La gran diferencia entre muchas experiencias narrativas
anteriores de los siglos anteriores, es que nosotros, los de hoy, “escribimos
demasiado” y los lectores también son demasiados. Cuidado que no soy enemigo de
las masas, creo ser en todo caso el perfecto demagogo, porque la mayoría
incluso esclava siempre gana. Con esto igual creo que le puedo hacer perder el
tiempo a mucha gente. Esto es sin duda tan relevante como perder una tarde de
sol, un garche, la vida misma, y que la gente sepa realmente qué piensa uno o
no.- terrible pero real, eso es la “ficción”.
Mientras
tanto sabemos, y conocemos las tribulaciones que van del lumpen al lumpen
arrepentido, hasta el exitoso arrepentido que en suma se hace lumpen. Todo se
hace en nombre de la mercancía, se hace en nombre de la vagancia de la miopía.
Escribir en este sentido es virtud, pese a que hay una estúpida y pretendida
aristocracia que cree que cuando caga y escribe le hace un bien a la humanidad
no importa de donde la juegue. En este sentido debemos pensar que se trata de
una guerra entre grafómanos y lectores voyeuristas de genitales de acero.
Podemos decir que se trata de una meditación más bien culta debemos
pretenderlo. Lamentablemente muchas veces la gente más culta no escribe, y eso
hace perder el sentido de que hay que leer para poder “escribir”. Trágico pero
lleno de sustancia. Podemos pensar que se trata antes que nada de un delirio
que se va marcando con el tiempo. No sería uno el protagonista si se durmiera
en un sofá en medio de la fiesta o tal vez lo sea, si escribe de eso y no de la
fiesta. Como se darán cuenta es la dictadura del que escribe, en un mundo
perfecto nadie escribiría.
A
diferencia entonces de otros acercamientos a las letras, como existen en las
paginas de Face-book, la larga prosa puede ser atacada por los incompetentes
incluso si no trabajan en Pagina 12, incluso asi, pueden ser atacadas. El
exdiario progre de la
Argentina no va a meditar estas palabras, leer el diario,
igual es un credo de poca gente, los que lo hacemos, tenemos casi un vicio y
deberíamos ser valorados, el diario como ficción paga, y uno espera del
columnista estilo, originalidad, cositas nuevas, invención, que saque de la
galera aquello que nos haga soñar, sino es la Nación , un eterno pegote que juega mal de
conservador en Argentina en cambio en el fondo del pecho en entre el hígado y
no se sabe bien qué, existe un lugar perlado y delicioso de conservadurismo en
el “progresismo” local. El rabinato es así, el verdadero y no el obsesivo, no
el sobreactuado con el cassette, hay brillantes personajes de cassette. Estos
viejos, jóvenes o lo que sean son tan ególatras como cualquiera pero los
aventajan en memoria y fanatismo, los hay casi de cualquier origen ideológico.
Algunos
pensarán que se trata del peor genero literario, el del BLOG, el que no tiene
teoría, el que nació mal, hay buenos blogs, útiles, sencillos cortos, y malos
blogs, los blogs existenciales, algo asi como la novela, pero violada
sistemáticamente por el no editor, el no lector, el no crítico, el no, el
eterno no. Quien sepa de escribir mucho y mal, tiene una gran ventaja, es como
quien toca mal el piano o la batería, sólo lo saben quienes lo escuchan y en
una isla podría ser un genio sin par, para sí mismo justamente por eso sin par.
Otra de las formas de esta reproducción es apostar a que nos estamos
enfrentando a ese no se qué, el sistema capitalista. El capitalismo incluso
como fantasma puede ser gozoso. La novela puede ser una cosa bien sufrida, en realidad
el argumento tiene que ser legible, caso contrario fracasa y muchas veces los
dedos se mueven bien pero incluso la imaginación misma, el alma imagina mal.
Cuando eso pasa no hay vueltas, pareciera que los grandes maestros tienen sus
libros esos sí bien elegidos y tocan bien. En este sentido, al menos debería
haber un lugar como el Colón, donde los escritores leyeran lo que les gusta
leer. Eso sumaría más que simplemente escribir, pero claro está eso sería matar
un poco la cuestión de la literatura, eso de que la gente tiene que leer por sí
misma los libros que valen la pena. Es claro, se entiende incluso para nos, los
hijos de la devastación educativa fiscal, del aburrimiento católico, chato,
porque hay católicos brillantes, más raros, hasta algunos peligrosos, pero son
lo menos. El catolicismo sobre todo en Argentina está cansado.
Ante esto
queda decir que el placer del oído en la tecla es el vicio como quien chupa un
culo, es un vicio que sólo sabe bien como es quién lo hace. En este sentido el
drama es infinito, cuando la gente supone que madura y que ha leído bien,
empieza a despreciar por orden muchas veces aleatorio lo que leyó antes. Eso
pasa, se pretende que es cultura además, los conversos de izquierda a derecha o
en sus variantes son así, se miran con piedad, y dicen: “Ellos están mal”. Ellos
pueden ser Marx, Aristóteles, o incluso el peladito este que todos aman, o
dicen amar Foucault, uno siempre piensa si un burdo poco leído, pseudo burgués
de clase media de un país subdesarrollado podría ser un alteridad preciosa para
el amor o simplemente el señor maestro del poder, haría otra cosa más fina que
mirarle el culo. Nos perdimos un Foucault devenido en Charly García o Maradona,
lo cual les aseguro que es una lástima, frente al casto así vendido Borges y el
más terrible culposo y “genio” Sábato. Los seguidores de Sábato tienen más onda
que Sábato, como en el caso del cristianismo, los Esteban, Pedro, son mejores,
y para mejor no son dios.
