tenía un promedio de supervivencia de meses. Varios tiros de un tal Bermúdez pago como parte de un grupo de sicarios por parte de la industria de la alimentación que algunos despistados o enemigos del Grupo Ledesma le imputaron dijeron que fueron la gente de la azúcar, los que quisieron hacerse cargo de lo que consideraban que un grupo blando de gente en el poder no podría hacer.

            Radio Mitre, contó como precisamente las casa llena de agujeros veía con horror como un par de chicas de diecinueve a veinticuatro años caían en manos de feroces policías. Ellas eran simplemente una parte menor del sistema. Aficionadas a esta idea tal vez banal de apoyar a los chicos malos. Las familias de estas jóvenes estaban desesperadas y desconocían que ellas “apoyaba” ¿realmente lo hacían a los delincuentes? Sobre este punto hubo controversia, intelectuales varios fingieron quemarse las pestañas sobre un tema que casi insultaba su formación universitaria. Este era el terrorismo del fin de las ideologías. Primero los narcos, y luego ellos. Paridos de la crisis del post 2001. Sí arrogantes hijos de puta, los “dueños de la tierra”.

            El catorce de Febrero pasó en paz pero no era suficiente. El Loco del helado y el Fotocopiadora se reunieron en un sótano por el barrio del Almagro a pensar qué hacer. Claramente se trataba de una mera farsa, ellos se ganaban enemigos que no querían, ellos pensaban que los del azúcar eran los culpables, eso decía la televisión y debía ser verdad.

            Según el loco del helado, “La Tele dice la verdad”.  Claramente muchos pensaron que se trataba de una forma de adoctrinamiento. Pero nada de eso, ellos veían Paka Paka, el Canal Gourmet, Crónica TV, Fox Sports, Canal 13. Lo que sea, todo el día había zapping, no eran coherentes. La cuestión era hacer un video de la azúcar tirada al mar. Algunos cuantos cientos de kilos. Sobre esto, pudieron hacerse de un camión que llevaba azúcar. Cuando se tomaron el trabajo de ir al medio del mar, estaban mandando una carta al diario Clarín, en la cual su mensajero murió por parte de un policía que de civil estaba en la pista de esta extraña gente.

            Esto quiso no ser publicado por el diario hizo presión por la Papa caliente, la editorial, se aseguró que no fuera sólo La Nación, el que tuviera los comunicados. En ella se decía que el azúcar iba a ser negada como ganancia a estos terroristas que mataban por matar. En medio del tedio algunos creyeron ver una especie de violencia política. Algunos decían que se trataban de oficialistas fanáticos. No era el caso, esta gente no entendía de política, o no pensaba poder entenderla a través de la televisión. Por eso mismo, todo tenía que ver en la forma en que llegaban a ser terroristas medio perdidos. Una famosa en su momento dio su apoyo extrañamente, pero luego se retracto via Twitter, Rial quiso dar su grata opinión sobre estos temas, y hasta que dijo que esta gente tendría que ser respetada mínimamente. Era la juventud que estaba desilucionada y no creía que tenía un futuro.

            El video de la gente con máscaras de corderito, con el azúcar que se hundía en el mar fue parte de un video viral. TN fue uno de los primeros que lo puso en escena, pérdidas de azúcar por miles de pesos, - así decía el zócalo. La lancha fue luego de ser usada, pasó a ser incendiada lo cual no tuvo demasiado sentido. El Loco y el Fotocopiadora pensaron que era un buen momento para ir a Tokio. En un avión de Aerolíneas a Nueva York y luego de allí en otro avión de bandera japonesa, los muchachos se iban del país con impunidad.  

