Góndola-Góngora- la ciudad Eterna:
I-
Plagio del plagio, del plagio-
¡Asco! Y fineza…
Belleza, puntal,
El sentido, lo bizarro, delito perdido.
El delito en escenario.
El delito.
Incluso amarillista delito.
Y niños que se arrancan ojos de niños.
Placer delirante.
En la ciudad eterna.
De bellas, rejas, de vendedores.
De flores somnolientos
De controles a borrachos.
Yo el de la
Stasi-Lumpen -cornuda-literatura.
Para todos y todas.
A la mierda, moralismo…
Bello lupanar de lujo en el robo.
Incalificable. Pecado,
Un ave violada, incapaz de volar.
Un avestruz ante la realidad social.
-El despellejamiento de la idea recurrente-
Y encima no es sexo.
El pobre en cartón, la calle eterna, en eterno orden.
En limpieza eterna.
Donde nadie aficha, donde hay pocos postes.
Donde los pobres parecen dignas estampas.
Loquitos en pedo, en la camioneta de Pa….
Todos en pedo, como en el living de su casa
Un derroche más.
Mis ojos arden,
La maquina de escribir es un ano inexistente.
El culto del ano como lo deja.
No se puede jugar más con mierda.
**
Asco, antes nada.
Después de todo, como dicen de las conchas, los penes.
Sinfonías, estrangulamientos de bolas.
Cual ovarios.
Antes nada que Arjona,
Porque en la ciudad silencia, sin Regatón, -nada aquí es
realismo mágico.
En la calle, entre policías bien; de barrio bien.
Todo bien.
Acá nadie habla de bonafini.
Los balcones son eternos, las rubias son rubias y
desprecian.
Tan bello que no es nuestro,
Es de los collares de los perros.
Y perros somos todos.
Y hace frío.
La nueva de Julio hacia el norte muere de una manera
extraordinaria.
La luz blanca, nos redime de la hepatitis naranja.
Cruzando.
Bello vacío.
En medio de la puerta donde uno debería dormir.
Para poder estar más con ellos.
Ellos que dicen que todo, es igual.
Porque siempre están bien.
Y sólo siendo un alma entre cien, con el bronce impoluto sin
violar.
No importa esa patria, sólo llegar.
Ahí conté como pibe bien, aunque no tan bien, como ahí.
Donde “todo bien”.
Billetes que debería.-contar-
Por la redención de los pecados.
La vida eterna.
Amén.
Bondi-
No de quilombo, sino de rutina.
Careta para siempre, para todos.
Por siempre.
Que lealtad sea el honor.
Que el samurai sea pasivo,
Que el drogado se crea, casanova, y termine atado a una
pared.
-Sobrio-
Si los seres volantes. Condenan el ser.
Correr para coger, corren para no correrse.
Pero igual, sólo fue para llegar.
Y la puerta se abrió.
Pasar sin ser visto, saber que la vida vale poco.
Conocer sin ser conocido.
Valer menos que el viaje.
Buenos Aires como un estante.
Un instante, vejado.
Un segundo marchitándose, en ese momento.
Poco quedaba, todos los judas como un cuerpo místico.
Tan preciada como la pulpa de la naranja.
Cuando se odio siempre.
La naranja.
Al fin ceder, morir.
Dejar ir, dejar pasar, saber que nunca más se lo volverá a
ver.
Uñas, voz, pestañas.
El precio de la ingeniería.
La época se muere, mientras se ahoga.
Nuestra jodida educación
Se rompe como un collar de perlas.
No nos ahoga en nuestro egoísmo.
Sino morimos linchados.
Quizá sea mejor.
Pero lo valioso.
No debería irse.
Sería la mejor de las literaturas, clandestina.
La mejor manteca en la condena a las burocracias que ellos
temen.
Pero tenemos nosotros el reloj.
E incluso así lo mejor se va.
Que suene en otra cosa,
En otra cama.
Que sea delirio.
Que sea mejor.
Blue-
Pecado capital, organizar a los sicarios buena onda.
-Monteagudo-
Los que ganan.
Pero en el ejercito, en la idiotez.
En la forma terminada de lo que no importa.
Las formas más amables como creciendo las bocas de los
muertos.
Ya todos en orden.
Las mesas, y las masas, y todos los que pasaron.
Pero la plácida voz se disolvía en el azúcar.
De las formas de las trizas, de los palitos de los mates.
De lo que no viaja.
De la placidez de la peor de las perezas.
Me fascina el recuerdo de la estúpida perfección de no
tener.
Como si las propias tripas fueron un bandoneón.
Pero roto y sin tango.
¡Gracias a “d10s”!
Un rubí, una forma de molestar, una vianda en la muerte de
un cuerpo real.
Una discusión sin par.
Entre no anécdotas, entre el cambio y la amargura.
Entre la violencia para con el proletariado argentino.
Los pelotudos son peores que los hijos de puta.
Plagio del plagio.
Porque cuando hacen mal no se dan cuenta.
Y eran bello hacer mal, ser imbécil redomado.
Vivir en un desfile sin par.
-Creído de campéon y de jugador está jodido-
Y nunca más.
Jamás fue amor, pero era comedia.
Era televisión
Y porque la realidad es insulsa.
Más bien todo ha de ser pornografía.
Y tomar mate fue ver pornografía, en medio de un edificio
vaciado.
Silencioso.
Sin sentido, en un altar inútil.
Escuchando con la voz melódica, cosas sin sentido.
Como si todas las ideas estuvieran un bazar chino.
Con una cosa nueva.
Que no sirve para nada,
Pero con la voluntad de ilusión inútil de tener.
Volver para nada.
Cual si fuera amor.
Pero en televisión.
Siempre prendida.
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