Podemos empezar a dudar de que la inseguridad se gobierne y
se gobierna se gobernaría sobre la idea de las victimas de esta, si consideramos
que esto es así, la inseguridad sea como se la quiera pensar poco tiene que ver
con la seguridad con el Estado en suma y puede ser un elemento ajena a esta en
un planteo lineal que el Estado busca seguridad, ¿El Estado necesita
preguntarse que es la inseguridad? ¿La empresas necesitan pensar que es la
inseguridad? Si la inseguridad es un adjetivo, “insegur@” poco tiene que ver
con una conclusión del orden de lo general podríamos bien encontrarnos que hay
tantas inseguridades como personas hay. ¿Esta es una pregunta del orden de la
percepción, del orden de la educación o del miedo? ¿Podemos equiparar
inseguridad con miedo? ¿Podemos pensar que se educa en el miedo?
Para
comenzar debemos pensar que el punto de partida para pensar la seguridad no es
ni más ni menos que una formulación que tiene distintas observaciones en parte
como resultado de la forma en que se pensó y se conceptualizó la violencia en
general en el sistema político y en este sentido seguridad poco tiene que ver
con delito. La seguridad si tiene que ver con la soberanía tiene que ver el
poder, y la no resistencia al Estado, que nadie quiera amenazar a las funciones
esenciales del Estado, ahora, ¿nos podemos responder sobre las funciones del
Estado en abstracto? Si decimos que sí, rápidamente caeremos en la idea de que
el Estado no tendría conexión alguna con ciertas políticas que no lo
amenazarían directamente pero con esto sólo estaríamos pensando en los grandes
bloques institucionales, la policía por ejemplo nada tendría que temer del delito
en las calles, ni de la mayor parte del delitos, si tendría que temer de las
denuncias contra su accionar, si tendría que temer de medidas políticas que la
perjudicasen sobre todo cuanto más alto se encuentra en el escalafón de las
fuerzas de seguridad, ¿acaso esto altera la esencia del objetivo de las fuerzas
de seguridad como directamente relacionadas a las direcciones de estado? La
respuesta es equivoca para quienes por ejemplo creen que los DD HH pueden
ejercerse independientemente de la burocracia del poder judicial y de la acción
de las fuerzas de seguridad esto puede parecer creíble. Pero claro que esto
como se muestra en la historia de gran parte del siglo XIX y siglo XX es
ilusorio, Foucault es precisamente una persona atenta al sentido militar de las
organizaciones, donde más fácil es hallar el pináculo del poder es en el
ejército porque este no depende de ninguna otra objeción para ejercer la
violencia que la misma obediencia vertical necesaria para dar efectividad a su
función la represión.
En este
punto podemos considerar que el poder político no tiene una necesaria molestia
en dar “autonomía” a las fuerzas de seguridad pero pensar que estas en sí
mismas podrían prescindir del Estado sería absurdo, estas son una de las
facetas de este, y en un país plagado de levantamientos y pronunciamientos
militares esto simplemente se declara como absurdo, ahora bien, ¿por qué hoy no
se tendría que prescindir de representantes democráticos para hacer la
represión? A diferencia de la seguridad que es en suma una serie de apuestas
progresivas, que como toda política pública necesitan de una planificación, la
represión puede ser pensada como una acción rápida y que puede cortar una línea
general de acción y aparentemente parecer como una anomalía en el camino
general ¿es esto correcto? Pareciera que no, simplemente se trata de una serie
de intervenciones directas del Estado, porque la política de seguridad no tiene
un objetivo único, la política de seguridad es una serie de negocios e
intereses. Podemos considerar entonces, ¿es rentable una política de seguridad
de ciertas características? Sobre este punto queda una presión que se muestra
como la doble cara de la seguridad, por un lado la forma en que efectivamente
se controla el territorio y se “sustrae” la libertad liberal democrática- por
otro lado queda pensar, ¿No existe además otras presiones sobre todo dentro del
ámbito de lo impositivo? Podemos pensar que donde la gente aspira a vivir y a
pagar más por vivir, puede que sean los lugares más seguros que a la vez se
presentan como los más deseables, en este sentido el “barrio privado” o Country
fue una apuesta muy clara en este sentido. Un diseño del espacio público donde
el anillo privado anticipaba el espacio público, una ciudad dentro de la
ciudad, donde las clases sociales pueden ser coaguladas con facilidad. En este
sentido debemos pensar, en seguridad en sentido de políticas económicas, una
cuestión es la seguridad de grandes espacios, trenes, calles, avenidas, medios
de transporte en general, y otra la seguridad de ciertos barrios, esquinas,
puntos específicos. En este sentido la seguridad puede que este en conexión
directa con la prensa. En este sentido es torpe pensar que la policía no se
privatiza, y que la seguridad privada es una extensión de la policía en
Argentina y en otras partes de América del Sur esto responde como en el caso de
los transportes a una serie de convivencias de grupos de interés bastante
claros, la “burguesía nacional” utiliza el Estado, y de allí plantea su
política de seguridad, este sector no tiene una participación mediática tan
importante, pero si tiene una parte importante en la asignación de los
recursos. Barrios enteros que crecen en medio de la especulación inmobiliaria,
pueden generar los espacios donde el privado hace que la provisión de seguridad
sea más sencilla.