            En Japón permanecieron un par de meses. Hasta Julio, cuando sucesivos políticos seguían insistiendo en que tenían a los líderes tras la pista. La mesa chica, se juntó en Tokio. El Loco, el Fotocopiadora, el “Mal Alumno”, el “Gordito Pérez” y la Bulímica, bajo los cerezos en medio de un país que no entendía el español estaban esperando pensar si era el momento de irse para siempre de Argentina. “Gordito Pérez” pensaba que el país no comprendía lo que querían hacer. En parte nadie entendió. Pero claro que ellos estaban lejos de allí, algunos de sus valiosos elementos cayeron. Sabemos que otras redes delincuenciales, usaban en el modo operandi de esta forma tan delirante de actuar para jugar de manera lúdica sobre el papel de estos –terroristas-.

            La Bulímica tenía ideas claras, había que meterle un bombazo a Zara, la empresa del multimillonario español que no sabía su apellido pero no le importaba. Este parecía ser un fin muy ajeno a las formas actuales de pensamiento. La idea era clara, pedir helado, para volver a decir: “Acá estamos nosotros”. Pero claro, dónde guardar una tonelada y media de helado. ¿Dónde hacer el intercambio? La respuesta era sencilla, el mar. ¿El Mar? Sí el Mar, mil kilos de helado, todos listos para zarpar antes de agosto de 2014. Todos meditaron el plan de la Bulímica, tal vez era la más marxista, como algunos luego dirían pero que nunca pudieron probar, como la más leída según otros. Según teorías delirantes, esta forma de actuar iba a dar con el tiempo una forma respiro a los talibanes que necesitaban re-organizarse en medio oriente. En medio de esta locura, no se hicieron concesiones, primero se llamó a Zara desde Japón, a Zara Argentina, y se les informó que un costoso envío de helado debería ser llevado de una punta a la otra del mundo porque esta manga de delirantes así lo querían.

            Los empresarios se negaron, era obvio. La Bulímica, llamó a los diarios, esta vez a Pagina 12, cuando se escuchó la voz finita de una mina que hablaba muy desordenadamente y de manera dispersa. ¿Japón? ¿Estarían en Japón? Al principio, la policía local pensaba que era una estupidez ir en búsqueda de estos personajes más allá de la Argentina, o si estaban en algún lugar era Paraguay o Bolivia. Justamente cuando todo parecía sencillo, fue la justa subestimación de estos imbéciles los que los dejó actuar. El Gordo Pérez pensaba que era una buena forma de evitar formas más elaboradas, tomó antes de irse de su casa, el diario Clarín pero no lo leyó, se lo llevó consigo. Ellos miraron ese diario viejo y se dieron cuenta que siempre eran tratados como lo peor de la sociedad. Para remediar esto, el Gordo Pérez pensó que lo mejor sería dar grandes donaciones a ciertas “fundaciones”. Pero no lo hicieron, se quedaron como estaban. Había contactos en Argentina, a la par que se pensaba pedir lo del helado, carteles de la droga pensaban aprovechar el momento para poder hacer lo impensado, sacar del país en otro barco cincuenta toneladas de cocaína.

            ¿Quién iba a apoyar toda esta movida? Primero se estaba apreciando que iba a ser el robo de helado más grande de la historia, o mejor dicho, la toma de mayor cantidad de helado para una acción ilegal. Hasta ahí quedaba claro que el asunto era surrealista. Tal vez la obsesión por los panes gigantes de Dalí era lo único que se podría haber considerado parte ese asunto. Impulsaron a un artista que pintaba paisajes con helados, porque en el fondo creían que esto les iba a dar una importancia. Un helado de acero inoxidable en conito iba a ser colocado en Plaza de Mayo en medio de todas las acciones criminales. Parte de las operaciones, todo formaba parte de una tapadera. Zara no quería dejarse chantajear por los “hijos de puta de estos- imbéciles, forros de última categoría.” Pero claro, qué podría pasar. En medio de esto, como parte de banalidad del mal, se encargó la repartija de cientos de volantes por debajo de las puertas de las casas y por la calle de “Heladerías Zara”, como parte de estas acciones fuertemente perdidas. Rivadavia, Corrientes, Santa Fe y otras se llenaron de papeles en el piso de esta clase.

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