Buenos
Aires es una ciudad que todos los que escriben acá la usan como base, como
quien dice, Mayonesa para todo, Buenos Aires para todo, hay dos, Buenos Aires,
la copada, la linda, la metafísica, la que odian los que quieren vivir acá, y
la aman, por otra parte está la Buenos Aires ,
corrupta, más o menos revisionista que es el mal, Babilonia, etc. En realidad,
la cuestión viene de Sarmiento con la
Pampa , el desierto y la sarasa, luego degenera y termina con
que Parque Chacabuco es el alma de algo que debería ser una representación del
no sé qué. Si Sarmiento hubiese sido un amante del mar, y se hubiese
obsesionado con las costas, las islas, las gaviotas, y hubiese imaginado la
nación de navegantes quizás seríamos otra cosa. Eso importa poco, como costra
Buenos Aires funciona bien, no es Jerusalén y hasta que no nos echen de acá no
la vamos a extrañar. Aparte hay gente que le copa más que a otra. Algunos
pretenden sin duda perderse en ella, yo la verdad digo con ojos cansados que
nos devoramos, y vomitamos a la par. Sin pedir demasiada una de la otra, a
veces alguno que imaginará, el Buenos Aires posible, pero la realidad escapa a
los sujetos. Como dice Alejandro PO: “Injusta, injusta es la plusvalía”,
nada más.
Lo mejor de
leer es el necesario acto particular y negador de escribir. Es darle al mundo
una especie de lectura compartida. Se supone que pre-existe al menos una
lectura del abecedario, una lenta y estúpida maduración hasta a veces hablada.
Lo que puede pasar es que se aburra la gente al leer. ¿Desgracia? Tal vez.
Ahora uno
sabe que hay gente que escribe porque le pagan, y le gusta, casi cuasi,
prostitución, si al menos tuviera ese toque, de la mística perdida de la
cultura patriarcal- casi un verso progre de punta a punta. Usted lector repare
con ojos benévolos, usted sabe que si lee es por algo. Ya no diré más. Si
podría exponerle, lo que trataba de contar si fuera geógrafo el mapa sería
ininteligible. La gran puja es por medio de las sucesivas ideas que se hacen de
las cosas, el desapasionarse de escribir estupideces es el gran desafío. La
hoja en blanco puede ser imposible, ergo no hay resumen. Al no haber resumen
parece que no vale la pena. En parte es así.
Fíjese
usted que se trata casi del arte del improvisar, de comentar, de parlotear. Con
todo no es tan distinto de las ideas de las descripciones de muchos escritores,
no sería raro que la idea de leche, como semen sea una idea que una vez y otra
vez, vaya y venga como si esta idea de lo lácteo llenará de sentido el semen.
Ahora le desafío a pensar si la idea de una persona agregando soda a una bebida
alcohólica cosa que no se hace tanto hoy en día le daría, esta cuestión del
semen. Como en el caso de la mierda, digo y sostengo que la cuestión
descriptiva, táctil, y hasta diría de reexaminación se da por sobre entendida.
Triste es esto, e incluso en el semen que podría y debería ser la tinta del no
sabemos qué, no saber, y con fuerza, debería ser la salvación frente al
capitalismo menos claro para… cierta gente. La cual la odia otra cierta gente.
No más qué decir. [Fin de la cita]
Creo que el
blog y la novela, “novela” hoy en día pecan del egocentrismo del que trabaja
sin objeto. Al no tener objeto, el yo no se sabe ajeno, no se sabe distinto.
Porque lo acabo de aprender, pienso que somos “escritores bebé”. Lectores
muchas veces sí con triple titulación pero infames ingenuos de mierda cuando
escribimos, y hablo de una mierda, blanda, pastosa, incluso con cosas de
colores en medio de esa mierda. No hablo de una mierda oscura, sufrida,
producto de sangre que fue digerida. Porque la mierda puede ser mérito,
transmitir el sentimiento, pero del cuerpo y no del alma. La mierda en este
sentido miente menos, no sólo porque la gente no está dispuesta a recibir un “te
amo” de mierda. La razón más fundamental y antipostmoderna, ni los
adoquines ni los intestinos son otredades no saben de sí. Popper no valoraría
lo que pienso pero seguro que podría trabajar la mierda en este sentido si
estuviera para defender a esa perla que se llama “falsacionismo” que les
digo no entiendo del todo.
Lo
importante es medirse, es tener el tiempo justo para medirse, no algo como el
pene, lugar común del capitalismo, sino medirse en el decir. El decir es
terrible, terrible pero como todo lo que condiciona la historia, si se hace
bien se hace irresponsablemente incluso al paraíso se llegará así. Este es el
artículo de la Fe. Una Fe
que no se verá conmovida por el oportunismo, Lenin combatía el oportunismo.
Creo que el escribir cualquier cosa lo subsidia, lo “humaniza”, demos gracias a
“Dios” por eso.
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