¿Por
qué no admitir que se trata de una forma general de administración de la
economía? Primero existe una premisa un poco contradictoria sobre la cual no se
quiere aceptar que existe antes que nada una serie de elementos que circulan y
se mueven dentro de los espacios claros donde la idea de delito y ley no
aplican, ¿Se puede pensar en una ley que asigne como la educación una cantidad
fija del PBI y que esta cuando sea asignada al fin de luz sobre cómo se gasta
en seguridad como se gasta en salud o en educación? Pareciera que no, primero
porque la seguridad se vende como un servicio y si es un servicio pareciera que
el rendimiento tiene una forma en que la forma de la oferta determina el
consumo, en este sentido el Estado argentino ha ampliado la cantidad de
efectivos en las fuerzas de seguridad, y ha dejado las fronteras del país, para
poblar de gendarmería y prefecturas ciertas zonas del país, en este sentido la
zona de la CABA
y el Área Metropolitana al menos en Argentina son la muestra cabal de la
contradicción se asegura las fronteras del núcleo de la producción de bienes y
servicios del país. Curiosamente donde se concentran la mayor parte de las
industrias, y la mayor parte de la población, incluida la más pudiente del
país.
Sobre este
punto se pueden deducir algunas cuestiones, la primera de ellas, ¿Tiene sentido
el razonamiento de que la inseguridad surge en un momento puntual de la
democracia reciente léase por ejemplo en 1995? Esto tiene una forma de pensarse
donde se toma como principio, considerar que cuando las personas comenzaron a
declarar que se sentían inseguras mediante lo que muchas veces son encuestas
electorales, en este sentido no podemos saber si esto fue un proceso de
aparición claro y distinto o si se trato de una estrategia de instalación de
una forma más de preocupación en la población. La objetivación de este hecho en
este caso no hace más que mostrar una construcción del Estado de la cuestión.
Un Estado que en franco retroceso por motivos fiscales entre ellos el pago de
la deuda externa, estaba achicando el Estado, pero a la vez tenía que mostrar
que su papel esencial era del de garante del orden, en este sentido es una
ingenuidad pensar que el orden del tipo de cambio la “Convertibilidad” el
acceso a ciertos bienes del consumo y la concentración de la riqueza no es el
antecedente de la necesidad de un gendarme más violento. No se trata de una
ampliación de la pobreza sino de una concentración de la riqueza, y de una
perdida a la par de la capacidad del Estado. El Estado no es financiado por las
clases bajas, y por eso mismo no presta sentido a estas, donde la violencia
puede ser incluso más intensa, y termina luego afectando como desprendimiento a
las clases media y alta. En este sentido, el Estado Nacional concentra en gran
parte de los servicios de la seguridad, la obra pública, y el control de la
emergencia.
Podemos
entonces ya considerar desde el principio que la seguridad es el costo de
mantener esta distribución del ingreso y que poco tiene que ver con un miedo
irracional sino más bien con el cálculo racional. En este sentido, el
financiamiento de la seguridad poco importa en la discusión porque la
ampliación del gasto sirve para aumentar capacidad de acción de cada unidad
administrativa dentro del Estado sea provincias y municipios y esta lógica es
tan clara como otras. Si el gasto es la anticipación de la capacidad de la
acción política del Estado y esta debe convertirse en votos a la fuerza, ¿por
qué no vender esta acción como una acción que muestra la presencia del Estado y
sostiene la capacidad de los individuos para poder seguir con sus actividades
pese al Estado calamitoso de sus próximos? Con seguridad lo que se puede
aplicar es del desarrollo de las actividades económicas sin interrupción y en
este sentido, la seguridad no es más que la clásica defensa de la propiedad
primero, y esta encima incluso de la vida. En este sentido, seguridad no es
otra cosa que mantener el desenvolvimiento de la actividad económica, por ejemplo
poder adquirir los bienes de mayor posible, y poder hacer uso y goce de ellos.
En este sentido el uso de bienes de status deseables por otros que no pueden
acceder es una de las grandes preguntas; ¿Se puede matar por un celular? ¿Se
puede matar por zapatillas, un auto, etc.? Es evidente que las personas esperan
poder progresar y poder hacer de su trabajo bienes de consumo que a la vez
muestran su status, en este sentido el “progresismo” y el galantismo
incluso desalentarían al trabajo en cuanto que el bien aspiracional a conseguir
al tener riesgo de ser perdido no vale la pena adquirirlo. En este sentido la
idea del progreso en cada barrio, en que cada localidad mientra más pobre
mejor, es una cuestión importante en la política local, municipal y donde el
clientelismo y la política de cercanía son muy importantes. ¿No es justamente
por esto que se trata de una serie de percepciones en torno al papel de cuánto
es el precio por la tranquilidad? Como muestra del fuerte estatismo en
Argentina, este se justifica como el Estado no puede estar en todas partes,
porque gran parte del valor de una propiedad en muchos casos depende de su
ubicación geográfica y que la suba de impuestos implica muchas veces el aumento
del costo general de vida, esta idea de progreso material a cambio de seguridad
está entre la espada y la pared, ¿Cuánto le salen a los más pobres estar igual
de seguros que los más ricos? Esta pregunta se responde de forma sencilla,
simplemente no pueden. Cuando no pueden simplemente no forman parte formal de
la primera aspiración a resolver. Los municipios y barrios ricos, en general no
por su peso electoral pero sin por sus aportes económicos pueden ser los que
consigan ser el foco de la atención.
El barrio
privado muchas veces viene a reemplazar este problema, la iniciativa privada
literalmente puebla y recorta el territorio y se evita el problema de la
“redistribución del ingreso” ya que hay una mala conversión para los sectores
pudientes entre el clientelismo y la seguridad, podría ser convertida en otra
política pública como asignaciones familiares u otras que conseguirían los
votos pero alejarían la acción del Estado de la “urgencia” de la seguridad. En
este sentido es claro que la
Seguridad se cotiza dentro de otras facilidades o
fatalidades, como “inundaciones”, “servicios públicos”, velocidad para poder
llegar a los centros de servicios, importancia dentro del estatus social que
posicionan por ejemplo para poder conseguir empleo no es lo mismo nacer y vivir
en ciertas áreas o en otras. Si a esto además sabemos que el resto de los
servicios acompañan deducimos, educación, salud y seguridad acompañan al
ingreso por alumno, habitante, paciente y ciudadano. No siempre el gasto es
eficiente sin embargo en este sentido las villas alteran el sistema de renta,
la renta de un lugar y su provisión de servicios es alterada por la demanda de
personas que no pagan por él, sean nacionales o extranjeras, en este sentido la
política de la CABA
es reveladora. Es antes que nada una pregunta fiscal sobre la cual por ejemplo
la respuesta de la metropolitana sería una respuesta fiscal. ¿Podría crearse un
impuesto específico sobre la seguridad en la CABA ? ¿De hecho esto no pasa cuando se abonan por
servicios particulares de policías que se instalan a hacer servicios en sus
supuestas horas extras? En este sentido entendemos que un negocio puede tener
fácilmente una preferencia sobre un particular que transite por la calle o
tenga una casa simplemente porque este paga y el otro no.
¿Cómo se
llega a esta conclusión? la respuesta es sencilla, se trata en primer lugar de
un emprendimiento capitalista sencillo, lo primero que se debe entender es
quién debe pagar el costo inicial, como en el caso de trenes y autopistas, la
burguesía nacional argentina cree que debe tratarse del Estado, y esto es
justamente porque allí se basa el mayor riesgo, es más sencillo para la
seguridad privada poner un guarida en cada edificio de departamentos de un
barrio como Palermo que militarizar las villas de toda la capital, y si esto se
lleva a todo el país la distorsión es mayor. Cuando se considera esto, la
lógica de la privatización es esencial, primero porque como se instala un peaje
en una ruta para mantenerla, el suplemento del gasto a la militarización de los
barrios más pobres es el servicio extra que da la seguridad privada. Porque
esta tiene menos riesgo de perdida, esta puede ser ofertada en una forma
sencilla y amigable. Ahora bien, ¿por qué no pensar acaso esta nueva fuerza de
seguridad está sujeta a órdenes y planes generales como los de los fuerzas de
seguridad? La respuesta es no, son auxiliares pagos, que en muchos casos
vigilan, supervisan amplían los ojos, de las fuerzas públicas, cuando se arman,
operan si como parte de una lógica propia de las fuerzas públicas ya que sólo tienen
que rendir cuentas ante sus propios “contratistas o jefes” en este sentido no
es muy distinto defender un campo en la Patagonia propiedad de un extranjero o defender
un country. De hecho en Argentina hay una clara puja entre estos factores de
poder estatistas y privados, la compra de armas, en relación al poder
adquisitivo es claro que reforzaría a este sistema pero no llevaría a la misma
clase de inversiones, en este sentido no es lo mismo que lo privado refuerza y
perfeccione la seguridad en la propiedad privada que en el espacio público. El
problema de la corruptibilidad de la policía es reemplazado bajo pena de una
desprotección general. ¿Cuál sería esta otra motivación? La primera razón es
sencilla, si el Estado es en suma un gran “re-asignador” de recursos, la
seguridad no es ajena a ellos. Podemos entender esto claramente en otros
servicios, el subsidio a la escuela pública es una base sobre la cual el poder
adquisitivo puede construir la escuela que quiera, en este sentido, Argentina,
en todas sus formas lleva a una situación similar, desaparece el derecho
universal a la seguridad, tránsito y vida y aparecen asignaciones de recursos
que ponen precio al tránsito, la vida, y la “seguridad”. La seguridad que no se
puede pagar no existe, en este sentido es ilusorio pensar que la lógica en
torno a una lucrativa situación cambie sólo porque cambie de delito. Sí por eso
mismo cada fuerza política debe buscar la manera de financiar sus propias
fuerzas, incluso crearlas de ser necesario es decir agregarlas, sumarlas, crear
comandos especiales, por ejemplo para “delitos más peligrosos”, y dejar a los
policías rasos ser lo que son empleados de la base. En este sentido podemos
entender, a) el modelo del siglo XXI de una sociedad de seguridad lleva a una
sofisticación de las fuerzas de seguridad, en esto compiten privados y público,
en sentido amplio toda administración sobre la base del costo beneficio. B) La
tecnología que tiene que ver con la seguridad se deriva de tres partes, a) la
identificación, b) la represión, c) la prevención.
A)
La identificación sirve tanto para castigar como para
proteger, no hay que proteger con el mismo celo a quien no va ser tenido en
cuenta en la misma forma, mientras que hay que castigar a quién en la práctica
no pueda defenderse. Ya que incluso en caso de error, este sería más fácil de
saldar. Es decir que el Estado prevé promedios, entre víctimas y victimarios
por parte de los delincuentes y víctimas y victimarios por parte del Estado. La
muerte de personas que no tienen que ver con los delitos, y que son muertas
“colateralmente” sí replican la naturaleza de la guerra, estas víctimas deben
ser vistas como el menor de los problemas y como la gestión más sencilla de
resolver. Un estado capaz de saldar en su favor, el beneficio de la duda, es un
Estado que puede reprimir lo que valga la pena, y buscar la compensación
económica de quienes inflijan la ley y puedan pagar la diferencia, esto puede
ser por una compensación directa al estado o por medio de costosos procesos
judiciales que demuestren su inocencia cuántas veces sea necesario.
B) La represión es una de las
formas más importantes de mostrar la técnica de la seguridad, ¿qué armas debe
tener el policía?, ¿debe matar o debe lastimar?- a esta pregunta se deriva una
segunda, ¿qué habilidades debe tener un policía? ¿Debe ser un maestro en el
combate mano a mano, armas blancas, armas de fuego, hidrantes, gases? En este
sentido se va una gran parte del costo del policía en sí mismo, un policía que
sólo mata a quién debe matar es mucho más caro que un policía que mata. El
primero es una muestra del modelo de seguridad, mientras que el segundo hace
posible la duda sobre si es necesaria su “innecesaria proliferación”. Esta pregunta o ecuación entre la violencia
de la policía y la violencia de los “delincuentes”- esta cuestión nuevamente se
resuelve geográficamente, la violencia se puede poner en términos de valor de
la vida. El riesgo se resuelve geográficamente, la violencia en la periferia,
resuelve, y distiende la sobre carga de recursos represivos consagrados a las áreas
más importantes en cuanto a recursos económicos.
C) La
prevención sin lugar a dudas es la búsqueda de apoyo de la sociedad en general,
clases altas, medias y bajas. La parte activa de los que gratuitamente avisan,
denuncian, y trabajan por una tercera red. La red que se trata de detectar
anomalías que se perderían a una burocracia enorme.
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